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María Guardiola y Alberto Núñez Feijóo, participan en un acto público en el Parque del Río, a 11 de mayo de 2023, en Badajoz

Ignacio Escolar

1 de julio de 2023 10:10 h

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Hola,

¿Cómo ha ido tu semana? ¿Todo bien? Espero que no hayas tenido que pasar ningún ridículo lejanamente comparable al de María Guardiola. Ya sabes, esa heroína de la derecha moderada, de rectos valores e insobornable proceder, que, en poco más de una semana, ha decidido renunciar a sus principios para alcanzar el poder. 

“Mi palabra es sagrada”, decía hace unos días. “Mis promesas no son moneda de cambio”, repetía también. “Yo no puedo dejar entrar en mi gobierno a quienes niegan la violencia machista, a quienes están deshumanizando a los inmigrantes y a quienes despliegan una lona y tiran a una papelera la bandera LGTBI”. Supongo que lo recordarás, porque no hemos visto a ningún otro líder del PP que haya sido tan vehemente con Vox. Ni creo que veamos a más.  

Pero Guardiola no solo prometió eso. Fue más allá. “Si hay que ir a elecciones, demostraremos a los extremeños que tenemos palabra”. E incluso aseguró que “se quitaría de en medio” si no pudiera cumplir con su compromiso de no gobernar con Vox. “Yo no quiero que nadie me diga: ‘¿Por qué nos ha mentido tanto, presidenta?’. No quiero que nadie me acuse de cabalgar contradicciones”, decía Guardiola también.

Pues ahí la tienes, después de pactar con Vox, con la clásica falacia de quien consigue lo que anhelaba, pero lo presenta como si fuera un sacrificio por un bien superior. “Extremadura es más importante que mi palabra”, es su excusa para pactar el Gobierno con la extrema derecha, pagando a cambio un precio que ella misma consideró inaceptable. 

A la pregunta de si se ha planteado dimitir, Guardiola ahora responde que no, porque “habrían ganado los que buscan el enfrentamiento”. Y para justificar por qué gobernará con un partido que “niega la violencia machista”, afirma que esa frase “fue un calentón”. Y vuelve a mentir, sin pestañear. Porque no fue una sola vez, tampoco dos. Durante más de una docena de entrevistas y ruedas de prensa, a lo largo de varios días, Guardiola no cejó en sus críticas a Vox. Un discurso que hoy queda en completa evidencia, y que aderezaba con épicas frases sobre “no traicionar las promesas”. ¡Qué papelón! 

Guardiola será la presidenta de Extremadura, y supongo que ella confía en que la memoria de los extremeños sea tan corta como su palabra, y que dentro de cuatro años nadie recuerde esta patética función. O lo mismo su plan pasa por que alguien invente un neuralizador, como el que usaban para borrar la memoria en la película ‘Men In Black’

Desde la derecha ahora empieza una campaña para recuperar la achicharrada imagen de María Guardiola, cuyo mandato al frente de la Junta de Extremadura no puede empezar peor. Y es fácil pronosticar sus argumentos: irán al clásico ‘y tú más’. Ya ha empezado Borja Sémper –el mismo que hace unos días también profetizó que “María Guardiola gobernará en solitario”– que este viernes aseguró que lo de Pedro Sánchez es “mucho peor” porque él “ha pactado para seguir en el poder a cualquier precio”. 

Es evidente que Pedro Sánchez hubiera preferido no gobernar en coalición. Así lo dejó claro en 2019. Pero Sémper olvida que entre el Sánchez que “no dormiría por las noches” si Podemos hubiera tenido ministerios como el de Hacienda, el de Transición Ecológica o el de la Seguridad Social y el Sánchez que meses después firmó un acuerdo de coalición con Unidas Podemos (donde el PSOE se quedó estos ministerios del insomnio) hubo una repetición electoral. Algo que en Extremadura nunca pasó.

María Guardiola no ha explicado los verdaderos motivos de un cambio de posición que, hace poco más de una semana, ella misma calificó de “traición”. Aunque si se mira con cierta distancia, es sencillo de entender. Guardiola tenía un plan: creía que si mantenía su palabra hasta el final, podría incluso lograr la mayoría absoluta en una repetición electoral. Pero Guardiola se ha enfrentado a una derecha española que no está dispuesta a hacer apuestas con las cosas de comer, que es incluso capaz de triturar a los suyos con tal de conseguir el poder. 

Guardiola no ha tenido el valor necesario para mantener su hoja de ruta hasta el final, incluso sobre la voluntad de Feijóo y de la dirección nacional de su partido, que también le ordenó parar. Ha bastado con algunos editoriales en la prensa madrileña, algunas llamadas de Génova y una bronquita (sin multita) de Esperanza Aguirre para que se echara para atrás. 

Hasta aquí, yo lo podría entender. Las campañas de la derecha son brutales, y es probable que Guardiola no tuviera el poder suficiente para resistir. Lo que me falta es el siguiente paso: la dignidad de una dimisión con la que ella misma amenazó. Es lo que demuestra que toda esta campaña, todo esos supuestos principios, no eran más que un inmenso farol. 

Un documento más, que corrobora la falta de principios de María Guardiola: el impresentable acuerdo de Gobierno que ha firmado con Vox. Derogar la ley de memoria histórica, implementar el veto parental, más regadíos (no se sabe con qué agua)... y ni una palabra sobre esa violencia machista que, hasta hace unos días, para Guardiola era una cuestión fundamental. 

El valor de la palabra de Feijóo 

“En tiempos en que la palabra de los políticos no vale nada, yo reivindico el valor de la palabra”, dice Alberto Núñez Feijóo. Y no es una afirmación que hiciera en el pasado remoto. Sale de un discurso que dio este mismo viernes, cuando ya se conocía “el valor de la palabra” de su líder en Extremadura. 

