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9 de noviembre de 2024 08:43 h

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Hola. ¿Cómo estás? En la redacción seguimos desolados por la terrible situación que se vive en Valencia. Más de doscientas víctimas. Cientos de miles de afectados. Y un país entero que se pregunta qué falló: qué ocurrió el martes 29 de octubre, cuando una riada nos arrasó.

El resumen es corto: es difícil hacerlo peor. Cuantos más detalles conocemos del día de la tragedia de Valencia, más evidente resulta la incompetencia del Consell de Carlos Mazón. El president de la Generalitat Valenciana no estuvo a la altura. Vivió ajeno a su responsabilidad. Retrasó la toma de decisiones. Escogió mal sus prioridades. Llegó tarde a la reunión más importante de ese día –tal vez la más importante de su vida– y delegó en una consellera tan negligente como él.

Los valencianos merecen al menos una explicación por parte de un político que lleva once días escondiéndose, mintiendo, intentando repartir sus culpas y lanzando fango a los demás. 

Hay muchas claves en esta crisis que es necesario repasar. Pero los momentos más importantes de esta historia son solo dos: 7:36 y 20:12 del martes 29 de octubre.

A las 7:36 de la mañana, el servicio de meteorología de la AEMET decretó la alerta roja en Valencia: la más grave que existe. No hay ninguna superior. Hubo quien hizo su trabajo: la Universidad, que cerró las aulas; o la Diputación de Valencia, que mandó a todos sus trabajadores a casa. Hubo quien no. La Generalitat no trasladó esa alerta a los teléfonos móviles de los valencianos hasta las 20:12, cuando ya era demasiado tarde.

Es evidente que Carlos Mazón y su consellera responsable de las emergencias, Salomé Pradas, han sido después conscientes de su negligente gestión. Por eso están mintiendo sobre los pasos que dieron, sobre las decisiones que tomaron, sobre lo que realmente hicieron entre las 7:36 y las 20:12 de ese terrible 29 de octubre. Un martes negro, que recordaremos como uno de los días más trágicos de nuestra historia. 

Aún no sabemos todo lo que ocurrió en esa horas. Han cambiado varias veces de versión. Pero el repaso de ese día ya es bastante clarificador.

La mañana de Mazón

8:53. Mazón pone un tuit pidiendo “prudencia en las carreteras”, retuiteando la alerta del 112 valenciano. A esa hora, al menos parecía consciente de la situación.

9:00. Mazón preside el pleno del Consell. Allí decide nombrar a Vicente Huet como nuevo director general de Interior: el ‘número tres’ de la consellería responsable de la gestión de las emergencias. ¿Su experiencia previa? Tal y como explicó la Generalitat, era un exalcalde experto en “festejos taurinos”, en los “bous al carrer”.

Ese puesto de director general de Interior estaba vacante desde hacía tres meses, desde que Vox rompió todos los gobiernos autonómicos con el PP. Al PP le importaba tan poco esta gestión que primero se lo cedieron a la extrema derecha y después se retrasaron un trimestre para nombrar a alguien allí. 

10:45. Carlos Mazón se va a recoger una suerte de premio: una certificación turística de Aenor. Y a las 12:00, presenta un plan de nuevas tecnologías con el conseller de Sanidad. La agenda del president sigue como si nada, como si fuera un día normal. A esa hora, la Universidad ya había cancelado todas sus clases.

13:14. El president de la Generalitat pone un tuit con una previsión meteorológica equivocada. En un mensaje institucional grabado en vídeo desde el Palau de la Generalitat, asegura que el temporal se desplaza “hacia la Serranía de Cuenca” y que “se espera que en torno a las 18:00 horas disminuya la intensidad”. 

Era una información errónea. Mazón interpretó de forma equivocada las previsiones de la AEMET. Es cierto que la agencia meteorológica estatal había fijado la duración de la alerta roja “al menos” hasta las 18:00, como también aseguró esa misma mañana la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bernabé. Pero sin descartar que siguiera después porque el tiempo era muy inestable, como la delegada también explicó. 

La AEMET nunca actualizó su pronóstico en el sentido que comunicó Mazón. Siguió prorrogando la alerta, y acertó. No fueron los meteorólogos quienes fallaron aquí. 

En ese mismo mensaje en vídeo, el president también asegura que no hay “alerta hidrológica”. Y lo hace 50 minutos después de que su propio Gobierno publicara lo contrario en redes.

Era tan grave el error que, esa misma noche, Mazón borró ese tuit.

13:30. Mazón se reúne con los sindicatos y la patronal para hablar de los próximos presupuestos. La reunión se alarga hasta pasadas las 14:30, cuando el president de la Generalitat se va a una comida, a la que llega poco antes de las 15:00.

La comida con la periodista

Primero dijeron que era una comida privada. Después que era de trabajo. Hoy sabemos que, en esas horas clave, Mazón estaba comiendo con una periodista, Maribel Vilaplana: una de las presentadoras más conocidas de Canal 9, de los años de Zaplana y Camps. Según aseguraron este viernes desde la Generalitat, Mazón eligió ese día para ofrecerle dirigir la actual televisión pública, À Punt. 

Esa televisión autonómica está regulada por una ley. Hasta hace unos meses, el equipo directivo era nombrado por medio de un concurso de méritos: decidía finalmente por mayoría cualificada un consejo rector elegido por las Corts. Se supone que el mandato del actual director general no termina hasta marzo de 2026.

