Barbijaputa es el seudónimo de la articulista que encontrarás bajo estas líneas. Si decides seguir leyendo darás con artículos y podcasts sobre el único feminismo sensato que existe: el radical.
Libertad de expresión no es salir en televisión
Ante la posibilidad de que las televisiones den espacio a 'la manada' tras su puesta en libertad provisional, el feminismo se ha puesto manos a la obra para organizar boicots a aquellos programas y marcas lo que patrocinen. En consecuencia, ha surgido un debate sobre el derecho de 'la manada' a la libertad de expresión.
No surgió este debate con la madre del Cuco, y el boicot fue tan unánime que el programa que le dio espacio (La Noria) desapareció para siempre. En el resto de casos, como por ejemplo el del asesino de Nagore (ya en libertad) o El Chicle y su mujer, el debate no ha hecho ni falta porque directamente no saltó la liebre de que algunas teles podrían estar preparándole entrevistas. La diferencia entre la víctima de 'la manada' y las del resto de casos es la misma de siempre: una sobrevivió y las otras no. Hay que morirse para que a muchos no se les llene la boca con el derecho a la libertad de expresión de los condenados, para que no defiendan que tus asesinos, tus agresores o tus violadores, pobres, tienen derecho a su espacio en prime-time. Porque la libertad de expresión al parecer es eso: salir en la tele, previo pago si hace falta.
Ninguno de estos defensores de la libertad de expresión tiene en cuenta que 'la manada' está condenada a 9 años de cárcel, que está libre aun así por nuestras calles, y que la única prohibición que tiene es la de ir a la ciudad de su víctima o comunicarse con ella. De momento ya tienen más libertad de movimiento los condenados que la víctima. Mientras unos hablan del derecho a expresarse de cinco condenados a nueve años de cárcel, la víctima de esos condenados está denunciando amenazas, porque que ellos tengan prohibición de comunicarse con ella no significa que lo tengan sus aliados, que son muchos repartidos por todo el país. Y también, mientras hablamos de la, al parecer, vital necesidad de que estos delincuentes se expresen, ya hay nuevas manadas replicando a sus ídolos.
Pero centrémonos en lo importante, no hablemos de cosas secundarias como que ella pueda estar viviendo con miedo a salir no sólo de Madrid, sino de su casa. No nos pongamos tremendistas con la idea de que ella padece, según informe médico, trastorno de estrés postraumático, con 18 años. No tengamos en cuenta que sus datos han sido filtrados por foros y medios, además de capturas de pantalla de un vídeo que estaba bajo custodio judicial. No señalemos ahora que la Justicia no ha movido aún un dedo por depurar responsabilidades, porque es el momento de hablar de la libertad de expresión de cinco condenados. Pero no de condenados por asesinato, a ésos no queremos oírlos. Queremos oír a los sanotes de 'la manada', parece que tienen mucho que decir, quizás quieran explicarnos por qué robaron a su víctima después de abusar de ella. Mucha gente está deseando perdonarles hasta el robo que han confesado, porque el resto de delitos no hay que perdonarlos: no pasaron.
Obviando todo el contexto y centrándonos puramente en el debate sobre libertad de expresión, lo cierto es que libertad de expresión no es salir en la tele. Esto lo sabemos todos, y lo sabemos porque la mayoría no hemos salido en nuestra vida, ni necesidad tenemos.
Supuestamente el periodismo debe informar, formar y entretener. ¿Dónde encaja ahí una entrevista a 'la manada'? ¿En la parte de entretenimiento? ¿en la de formación? No creo que nadie apueste por esas dos. Más bien muchos dirán que se puede clasificar perfectamente como información. Pero resulta que el abogado de 'la manada' ya se ha hecho la turné por todos los medios habidos y por haber, la información por parte de los condenados ya la tenemos: que ellos no violaron, que ellos no abusaron, que ella quería todo lo que le paso y más, que le robaron, sí, pero fue un error. La información ya la tenemos.
Creo que tanto las detractoras del concepto “entrevista a 'la manada'” como sus defensores sabemos perfectamente que aquí no se está hablando de libertad de expresión, ni tampoco de un trabajo periodístico. Aquí se está, simplemente, deseando que cinco condenados por abuso y robo tengan o no tengan la oportunidad de venderse como chicos estupendos que no han hecho nada malo, y de evitar o permitir que la víctima, además de no salir de su ciudad, apague también la tele y la radio. Lo que realmente subyace de este falso debate sobre la libertad de expresión es la misoginia interiorizada que late en nuestra sociedad. Un debate que parece legítimo para muchos a pesar de que los condenados tienen la prohibición de comunicarse con su víctima, y por lo tanto no deberían tener siquiera la oportunidad de lanzar un mensaje velado a la misma por antena. Si tienen la prohibición, además, de entrar en la Comunidad de Madrid, debería incluirse el colarse en todas las casas madrileñas a través de la pantalla.
Pero toda lógica es y será siempre machacada d una sociedad machista que no cree a las víctimas porque sobrevivieron.
Escucha el último programa de Radiojaputa
Cada lunes, un nueva entrega del podcast de Barbijaputa, en eldiario.es
Ante la posibilidad de que las televisiones den espacio a 'la manada' tras su puesta en libertad provisional, el feminismo se ha puesto manos a la obra para organizar boicots a aquellos programas y marcas lo que patrocinen. En consecuencia, ha surgido un debate sobre el derecho de 'la manada' a la libertad de expresión.
No surgió este debate con la madre del Cuco, y el boicot fue tan unánime que el programa que le dio espacio (La Noria) desapareció para siempre. En el resto de casos, como por ejemplo el del asesino de Nagore (ya en libertad) o El Chicle y su mujer, el debate no ha hecho ni falta porque directamente no saltó la liebre de que algunas teles podrían estar preparándole entrevistas. La diferencia entre la víctima de 'la manada' y las del resto de casos es la misma de siempre: una sobrevivió y las otras no. Hay que morirse para que a muchos no se les llene la boca con el derecho a la libertad de expresión de los condenados, para que no defiendan que tus asesinos, tus agresores o tus violadores, pobres, tienen derecho a su espacio en prime-time. Porque la libertad de expresión al parecer es eso: salir en la tele, previo pago si hace falta.