No es la única frase cuestionable, cuando no directamente falsa, que ha pronunciado esta semana el candidato del PP.

Alberto Núñez Feijóo: “Hemos apoyado más veces al PSOE que pactos de Gobierno tenemos con Vox”.

Falso. Porque el PP gobernará con Vox en la Comunidad Valenciana, en Extremadura y en Baleares –aunque en esta última autonomía, han escondido a Vox en los gobiernos insulares–. Y también en algo más de un centenar de ayuntamientos por toda España, incluyendo 18 ciudades de más de 50.000 habitantes.

Por contra, el PP ha apoyado al PSOE en los ayuntamientos de Barcelona y Vitoria, y en la diputación de Gipuzkoa. Por mucho que Feijóo lo repita, es mentira que su partido haya apoyado más veces al PSOE que pactos tiene con Vox. Salvo que el líder del PP maneje unas matemáticas distintas a las del resto de la humanidad.

Feijóo: “Precio de naranja, kilo: 0,12. Precio bolsa de plástico 0,15. ¿A usted le parece que una bolsa de plástico valga más que un kilo de naranjas? ¿Qué sentido tiene, en una inflación enorme, poner el 1 de enero el impuesto al plástico?”

Los datos. El kilo de naranjas en los supermercados es 15 o 16 veces más caro de lo que asegura Feijóo –aunque el precio que cobran los agricultores, en algunos casos, sí es el que dice el líder del PP–. En cuanto a los quince céntimos que se cobra por algunas bolsas, no es por culpa del pérfido Gobierno de coalición. Está en vigor desde 2018, por un decreto ley que aprobó Mariano Rajoy

Feijóo, sobre la ley de eutanasia: “Debe haber un proceso médico asistencial, debe haber un proceso de un comité de bioética, porque a lo mejor esa persona toma esta decisión hoy, pero a lo mejor en otras condiciones, dentro de una semana no tomaba esa decisión”.

Feijóo habla de oídas, como suele ser habitual. Porque la ley ya obliga a los enfermos que quieren recurrir a la eutanasia a hacer la petición dos veces, con quince días de separación. Es decir: que si a la semana siguiente se arrepiente, su solicitud se cancela.

También es falso que la regulación de la eutanasia no conlleve un proceso médico. Todas las solicitudes tienen que pasar por dos médicos y por un comité de bioética, según regula una ley que parece que Feijóo no se ha leído.

Feijóo: “La reforma laboral, que pactaron los sindicatos y la patronal, es sustancialmente una buena reforma. Yo la voy a respetar”.

Y esto es una curiosa novedad. Porque su partido votó en contra de ella. Porque en ese momento Feijóo –que formaba parte del comité de dirección del PP– no se opuso a esa decisión. Y porque en noviembre de 2021, cuando era presidente de la Xunta de Galicia, Feijóo mandó una carta al Gobierno pidiendo que retirara esa reforma que “incrementaría aún más la dificultad para conseguir un empleo”. 

Un dato más. La reforma laboral está aún pendiente de un recurso de inconstitucionalidad que presentó el PP. Si a Feijóo ahora le parece una buena reforma, ¿a qué espera para retirarlo?

Las prioridades del PP y de Vox

El PP y Vox han empezado a gobernar en cientos de ayuntamientos de toda España. Y han empezado por las cosas importantes:

En Cádiz: el nuevo alcalde del PP, que sustituye al ‘Kichi,’ se ha duplicado el sueldo. Cobrará casi 70.000 euros anuales. 

En Marbella: la alcaldesa –que ya no repetirá como senadora– se ha subido el sueldo a 90.000 euros al año para compensar. Un 40% más. También será la alcaldesa que más cobre de toda Andalucía. 

En Náquera (Valencia): el alcalde, de Vox, se sube el sueldo un 30% y deja sin salario a la oposición. Es el mismo ayuntamiento que ha prohibido las banderas LGTBI y ha vetado las concentraciones públicas contra la violencia machista. 

En Torrelodones (Madrid): un 137% más de gasto en asesores y sueldos del gobierno municipal del PP y Vox. Dicen que lo hacen por “justicia social”

En Yebes (Guadalajara): el teniente de alcalde (Vox) se sube el sueldo un 51%. “Dijo que venía a combatir el despilfarro”, recuerdan desde la oposición. 

Hablemos de ciencia

María Blasco, la directora del CNIO –el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas–, estuvo este miércoles en la redacción de elDiario.es, en un interesantísimo encuentro con socios y socias, donde hablamos de los últimos avances contra el cáncer, de sus investigaciones sobre los telómeros y de la posibilidad de que la ciencia consiga multiplicar la esperanza de vida del ser humano. María es una de las científicas más prestigiosas e importantes de España. Charlar con ella en directo fue un auténtico placer. Si te lo perdiste, lo puedes ver en vídeo aquí

Y antes de despedirme por esta semana, una última recomendación. Este estupendo reportaje de Antonio Martínez Ron, que derrumba uno de los mitos sexistas sobre la prehistoria: que solo el hombre era quien cazaba, mientras la mujer se dedicaba a cuidar de la prole o, como mucho, recolectar algunas bayas. Una nueva investigación ha descubierto que no era así. Las mujeres facturan (aunque luego a algunas, como Shakira, a veces se les olvide declarar esos ingresos ante Hacienda) y también cazaban mamuts

Que tengas un buen fin de semana. Gracias por leerme. Y gracias por tu apoyo. Recuerda que elDiario.es existe gracias a personas como tú.

Un abrazo,

Ignacio Escolar

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