El PP, con el apoyo de Vox, cambió esa ley para aumentar el control político de esa televisión. Este medio público dejará de ser una corporación para convertirse en una sociedad anónima. Pero incluso con esta nueva regulación, los nombramientos de los directivos los tendrá que decidir un consejo de administración: la selección no la hace el president en una “comida privada de trabajo”, como ahora la definen desde la Generalitat.

Ese encuentro entre Mazón y Vilaplana fue en el restaurante El Ventorro, a pocos minutos del Palau de la Generalitat. ¿La duración de esa comida? Ha cambiado bastante a lo largo de esta semana.

Desde la Generalitat primero dijeron que terminó antes de las 17:00. Y que a esa hora, Mazón estaba trabajando en su despacho, pendiente de la DANA.

Ahora reconocen que no. Según la periodista, duró hasta “pasadas las 17:00”. Según la Generalitat, acabó a las 18:00. La comida con la periodista se alargó así durante tres horas. No parece que Mazón tuviera prisa.

En ese momento de la tarde, varias localidades de la provincia de Valencia ya estaban inundadas. El caudal del barranco del Poyo, disparado. Había riesgo de rotura de una presa. Había varios desaparecidos. 

¿Y qué hizo el president de la Generalitat entre las 18:00 y las 19:30? Pues seguimos sin saberlo. Sus portavoces aseguran que estaba en su despacho, pendiente de la situación. Algo que también es extraño, porque se podría haber conectado a la reunión de emergencias de forma telemática –la mayoría asistía así–.

La consellera le llamó desde el gabinete de crisis a las 18:45, y entonces acudió. No está claro si antes no le pudo localizar. 

Mazón no llegó a la primera reunión del CECOPI (el Centro de Coordinación Operativa Integrada, donde se gestionan las emergencias) hasta las 19:30. “Hubo que explicarle los temas y retrasó bastante las decisiones”, asegura una de las personas que estaba allí.

Lo que hizo Mazón ese día no deja muy bien su gestión. Tampoco la de su consejera de Justicia e Interior, Salomé Pradas. Ella es la máxima responsable de las Emergencias en Valencia, tras Carlos Mazón. No parece que fuera consciente hasta ese mismo martes.

La consellera que no para de mentir

A lo largo de esa mañana, entre las 12:23 y las 14:00, la delegada del Gobierno en Valencia, Pilar Bernabé la telefoneó en tres ocasiones para ofrecer a la Unidad Militar de Emergencias. Por tres veces, Salomé Pradas lo rechazó. Y solo a las 14:33, cuando las riadas ya estaban subiendo, aceptó ese ofrecimiento, pero solo para una sola localidad: Utiel. A la cuarta llamada.

Esta semana, la consellera Salomé Pradas mintió. Aseguró que esa oferta de la UME nunca se había producido. Pero un vídeo grabado ese día por TVE la ha dejado en evidencia.

A las 15:30, ocho horas después de que la AEMET diera la alerta roja. Salomé Pradas convoca por fin la primera reunión del CECOPI por la DANA: para las cinco de la tarde. A buena parte de los asistentes no les llega el mail con la convocatoria hasta las 16:18. Es la reunión a la que Mazón se incorporó con dos horas y media de retraso. 

La mentira sobre la UME no ha sido la única en la que hemos pillado a Salomé Pradas. Este jueves, la consejera también aseguró que no sabía que existía ese sistema de alertas a teléfonos móviles, que no se enteró hasta las 20:00 de ese día, minutos antes de que se enviaran los mensajes, porque un técnico se lo contó.

Es falso. Un audio demuestra que mintió: que a las 19:15, en el CECOPI, ya se habló de enviar ese mensaje. Y otras fuentes aseguran a elDiario.es que el envío de la alerta se planteó por primera vez a las 18:00.

Había solo un problema: en ese momento, la consejera fue incapaz de asumir su responsabilidad. Y Mazón ni siquiera estaba allí. 

¿Qué habría pasado si ese mensaje se hubiera enviado a tiempo? ¿Cuántos destrozos y vidas humanas se podrían haber evitado?

Es una ley universal de la política española: a toda gran negligencia de la derecha, le sigue siempre una campaña de fango para eludir su responsabilidad. 

Como diría Steve Bannon, el gran asesor de Donald Trump, consiste en “inundar la zona con mierda”. Pasó con el Prestige. O con el 11M. O con el accidente en el Metro de Valencia. O con el Yak 42. O con las residencias de Madrid. 

Son estrategias de propaganda muy eficaces. Todavía hay quien cree que ETA, Marruecos o el PSOE estaban detrás del 11M. O quien piensa que las residencias de ancianos las gestionaba Pablo Iglesias.

Con esta tragedia está pasando igual. Aunque las responsabilidades son evidentes, aunque la negligencia de Mazón y su equipo es más clara aún, habrá quien culpe de esta tragedia al Gobierno de Pedro Sánchez. Y simplemente no es verdad.

Un abrazo,

Ignacio Escolar

Hola. ¿Cómo estás? En la redacción seguimos desolados por la terrible situación que se vive en Valencia. Más de doscientas víctimas. Cientos de miles de afectados. Y un país entero que se pregunta qué falló: qué ocurrió el martes 29 de octubre, cuando una riada nos arrasó.

El resumen es corto: es difícil hacerlo peor. Cuantos más detalles conocemos del día de la tragedia de Valencia, más evidente resulta la incompetencia del Consell de Carlos Mazón. El president de la Generalitat Valenciana no estuvo a la altura. Vivió ajeno a su responsabilidad. Retrasó la toma de decisiones. Escogió mal sus prioridades. Llegó tarde a la reunión más importante de ese día –tal vez la más importante de su vida– y delegó en una consellera tan negligente como él.