Hola.
¿Cómo lo llevas? Venga, que ya queda menos. ¡Buenos días!
Anoche, durante un rato al menos, el milagro pareció posible. Los jueces del Tribunal Constitucional se volvieron a reunir de urgencia porque tenían dos papeles nuevos encima de la mesa que les pedían rectificar su decisión de prohibir la tramitación de la ley que debe renovarles.
Esos papeles eran, primero, un recurso del equipo jurídico del Senado diciendo ‘eh, que tengo derecho a votar, déjame votar’. Y segundo, más importante aún, una petición de la Fiscalía diciendo que hay dos magistrados ahí que no deberían estar votando porque su puesto de trabajo está en juego. Si te estás volviendo a liar con todo esto, acuérdate de que tienes dos podcasts explicándolo bien con detalle.
Bueno, pues después de ese leve halo de esperanza, la noche terminó oscura de nuevo. El Tribunal Constitucional ha vuelto a ratificar su decisión: el parlamento no puede votar una ley para movernos de aquí, aunque llevemos meses de retraso en salir. Y de lo que dice la Fiscalía, pasan.
Estamos tan concentrados mirando fijamente al Tribunal Constitucional que a veces puede parecernos que esto es una crisis focalizada ahí dentro. Pero no. Esto es una operación de bloqueo mucho más profunda. Hasta Feijóo parece una pieza más de un poder conservador con pánico a la izquierda, que no quiere entregarle lo que por las urnas ha ganado. El presidente del PP tiene que jugar a ese juego si quiere llegar vivo a las elecciones de 2023, para las que el CIS le da este mes más esperanzas, y en ello está. Se aferra al bloqueo y se aplaude por haber boicoteado la renovación. Mientras siga en la línea dura, tendrá el apoyo de los medios y parece que algo más: las asociaciones de policías y guardias civiles han anunciado movilizaciones tras reunirse con él.
Sabemos que hay cosas que no suenan igual si las dice un hombre que si las dice una mujer. Y la ultraderecha del siglo XXI está retorciendo esa realidad a su favor: ponen en primera línea de su batalla contra el feminismo… a mujeres. Hoy en el podcast, analizamos por qué.
Es terrible ver lo que los talibanes están haciendo en Afganistán. Desde ayer, las mujeres no pueden ir a la universidad. Ya se había prohibido la educación para las niñas en infantil, en el colegio y en el instituto, y ayer había seguridad en las universidad para decirles a las estudiantes que ya no podían entrar. Ha habido algunas protestas y compañeros hombres que han decidido abandonar las clases. Puedes leerlo aquí. Al país le queda un futuro sin mujeres con ingresos propios, totalmente dependientes del marido también en lo laboral.
Más le vale a EEUU tener un plan para Ucrania mejor que el que tenía para Afganistán. Washington se ha convertido, no ahora, sino al menos en la última década, en el padrino internacional de un país tensado por la lucha geopolítica entre Occidente y Rusia. Por primera vez desde que empezó la guerra, el presidente ucraniano Zelenski ha salido de su país, y ha sido para visitar la Casa Blanca.
Joe Biden ha comprometido 1.850 millones de dólares más en ayuda militar y una batería de misiles de defensa antiaérea para derribar naves, proyectiles y drones rusos. Zelenski ha entregado a Biden la medalla militar de uno de los soldados ucranianos que sirven en el frente en el Donbás.
Hasta aquí llegamos por hoy.
Un abrazo,
Juanlu.
Hola.
¿Cómo lo llevas? Venga, que ya queda menos. ¡Buenos días!