La cautividad de los elefantes está fuera de toda lógica, no responde ni al más instintivo sentido común. Pero, de forma vergonzante -de vergüenza ajena más exactamente- los zoos y las autoridades competentes suelen aplicar más y mejor la lógica en las decisiones que aplican a las cosas y no a los seres vivos. Hoy hasta los niños saben que un elefante camina más de 40km por día, vive en manada, tiene una compleja red social de relaciones, que con su tamaño lo que necesita no es precisamente estar en un recinto mínimo en medio de la ciudad, que la cautividad los enferma y mata prematuramente… pero es ahí, justo ahí, donde los responsables de este cautiverio no pueden aplicar la lógica. Ven a seres sufriendo y el sentido común se les anula, protegiendo oscuros intereses.
Afortunadamente, esto que sucede, entre otras ciudades, en Barcelona, símbolo de la progresía, los derechos de los animales, la tolerancia, el conocimiento, el vanguardismo, -donde se mantienen a tres elefantas en cautividad: Susi, Yoyo y Bully-, está siendo revertido desde países que los supremacistas suelen mirar por encima del hombro y con desprecio por ser países latinos y en vías de desarrollo.
Como primer paso en Brasil se instala el primer santuario de elefantes destinado a aquellos elefantes cautivos en Latinoamérica; como segundo paso los zoos latinos comienzan a aplicar la lógica. No sólo para los elefantes cautivos, sino también para todas las especies animales exhibidas. Un gran ejemplo de ellos son dos instituciones argentinas: el Ecoparque Buenos Aires (ex Zoológico de Buenos Aires), y el Ecoparque Mendoza (ex Zoológico de Mendoza). Desde ambos han partido cientos de animales abandonando sus jaulas para ser algunos, los autóctonos, reintegrados en sus hábitats naturales, y otros, los exóticos, partiendo a santuarios especializados en cada especie. Volviendo al caso de los elefantes, este ha sido el destino: el Santuario de Elefantes Brasil, fundado y gestionado por la organización Global Sanctuary for Elephants.
Y es el tema central del documental 'Caravana', estrenado recientemente en el Suncine Fest de Barcelona y producido por Posibl, empresa de Argentina que realiza documentales de impacto social. Resulta del todo paradójico que el estreno de este documental haya sido en la ciudad de Barcelona, en cuyo Parque de la Ciutadella se están apagando las vidas carentes de estímulos básicos de Susi, Yoyo y Bully.
Este documental refleja una parte pequeña de nuestro trabajo con la campaña 'Proyecto ELE', porque sobre todo se centra en el trabajo incansable de Scott y Kat Blais para brindar a los elefantes cautivos una posibilidad única en la vida: básicamente volver a ser elefantes. Tan simple y tan complicado como eso. Y ese es el destino a donde hemos trasladado a Mara desde el Ecoparque Buenos Aires, a Pocha y Guillermina desde el Ecoparque Mendoza, y a donde irán los 4 elefantes cautivos que aún están en los ecoparques mencionados a la espera de que se cumplimente la documentación requerida para un viaje internacional. Cuando estos traslados terminen, no quedará ningún elefante cautivo en Argentina.
Y es que los antiguos zoos del país, reconvertidos hoy en ecoparques, han cambiado la lógica mercantilista de estas instituciones, siendo ahora espacios destinados al rescate de fauna autóctona para su recuperación y posterior reinserción en sus hábitats, prescindiendo de mantener cautivos a los animales de la fauna exótica.
También en 'Caravana' vemos el viaje de Ramba, desde Chile, y a una elefanta que vivió cautiva en el zoo de la ciudad de La Plata -Argentina- que nos robó el corazón, Pelusa, y que no pudo concretar su traslado al santuario porque su debilitado organismo dijo basta antes de que la burocracia estuviera dispuesta a reaccionar.
Y fue ella quien, aunque nunca llegó al santuario, abrió la puerta a todas las demás; nunca habíamos visto tan de cerca las secuelas nocivas de la cautividad en un elefante, así como tampoco nunca habíamos visto un equipo de cuidadores de zoos tan dedicado e ilusionado con la posibilidad de que Pelusa saliera de allí, con un amor e interés tan puro, tan carente de egos y con un interés real, concreto, un equipo preocupado y ocupado, a pesar de que las autoridades administrativas no les reconocieran lo suficiente su trabajo, ni tampoco hicieran un verdadero esfuerzo por ayudar a Pelusa, que se estaba apagando de a poco… hasta que definitivamente su cuerpo nos dejó y su alma hizo que nos comprometiéramos aún más para que ningún otro elefante cautivo sufriera lo mismo.
'Caravana' invoca con su título a la travesía que luego de la muerte de Pelusa realizaron muchos elefantes a los que sí llegamos a tiempo de trasladar para poder curar sus heridas físicas y psíquicas, saliendo de sus recintos victorianos para llegar a las 1.250 hectáreas destinadas a ellos en el Mato Groso y a las manos expertas de los Blais, quienes ya han rescatado durante sus vidas -incluso antes de llegar a Brasil- a más de 50 elefantes cautivos en distintas partes del planeta.
Es deseable que este documental se convierta en una herramienta para que llegue al corazón de quienes tienen en sus manos la toma de decisiones. Porque la cautividad de los animales no solo carece de lógica, como decía al principio, sino de toda justificación científica y ética, de empatía y de compasión.
2