En una entrevista le pregunté a Lothar Baungarten, un artista conceptual que explora los diferentes sistemas culturales y sus nociones sobre el espacio y el tiempo, qué aprendizaje destacaría de su experiencia durante los dieciocho meses que convivió con una tribu de yanomamis en la selva amazónica.
Me contestó que aprendió a trabajar cuatro horas al día, para subsistir, buscar alimento, refugio, y construir herramientas, dedicando el resto del tiempo a socializar, jugar y descansar. Desde entonces lo aplica a su vida. A mí me pareció una fórmula genial, y aunque no es fácil en nuestra sociedad, desde entonces estoy implementando modelos de gestión del tiempo para poder acercarme a ella.
El día tiene 24 horas, pero para algunos parece que ese tiempo se estira como un chicle y son capaces de realizar un montón de actividades, mientras otros viven angustiados y estresados con la sensación de que el tiempo se les escapa de las manos.
Eckhart Tolle, el autor de El poder del Ahora, habla del tiempo del reloj, el de los asuntos prácticos, y del tiempo psicológico, que es la identificación del pasado y la continua proyección con el futuro, el tiempo donde continuamente nos alojamos, desviándonos del momento presente que es en realidad el único del que disponemos. El tiempo es vida, y la vida es ahora.
Por eso aconsejo retirar de nuestras conversaciones la frase “no tengo tiempo”, porque en el fondo lo que estamos comunicando es que no tenemos vida.
Hay algo sobre lo que es importante reflexionar. Estar ocupado no significa ser efectivo. Y de hecho, los españoles somos los europeos que más horas dedicamos al trabajo, y sin embargo somos uno de los países menos productivos.
Una de las causas más frecuentes de estrés es la mala gestión del tiempo. Te propongo desde aquí algunos hábitos saludables que puedes implementar para gestionar bien tu tiempo, aumentar la eficacia y alcanzar así mayor bienestar.
Ordena y organiza.- A veces perdemos mucho tiempo buscando un documento, o un email necesarios para nuestra actividad, por eso clasificar y guardar en diferentes carpetas, tanto en las físicas, como en las de tu ordenador, facilita bastante la labor. Dedica también un día a la semana a revisar las cartas y el correo electrónico para deshacerte de los documentos y papeles que ya no necesites, y así no almacenar cosas innecesarias. El desorden te roba tiempo, el orden te proporciona mayor tranquilidad, claridad mental y eficacia en el trabajo.
Planifica la semana.- El domingo por la tarde o el lunes a primera hora, puedes planificar escribiendo en tu agenda todos los objetivos que te marques para la semana y subdividirlo en acciones para cada día. Tenemos una tendencia a acumular obligaciones y querer hacer demasiadas cosas. Siempre hay imprevistos y temas urgentes que tienes que resolver que te sacan del plan trazado, por eso es mejor marcarte tan sólo dos o tres tareas al día. Más vale enfocarse en la calidad que en la cantidad.
Haz lista de tareas pendientes.- Dentro de los objetivos que nos marquemos en la semana, deberíamos hacer una lista con todos los temas pendientes que son necesarios realizar. Cuando los escribimos en un papel, nos damos cuenta de que no son tantos y el ir tachándolos de la lista a medida que los vamos realizando nos alivia y llena de satisfacción. Postergar acciones que inevitablemente deben atenderse, es fuente de mucho estrés.
Asigna horarios para cada cosa.- No todos funcionamos con los mismos horarios. Cada uno tiene su ritmo. Para aprovechar bien el tiempo debemos conocer cuáles son las franjas donde rendimos más y aquellas donde somos menos eficaces, dedicando las primeras a las tareas que requieren mayor concentración y las segundas a las acciones más sencillas.
Desconecta para concentrarte mejor.- Las interrupciones son incompatibles con una eficaz gestión del tiempo. El ingeniero de la Agencia Espacial Europea Félix Torán nos habla en su libro El tiempo en tus manos de los ladrones de tiempo y energía. Las redes sociales, ciertas llamadas telefónicas, reuniones interminables e inútiles, los mensajes, los chats, los correos… Desde hace tiempo funciono con el temporizador de mi móvil. Lo dejo en modo avión y me programo una hora para concentrarme en una tarea concreta proponiéndome no distraerme con nada ajeno a lo que estoy ejecutando. Cuando suena la alarma, dedico cinco o 10 minutos, si se requieren, a revisar las llamadas o mensajes que he recibido mientras estaba trabajando y contesto si es importante y urgente. A lo largo del día uso varias veces el temporizador.
Descansa.- Es fundamental tener espacios de 15 o 20 minutos cada dos horas para relajarte, respirar, caminar, hacer algún estiramiento, y olvidarte momentáneamente del trabajo para despejar la mente. Y por supuesto para mí el ejercicio diario, la meditación, los buenos alimentos y el descanso reparador, son primordiales para rendir a tope cada día.