El Ilustre Colegio de Abogados de Madrid ha creado recientemente una Sección de Derecho Animal, que tengo el honor de presidir. Es la tercera sección de este tipo, después de las correspondientes a los colegios de Barcelona y Tarragona.
La inauguración tuvo lugar ayer martes 13 de octubre, con la asistencia de Sonia Gumpert y Maite Nadal (Decana y Diputada, respectivamente, del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid) en representación de la institución. Además, se contó con la participación de Arancha Sanz (abogada especializada en legislación animal) y Óscar Horta (profesor de Ética en la Universidad de Santiago de Compostela).
Sin duda, es importante que se condene a quienes cometen los delitos de maltrato animal, y es necesario un endurecimiento de las penas previstas en el Código Penal para estos casos. Pero la abogacía tiene un papel limitado a la hora de conseguir cambiar la situación de los animales, especialmente en los casos que suelen venir a la mente cuando se habla de derecho animal: maltrato a perros y gatos. Estos delitos carecen de justificación, pero debemos tener en cuenta que suponen una pequeña parte de los perjuicios que sufren los animales.
Cada día los animales sufren de manera terrible en las granjas y las piscifactorías por los hábitos de consumo de la ciudadanía. Debemos hacer lo posible para poner fin al maltrato que sufren perros y gatos, pero es importante recordar que el número total de estos animales es muy inferior al de los que sufren y son matados en el ámbito de la alimentación a diario.
Además, como señaló Catia Faria en un artículo publicado en El caballo de Nietzsche, “la naturaleza es una fuente permanente de sufrimiento y muerte para la mayoría de animales salvajes”. Afortunadamente, es posible beneficiar a un número importante de los animales que viven en la naturaleza por medio de acciones tales como la vacunación, el suministro de alimentos, o los cuidados veterinarios. También podemos cuidar a animales incapaces de valerse por sí mismos, tal y como hizo el Santuario Wings of Heart con la urraca Celia, que fue encontrada sola y extremadamente deshidratada.
Si rechazamos el especismo, deberíamos beneficiar al mayor número de animales sintientes, y no solamente a aquellos de las especies con las que tenemos más relaciones sociales. La actual situación solamente cambiará en la medida en que la ciudadanía deje de discriminar a los animales y pase a tener en consideración moral los intereses de estos.
¿Qué deberían hacer quienes se dedican a la abogacía? En mi opinión, lo mejor que pueden hacer como profesionales del Derecho es ponerse al servicio de activistas y organizaciones. De esta manera, podrán llevar a cabo mejor la tarea de defender a los animales. Personalmente he tenido la oportunidad de defender a activistas que han sufrido represión. Un ejemplo es el proceso llevado a cabo contra decenas de activistas que finalizó hace unos meses con el archivo de la causa judicial. Otro es el juicio contra la responsable de la protectora La Voz Animal por sacar a la luz la gestión carente de ética que la empresa Vet Móvil realiza de los centros de protección animal, el cual finalizó con una sentencia absolutoria, condenando a la empresa y a su administrador a abonar las costas del procedimiento judicial.
La presentación de la Sección de Derecho Animal es una buena noticia. Pero su utilidad real solamente podrá ser valorada con el tiempo, en la medida en que contribuya a que los miembros de la abogacía mejoren la situación que sufren los animales.
El Ilustre Colegio de Abogados de Madrid ha creado recientemente una Sección de Derecho Animal, que tengo el honor de presidir. Es la tercera sección de este tipo, después de las correspondientes a los colegios de Barcelona y Tarragona.
La inauguración tuvo lugar ayer martes 13 de octubre, con la asistencia de Sonia Gumpert y Maite Nadal (Decana y Diputada, respectivamente, del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid) en representación de la institución. Además, se contó con la participación de Arancha Sanz (abogada especializada en legislación animal) y Óscar Horta (profesor de Ética en la Universidad de Santiago de Compostela).