Hola.
Agarra un café o una tila, no sé, y vamos al lío. Buenos días.
Un día para la historia
Pase lo que pase, hoy será un día para la historia. Porque puede determinar los próximos años, porque en todo caso cómo vamos a olvidar estos días tan extraños. Pedro Sánchez anunciará hoy si dimite como presidente del Gobierno o sigue adelante después de las cinco jornadas de reflexión que se dio el miércoles. A esta hora no sabemos ni cómo ni dónde ni a qué hora hará el anuncio. Desde el mismo miércoles, Sánchez no ha vuelto a aparecer ni a trasladar ningún mensaje público a través de su equipo. Sabemos que ha estado atento a lo que ha ido pasando durante el fin de semana, sabemos que está conectado y responde a gente cercana. Pero no sabemos qué va a hacer.
Lo que sí podemos contarte es que las sensaciones en el resto del Gobierno y el PSOE son de que es probable que dimita. A mí me cuesta creerlo, pero es lo que nos cuentan. En Ferraz y Moncloa se preparan por si hay que activar la investidura de otra persona, evitando a toda costa la convocatoria de nuevas elecciones. La elegida más probable sería María Jesús Montero, aunque a Zapatero se le menciona todo el rato. Ya veremos.
Durante este fin de semana de larga espera, hemos tenido de todo. Hemos visto una enorme concentración de militantes del PSOE en Ferraz para dar su apoyo al secretario general después de un Comité Federal convertido en un acto de solidaridad con el jefe ausente. El momento en el que la calle cantaba “Quédate” de Quevedo y Bizarrap queda para el recuerdo. Hemos visto otra concentración más pequeña el domingo, ya sin siglas, convocada “por amor a la democracia”. Y también hemos visto a gente de izquierdas expresar su escepticismo, su incomodidad durante estas estas horas de desconcierto absoluto que se han tornado en una aclamación personalísima del presidente retroalimentada por la pasión de Internet por los dramas.
Pero con todos los matices de cada uno, yo diría que la reacción pública de la izquierda política, cultural, periodística y hasta internacional ha sido bastante unánime en lo básico, una postura que yo sintetizaría así: Pedro Sánchez lleva razón en su denuncia contra la ultraderecha, pero debe quedarse y eso debe ser compatible con algún tipo de reacción política y social contra los bulos, la intoxicación interesada y las campañas judiciales sin fundamento. Ignacio Escolar lo decía en su último boletín: “¿Merece la pena todo esto? La pregunta que se hace Pedro Sánchez es pertinente y sincera. No conozco a ninguna persona honesta que esté o haya pasado por la política y que no se lo haya planteado”.
Hoy en el podcast nos remontamos unos años, los años que nos han llevado hasta aquí. Por dar contexto y por hacer justicia. Y por centrar el asunto: lo que le ha pasado a Pedro Sánchez y a Begoña Gómez no es solo importante porque le pase a ellos, es importante porque como a ellos les ha pasado a muchos otros y seguirá pasando (con dimisión o no) si la sociedad no encuentra soluciones. No es un caso injusto puntual. Es un método sistemático de ataque de la ultraderecha contra la izquierda en el poder. Está de moda decir que todo esto es culpa de la polarización. Polarización sería si ambas tensaran la cuerda en igualdad de condiciones. Lo que vemos se llama guerra sucia, y uno de los bandos tiene más armas, más dinero y más permiso para arrasar con todo lo que quiera.
Que no se te pase
- Qué nos están haciendo. La ciencia moderna busca explicaciones a un problema universal: qué le hacen los teléfonos móviles y las redes sociales a nuestro cerebro. Qué le hacen a la salud mental de los jóvenes, entre los que se disparan la ansiedad y la depresión. Y no es tan sencillo.
- Morir con dolor. Mientras en las sociedades más desarrolladas se abre paso una epidemia de calmantes y opioides, los medicamentos básicos para morir sin dolor escasean para el 85% de las personas que los necesitan. En EEUU mueren de sobredosis, mientras que en África fallecen sin ellos quienes sí los necesitan. Este reportaje.
- Ladrillo y mezcal. Te cuentan mis compañeros de Economía la historia de los Guillermo Prieto, una familia mexicana que se ha enriquecido embotellando Coca-Cola y con la venta de mezcal. Su dinero ha desembarcado en Madrid, donde son caseros de Zara, Caixabank y mucho más.
Cosas que no sabía
- No conocía la historia del mayo del 68 en la Universidad de Columbia de Nueva York, la misma en la que ahora se acampa por Gaza. Unas semanas antes del estallido parisino que conocemos todos como epicentro de las protestas universitarias en Francia de 1968, la policía estadounidense entró a cargar contra un numeroso grupo de estudiantes pacifistas en Columbia. La siguiente semana ocuparon cinco edificios del campus. Aquí la historia completa.
- No conocía tampoco la historia de cómo el Bella Ciao se convirtió en un himno político de la izquierda italiana. El origen de la canción partisana no está claro, pero hubo un concierto de 1964 que la marcó para siempre. Un humilde grupo de folk de izquierdas actúa en un festival en presencia de cierta aristocracia. El contenido de las canciones escandaliza al personal y a partir de ahí hay todo tipo de versiones sobre lo que sucedió, bombas y militares llorando incluidos, lo que disparó el mito del Bella Ciao.
- No sabía lo que es el ‘arabizi’, un alfabeto informal que usan los jóvenes hablantes de árabe en chats u ordenadores que no aceptan los caracteres de su idioma. Aunque tienen que usar las letras latinas, introducen algunos caracteres que evocan a sus letras. Usan por ejemplo el número 7 para la letra Ø, así que 'hola' sería 'mar7aba' en vez de 'marhaba'. Aquí más ejemplos.
En un rato sabremos más. Mañana lo comentamos.
Un abrazo,
Juanlu.