¿Por qué no ha habido un solo día en España sin electricidad de centrales de carbón?

Por sexto mes consecutivo, sigue hundida la producción de las centrales de carbón españolas, las instalaciones más sucias para generar energía eléctrica, lo que está notándose en las emisiones que causan el cambio climático. Según los datos de Red Eléctrica (REE), en agosto bajó casi una cuarta parte (23,7%) el CO emitido por el sistema eléctrico del país respecto al mismo periodo de 2018.

Teniendo en cuenta que las plantas de carbón suman en este momento una potencia instalada de 9,6 GW y que en agosto generaron 599 GWh, esto significa que produjeron electricidad tan solo 62 horas de media en todo el mes. De hecho, el pasado mes, el carbón aportó un exiguo 2,7% de toda la electricidad del país.

¿Qué es lo que ha hecho prácticamente parar a las centrales de carbón?

La explicación más extendida de la casi parada del carbón es la subida del precio del CO: después de muchos años por los suelos, la subida del precio de los derechos necesarios para emitir CO en la UE estaría provocando que estas instalaciones dejasen de ser competitivas económicamente frente a otras tecnologías como el gas. Sin embargo, como asegura Francisco Valverde, analista del mercado eléctrico, esto no justifica por sí solo lo que está ocurriendo. “Además del CO2, el precio del carbón ha estado alto, mientras que el del gas ha caído en picado”, asegura este especialista, que hace unos días mostraba en Twitter varios gráficos explicando esta coincidencia de factores.

¿Esto significa entonces que el precio del CO2 todavía no es suficiente alto para sacar realmente al carbón del sistema eléctrico?

Esto es lo que opina Pedro Linares, profesor de la Universidad Pontificia Comillas-ICAI, que considera que el precio actual de alrededor de 25 euros la tonelada de CO2 no puede parar todavía por sí solo estas centrales de forma definitiva. “Soy escéptico, cuando nosotros nos hemos puesto a hacer cuentas sale que para echar al carbón de verdad el precio del CO tiene que estar a 40 euros”.

Según este experto, la actual caída de la producción de las centrales de carbón –y la consiguiente bajada de las emisiones que causan el cambio climático– es una situación meramente coyuntural, por lo que espera que tarde o temprano vuelvan a subir las emisiones. “Bajan y suben sin que realmente estén respondiendo a unas políticas determinadas, sino porque llueve o no, o porque cambian los precios. No es que se esté descarbonizando”, afirma.

¿Por qué a pesar de generar electricidad tan pocas horas, no ha habido todavía un solo día sin producción de carbón?

A diferencia del Reino Unido, donde cada cierto tiempo se convierte en noticia un nuevo récord de días sin producir electricidad con carbón, el operador del sistema REE no tiene constancia de que esto haya ocurrido nunca en España. E incluso en estos seis meses en los que se ha hundido la producción, no ha habido un solo día en el que no se haya registrado alguna cantidad de electricidad generada con carbón. Como mucho, hay algunas jornadas desde el desplome en marzo que llega a marcar 10 GWh, pero nunca baja de este mínimo. ¿Por qué?

“No existe ninguna normativa que fije un mínimo de producción de carbón”, comentan desde REE. “La razón de que la producción de carbón nunca baje en España de 10 GWh se debe a que existen problemas de sobrecarga en la red de distribución del norte del país que deben ser solventados con la fuente de energía más cercana y esa fuente es de carbón. Si en la zona donde está el problema hubiese ciclo combinado o hidráulica podrían también utilizarse. En esta situación concreta, el carbón se utiliza por su cercanía al foco del problema”, comenta el operador del sistema, que asegura que no puede dar más detalles por exigencias de confidencialidad de los procedimientos de operación.

¿Hasta qué punto están bajando las emisiones de CO2 con el desplome del carbón?

En 2018, el conjunto de las emisiones anuales de CO en España se situó en torno a los 330 millones de toneladas. Y ese mismo año, de enero a septiembre, las centrales de carbón habían generado ellas solas 21,6 millones de toneladas de CO2, siendo por ello las principales responsables de las 39,8 millones de toneladas de CO del conjunto del sistema eléctrico en esos meses.

En comparación, este año las plantas de carbón llevan en el mismo periodo de tiempo 9,6 millones de toneladas (un 55,5% menos), habiendo bajado hasta ahora las emisiones totales del sistema eléctrico a 34,5 millones de toneladas (un 13% menos), siempre según datos de REE.

Siendo un descenso significativo –mas en un año seco como este con poca producción hidráulica–, no han desaparecido por completo las emisiones que han dejado de producir las centrales de carbón, sino que han sido sustituidas en parte por las de centrales de gas. Este tipo de instalaciones de ciclo combinado emiten cerca de la mitad que las de carbón, pero siguen generando CO. De hecho, en lo que va de año, las plantas de gas han lanzado a la atmósfera 13,8 millones de toneladas de CO.

¿Cómo afrontan el desplome de la producción las plantas de carbón?

La semana pasada, La Voz de Galicia contaba que Endesa está probando distintas opciones para bajar los costes de producción de su central de carbón en As Pontes y contrarrestar así los precios altos del CO que están provocando su paralización. Entre otras medidas, el periódico gallego asegura que la eléctrica está ensayando combustibles complementarios al carbón, entre ellos residuos vegetales (como huesos de aceitunas, cáscaras de cereales o pellets de biomasa) o lodos procedentes de depuradoras.

¿Es posible garantizar un precio del CO2 alto que propicie la sustitución de las centrales de carbón?

Hasta ahora, la tonelada de CO del mercado de emisiones europeo ha estado casi siempre en precios demasiado bajos. Sin embargo, como incide Xavier Labandeira, catedrático de la Universidad de Vigo y experto en impuestos ambientales, una forma de conseguir que generar CO sean tan costoso que salga a cuenta sustituir las centrales del carbón es aplicando un suelo fiscal para el carbono en el país. Esto consistiría en la introducción de un impuesto a los combustibles fósiles que se añadiría a precio del mercado de emisiones europeo para garantizar el mantenimiento de un coste alto. “Sería posible echar al carbón del sistema sin prohibiciones”, recalca este economista.

¿Qué tiene que ver un Brexit duro con el precio de la tonelada de CO2?

Una de las consecuencias negativas que puede tener un Brexit duro sin acuerdo entre el Reino Unido y la UE podría ser la caída del precio del CO, con su consiguiente impacto en la generación de emisiones. Como explica Francisco Valverde, “si los británicos se van de forma brusca, tienen unos derechos de emisión que pueden querer vender, lo que repercutiría en el precio del mercado europeo”.

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