Es tan descomunal el estropicio causado por la Brunete jurídica, jaleado, sostenido y vergonzosamente aupado hasta la ignominia por el PP y su inane líder, el translúcido Núñez Feijóo, siempre oscilando entre la derecha más vulgar y la extrema derecha, atento para ver de dónde le llegan las órdenes, títere que nada sabe ni nada decide, hojilla volandera en manos de la fiel infantería, cada día más salvaje, que apenas si existe mundo más allá de las embarradas togas. Aquí han podido leer a las firmas más reconocidas y con mayores saberes jurídicos ofrecer su sabio veredicto, por lo que insistir en el asunto solo contribuiría al vano ejercicio del apúntenme a la lista de columnistas encolerizados con tanto político, jurista o comentarista canalla.
Anoten al Ojo pues en la casilla correspondiente, pero déjenle que busque resquicios por donde meter cuchara. Entiendan que sea cual sea el resultado de esta cruenta batalla, el mundo va a seguir su curso y los meses, uno a uno, irán cayendo hasta que nos topemos con las municipales y autonómicas, primero, y con las generales, después. Y ya les advierto que da igual quien gane la pelea judicial, porque esta derecha montaraz y envenenada no va a dejar hueco alguno para la distensión y el entendimiento. PP y Vox van a seguir caminando unidos como panteras siamesas con una única obsesión en su fanática cabeza, acabar con el gobierno de izquierdas. No se crean disensiones entre la reina del vermú, esa Isabel Díaz Ayuso con el colador en la cabeza, el ínclito heredero de Santiago matamoros, redivivo en Abascal, o el pelele Núñez. Solo tienen una obsesión: Fuera Sánchez, fuera la izquierda, solo nos guía el odio. ¿Juntos? Pues claro. ¿O es que alguien lo duda?
Así que ese será el panorama que tendrá que afrontar el gobierno de coalición, apoyado en su demostrada mayoría parlamentaria, para frenar uno a uno los embates de la derecha feroz con su rica caverna mediática. Que serán aún más despiadados según se vayan acercando las fechas de las urnas y el resultado aparezca difuso. ¿Acaso les extrañarán a ustedes las malas artes, las mentiras, las trampas? ¿De cuándo acá han tenido los bandoleros respeto por las normas? Por eso conviene que dentro del gobierno, de coalición, repetimos para que nadie lo olvide, tengan muy clara la necesidad de avanzar hombro con hombro como en los cuadros de Canogar o los poemas de Benedetti. Esto es: sin dejar ni un hueco por donde pueda penetrar un comando enemigo.
Coalición, decimos, pero parece que aún -y perdonen por la impertinencia- no tenemos claro si hablamos de dos, tres o cuatro partenaires. Admitamos que el PSOE es uno solo y monolítico, lo que casi significa aceptar pulpo como animal de compañía, pero sí parece cierto que Sánchez tiene a raya a los suyos dentro del Gobierno. No todo resplandece igual de claro en los alrededores, a no ser que queramos cerrar los ojos y tragarnos los sapos, gigantescos, del tamaño de un dinosaurio medio, de que Belarra, Montero y Yolanda Díaz se pasan el día de alegres merendolas, qué contentas estamos, qué bien nos llevamos y con qué facilidad hemos firmado, sangre con sangre de mis hermanos, el acuerdo electoral.
Hemos leído este fin de semana que “Podemos e IU avanzan en sus negociaciones para las municipales y autonómicas”. ¿Pero es posible que aún estemos ahí?, ¿avanzando, dicen? Nos come el tiempo, la derecha nos muerde el trasero y en Podemos y en IU de pueblos y ciudades andan enredados con sus galgos, sus podencos y sus listitas, estos son mis nombres, ojito con los tuyos. Pues nada, tranquilos, tómense su tiempo, sobre todo no se me estresen, que luego vienen las bajas laborales. Porque al final de ese intrincado camino, solo quedará dilucidar -ahí es nada, una broma- si nos sumamos a Sumar. ¿En qué estamos pensando, amigos?
Nombrábamos, también, a la demostrada mayoría parlamentaria, ese grupo de partidos que han ido apoyando al Gobierno de Sánchez votación tras votación. Pero como aquí se trata de hacerlo todo lo más difícil posible, retorcer las situaciones hasta el desvarío, ahí cerquita tenemos a ERC, donde rufianes y aragoneses nos hacen fiesta un día sí y otro también. Mire aquí al pajarito, que prepárense para la alegría que vamos a venderles hoy. Nos jugamos el cuello con la sedición, primero, y la malversación, después, bronca parlamentaria tras bronca parlamentaria, el PSOE cara de piedra y que cada palo aguante su vela. ¿Teníamos suficiente? En absoluto, que aquí hay que apurar el acíbar hasta el último resto. En mitad de la tormenta perfecta, jueces y derecha con los arcabuces, caemos nosotros, desde Esquerra, a decir que ojito con nuestros sentimientos y nuestra dignidad, que ahora esperamos, mientras nieva y cae la pedriza, que nos llegue del cielo un referendo de autodeterminación. ¿A mí qué me importa lo que pasa en Madrid, vienen a decir los que precisamente exigen a Madrid más y más?
¿Verdad que son listos y generosos, que creen que si gana esa derecha vociferante les va a poner un pisito en las Ramblas? ¿Era demasiado esperar unas semanas para que el cielo escampe? Dejémoslo estar, por favor. Ya lo cantaban Los Manolos: “Amigos para siempre…”
Adenda: ¿Qué explicará Leo Messi a sus nietos cuando le pregunten por qué llevaba un tul transparente negro cuando levantó la Copa del Mundo de 2022, celebrada en aquel disparate inhumano del emirato de Qatar?
Es tan descomunal el estropicio causado por la Brunete jurídica, jaleado, sostenido y vergonzosamente aupado hasta la ignominia por el PP y su inane líder, el translúcido Núñez Feijóo, siempre oscilando entre la derecha más vulgar y la extrema derecha, atento para ver de dónde le llegan las órdenes, títere que nada sabe ni nada decide, hojilla volandera en manos de la fiel infantería, cada día más salvaje, que apenas si existe mundo más allá de las embarradas togas. Aquí han podido leer a las firmas más reconocidas y con mayores saberes jurídicos ofrecer su sabio veredicto, por lo que insistir en el asunto solo contribuiría al vano ejercicio del apúntenme a la lista de columnistas encolerizados con tanto político, jurista o comentarista canalla.
Anoten al Ojo pues en la casilla correspondiente, pero déjenle que busque resquicios por donde meter cuchara. Entiendan que sea cual sea el resultado de esta cruenta batalla, el mundo va a seguir su curso y los meses, uno a uno, irán cayendo hasta que nos topemos con las municipales y autonómicas, primero, y con las generales, después. Y ya les advierto que da igual quien gane la pelea judicial, porque esta derecha montaraz y envenenada no va a dejar hueco alguno para la distensión y el entendimiento. PP y Vox van a seguir caminando unidos como panteras siamesas con una única obsesión en su fanática cabeza, acabar con el gobierno de izquierdas. No se crean disensiones entre la reina del vermú, esa Isabel Díaz Ayuso con el colador en la cabeza, el ínclito heredero de Santiago matamoros, redivivo en Abascal, o el pelele Núñez. Solo tienen una obsesión: Fuera Sánchez, fuera la izquierda, solo nos guía el odio. ¿Juntos? Pues claro. ¿O es que alguien lo duda?