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Los pañuelos de Madres y Abuelas despiden al pibe de Fiorito

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Una bandera argentina, tres camisetas y dos pañuelos blancos cubrían el féretro con el cuerpo de Diego Maradona mientras era velado este jueves en la Casa Rosada, sede del gobierno nacional en Buenos Aires. Las casacas correspondían a la selección, a Argentinos Juniors, el club que lo vio nacer en el fútbol profesional, y a Boca Juniors, el popular equipo con el que formó un idilio eterno a partir de 1981. Los pañuelos representaban a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, las organizaciones de familiares de desaparecidos de la última dictadura militar (1976-1983) con las que Diego construyó una sólida amistad.

Los pañuelos de Madres y Abuelas fueron acomodados por el presidente Alberto Fernández cerca de las once de la mañana, cuando también extendió la camiseta de Argentinos Juniors, el club de La Paternal, un barrio de clase media de Buenos Aires, del que el mandatario es hincha.

En numerosas oportunidades, el futbolista dejó claro su compromiso por la lucha de las mujeres que perdieron a sus hijos y a sus nietos durante la dictadura, y estableció una relación de confianza con la presidenta de Abuelas, Estela Barnes de Carlotto; la de Madres, Hebe de Bonafini, y la referente de Madres-Línea Fundadora, Taty Almeyda. 

“No pretendo que me llames ni que me contestes. Nada más quería que sepas que todas las madres, el mundo, están con Diego. Estamos despidiéndolo con mucho dolor, pero con un recuerdo maravilloso. Recibí nuestro cariño y el recuerdo maravilloso que nos ha dejado Diego. Único…, un beso enorme”, dijo Almeyda en un mensaje de Whatsapp a Dalma Maradona, una de las hijas de la estrella de Boca, Barcelona y Nápoles. “Hola Taty hermosa. Te admiro, te quiero, admiro tu lucha. Te agradezco este mensaje. Como vos dijiste, no va a faltar oportunidad para conocernos y abrazarnos. Te agradezco todas tus luchas. Se lo que mi papá quería a todas las Madres de Plaza de Mayo así que te agradezco mucho este llamado. Te pido disculpas no puedo ni hablar. Te mando un beso grande”, contestó Dalma.

Por su parte, Hebe de Bonafini coincidió ante radio El Destape que Maradona “era único”. “Esa mirada tan tierna… Siempre siguió teniendo ese corazón de niño de Fiorito, nunca cambió. Soñaba tener libertades que no tenía. Era un tipo con mucha ternura, con una lealtad a sus principios”, indicó la titular de Madres de Plaza de Mayo.

“Nadie puede ocupar su lugar. No hay otra Eva Perón, ni otro Perón, ni otro Néstor (Kirchner), ni otro (Hugo) Chávez, ni otro Fidel (Castro), ni otro Che (Guevara)”, reflexionó Bonafini.

Estela de Carlotto, la presidenta de Abuelas —organización que recuperó la identidad de 130 hijos de desaparecidos de más de 400 robados por la dictadura militar— aseguró que se despertó este jueves “deseando que fuera un mal sueño” 

“Estoy muy dolida por la injusticia de una muerte temprana de un gran hombre, de gran bondad y solidaridad”, dijo Carlotto en declaraciones a Radio 10.

La referente del movimiento de Derechos Humanos afirmó: “Desde Abuelas sólo tenemos agradecimiento, recuerdo y amor hacia él, porque siempre demostró acompañamiento y solidaridad”.

No nos ha dejado porque va a quedar para siempre”, añadió la titular de Abuelas, y destacó que Maradona “siempre defendió al desvalido, al que no tenía, no se alió con la riqueza; su corazón siempre estaba puesto en lo que era injusto, en remediarlo; no fue un hombre con dobleces de intereses personales”. Tras calificarlo como “una persona tan sincera, tan franca”, afirmó: “Yo exagero diciendo que lo sentí como un hijo siempre a Maradona, en la presencia y en lo que pudimos hablar, poquito pero suficiente, y en su trayectoria”.

Una bandera argentina, tres camisetas y dos pañuelos blancos cubrían el féretro con el cuerpo de Diego Maradona mientras era velado este jueves en la Casa Rosada, sede del gobierno nacional en Buenos Aires. Las casacas correspondían a la selección, a Argentinos Juniors, el club que lo vio nacer en el fútbol profesional, y a Boca Juniors, el popular equipo con el que formó un idilio eterno a partir de 1981. Los pañuelos representaban a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, las organizaciones de familiares de desaparecidos de la última dictadura militar (1976-1983) con las que Diego construyó una sólida amistad.

Los pañuelos de Madres y Abuelas fueron acomodados por el presidente Alberto Fernández cerca de las once de la mañana, cuando también extendió la camiseta de Argentinos Juniors, el club de La Paternal, un barrio de clase media de Buenos Aires, del que el mandatario es hincha.