A finales de abril de 2021, la Asociación ADENSVA denunció el fallecimiento de cuatro zorros que quedaron atrapados en una balsa de riego dentro del terreno de un Centro de Educación Ambiental de Sagunto, Valencia. En un estudio que dicha asociación realizó de forma conjunta con la AHT (Asociación Herpetológica Timón) sobre la mortandad animal en 172 balsas y aljibes, contabilizaron 1270 anfibios atrapados y varias decenas de mamíferos. Se calcula que solo en la Comunidad Valenciana hay más de 3.500 balsas, por lo que la estimación de animales muertos supera los cientos de miles, contando mamíferos, aves, reptiles, anfibios e invertebrados.
A las cifras de las balsas de riego debemos sumar las de los canales, embalses, pozos, zanjas, aljibes, abrevaderos y otras estructuras artificiales que se han convertido en verdaderas trampas para los animales, ya sea a causa de sus paredes verticales, de los materiales empleados o de su profundidad.
En el Canal de la Alegría situado en Algomariz (Álava) los vecinos llevan años salvando corzos que, tras acercarse al canal a beber, quedan atrapados sin posibIlidad de salir, dado que no dispone de la infraestructura adecuada. Esos mismos vecinos se han reunido en repetidas ocasiones con los responsables del ayuntamiento y de la CHE (Confederación Hidrográfica del Ebro), e incluso han diseñado por iniciativa propia un dispositivo de salida a modo de rampa, realizado con materiales reciclados, que permitiría a los animales poder salir, pero -como siempre suele suceder en estos casos-, las administraciones eluden responsabilidades y competencias, mirando hacia otro lado. Los animales no humanos, víctimas de segunda, nunca han sido prioridad para las administraciones.
Teniendo en cuenta todos los puntos de agua artificiales que hay distribuidos por toda la geografía peninsular, se hace imposible calcular el número de víctimas que mueren cada año ahogadas en estas estructuras, o atrapados en ellas cuando ya no disponen de agua porque se haya evaporado o vaciado, pero se estima que, contando mamíferos, reptiles, aves, invertebrados y anfibios, las muertes ascienden a millones, más que las provocadas por atropellos en vías de circulación, y se agrava en período estival y en las zonas áridas, cuando las charcas se secan y los animales en su desesperación por encontrar agua se acercan a estas construcciones, quedando condenados a morir ahogados.
Es especialmente dramática la situación de muchos anfibios que, a falta de charcas naturales y de espacios húmedos donde reproducirse, utilizan alguna de estas estructuras para hacerlo, quedando atrapados e imposibilitados para salir una vez ha concluido su periodo de metamorfosis. Los vecinos de Valdefresno (León) se encuentran casi a diario con animales flotando en el canal de Arriola, y lo mismo sucede en el canal de la Estanca en Alcañiz.
El enorme problema provocado por esta antropopresión territorial se solucionaría simplemente instalando rampas de salida, mallas, vallas, islas flotantes, escaleras e incluso parches de tela asfáltica rodeando los puntos de agua. Todos estos sistemas son fáciles de instalar, económicos y la mayoría de ellos ya han sido probados con éxito, como sucedió en el caso de las rampas cuando la Junta de Andalucía realizó un plan de recuperación de anfibios: al poco tiempo de instalarlas, dejaron de aparecer animales ahogados.
Sin embargo, comprobamos sistemáticamente la existencia de una absoluta falta de compromiso por parte de las administraciones a pesar de que, en no pocas ocasiones, estas estructuras se han cobrado vidas humanas. La muerte de una pareja ahogada en 2017 en una balsa en Almería al intentar salvar a un perro que había caído y el triste caso de un niño de 11 años que se ahogó en otra balsa en Orihuela en 2009 al ir a salvar a su hermano pequeño son solo dos ejemplos de las decenas de accidentes mortales con víctimas humanas que se producen cada año. Especialmente dramático fue el caso de tres miembros de una misma familia que murieron ahogados en una poza en la que desagua la central del embalse de Santolea, en Teruel, en 2010.
Una gran parte de estos contenedores acuíferos son ilegales, o no cumplen con la normativa estipulada en Real Decreto 9/2008 que obliga a los dueños a construir un vallado preventivo perimetral, y a esto se le suman los materiales deslizantes con los que están fabricados, que imposibilitan la salida de los animales atrapados. La negligencia no sólo es institucional, sino también de las personas usufructuarias.
Por todo esto, desde la asociación Free Fox hemos creado la Plataforma Stop Ahogamientos con el fin de buscar soluciones a corto, medio y largo plazo. Nuestra plataforma fue fundada con los siguientes objetivos: visibilizar los millones de animales que mueren ahogados cada año en balsas, canales, embalses, pozos, zanjas, etc.; informar, divulgar y concienciar sobre estas absurdas muertes evitables; publicar modelos de denuncias y de escritos destinados a las administraciones para que, quien lo necesite, pueda valerse de ellos para adecuar los puntos de agua a la legislación y la prevención de accidentes; informar acerca de los dispositivos de escape de fauna que existen disponibles, dónde conseguirlos o cómo fabricarlos, así como sus precios; ofrecer pautas y protocolos para saber qué hacer en caso de encontrarnos con animales en peligro o ahogados en las diferentes estructuras; compartir y divulgar recogidas de firmas, tanto genéricas como locales; y realizar todo tipo de acciones destinadas a conseguir que estos espacios no sean un peligro para humanos y no humanos.
Todas las asociaciones y particulares que se quieran adherir a la plataforma para figurar en los escritos, pueden hacerlo escribiendo a: stopahogamientos@gmail.com. También nos pueden mandar documentación visual a la misma dirección de correo. También hemos abierto una recogida de firmas en http://chng.it/XDJCZSt8
A finales de abril de 2021, la Asociación ADENSVA denunció el fallecimiento de cuatro zorros que quedaron atrapados en una balsa de riego dentro del terreno de un Centro de Educación Ambiental de Sagunto, Valencia. En un estudio que dicha asociación realizó de forma conjunta con la AHT (Asociación Herpetológica Timón) sobre la mortandad animal en 172 balsas y aljibes, contabilizaron 1270 anfibios atrapados y varias decenas de mamíferos. Se calcula que solo en la Comunidad Valenciana hay más de 3.500 balsas, por lo que la estimación de animales muertos supera los cientos de miles, contando mamíferos, aves, reptiles, anfibios e invertebrados.
A las cifras de las balsas de riego debemos sumar las de los canales, embalses, pozos, zanjas, aljibes, abrevaderos y otras estructuras artificiales que se han convertido en verdaderas trampas para los animales, ya sea a causa de sus paredes verticales, de los materiales empleados o de su profundidad.