Solo dos países del mundo han presentado hasta hora compromisos consistentes con el objetivo de evitar un aumento de la temperatura media del planeta de 1,5 °C: Gambia y Marruecos. Así lo estima The Climate Action Tracker (CAT), una entidad independiente que analiza los progresos de los diferentes países en la lucha contra el calentamiento global.
El Acuerdo de París de 2015 fijó como uno de sus objetivos “mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático”.
De forma más reciente, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) presentó el pasado octubre su informe específico sobre los impactos de un aumento de 1,5 °C, algo que con el ritmo de emisiones actuales podría ocurrir entre los años 2030 y 2052. Este trabajo afirma que para evitar que la temperatura media del planeta no supere el límite de 1,5 °C hacen falta cambios sin precedentes, pero también incide en las graves consecuencias que podrían evitarse para el medio ambiente, la pobreza o las desigualdades.
En este contexto, al arranque de la Cumbre Mundial del Clima de Katowice (la COP24) solo Marruecos y la diminuta Gambia están pintados de verde en el mapa de compromisos climáticos de CAT. Otros cinco países –Bután, Costa Rica, Etiopía, India y Filipinas– aparecen de color amarillo por estar en la senda de cumplir el límite de 2 °C. Todos los demás países están lejos de los objetivos fijados por el Acuerdo de París: La Unión Europa figura entre los países cuyos compromisos nos acercan a un aumento de 3 °C, China está en el grupo de los que nos sitúan cerca de los 4 °C y EEUU aparece entre los que nos arrastran a un planeta todavía más caliente, por encima de los 4 °C, siempre según las estimaciones de The Climate Action Tracker.
Obviamente, no son iguales los esfuerzos que debe hacer cada nación para colocarse en la senda de evitar un aumento de 1,5 °C. Los países más ricos que más se han beneficiado hasta ahora del uso de los combustibles fósiles deben realizar reducciones mucho más importantes y complejas, mientras que a otras naciones en desarrollo lo que se les pide es una limitación en el crecimiento de sus emisiones. No obstante, no deja de llamar la atención que sean naciones africanas sin apenas responsabilidad en el problema del calentamiento global las que encabecen el ranking de compromisos de CAT. De hecho, Marruecos y Gambia han presentado de forma voluntaria compromisos sólidos para limitar sus emisiones incluso sin condiciones, es decir, aunque no reciban ayuda de la comunidad internacional.
“Marruecos es actualmente dependiente de la generación eléctrica con carbón, pero ha establecido un objetivo para alcanzar un 52% de energías renovables en 2030. Ha definido de forma clara planes para diferentes fuentes renovables, como la solar, la eólica o la hidráulica”, incide Leonardo Nascimento, analista de políticas climáticas de NewClimate Institute, una de las organizaciones que componen CAT. “Tanto Marruecos como Gambia han definido compromisos sin condiciones compatibles con los objetivos de París, están mostrando al resto de países del mundo que es posible establecer y alcanzar objetivos ambiciosos”.
Con todo, este analista también recalca el papel que están teniendo otros países en desarrollo con una población considerablemente más alta y una mayor demanda energética. “Creo que estos dos países son grandes ejemplos, pero no deben eclipsar el trabajo de otros como India”, destaca Nascimiento. “India ha presentado compromisos compatibles con el objetivo de 2 °C, pero está actualmente en un camino de políticas mucho más ambiciosas”.
Claro que todo esto servirá de poco si no aumentan sus compromisos todos los demás. En especial, los principales emisores de gases de efecto invernadero del planeta: China (el mayor emisor del planeta) y el EEUU de Trump (el segundo), dos de los países con unos compromisos más alejados de los objetivos de 2 °C y 1,5 °C.
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