¿La compasión...? Uf, es un asunto difícil... Os metéis en un buen berenjenal... Hay que tener cuidado…
Hemos oído muchas veces estos y otros comentarios similares desde que decidimos dedicar nuestro décimo aniversario a tan escurridizo tema. Y es que la palabra compasión resuena de forma distinta según quién la escucha. Y con frecuencia lo hace empañada de connotaciones sospechosas: religión, mala conciencia, debilidad, dominación… Además, el lenguaje lo complica todavía más, sugiriendo sinónimos que no lo son tanto: piedad, misericordia, caridad, lástima… En una época en que lo más fácil es creerlo todo o no creer nada -dos formas de cinismo-, los temas que exigen reflexión se vuelven incómodos, y sacar de ellos lo mejor exige dejar a un lado pesadas mochilas de prejuicios.
La revista fronterad nació pensando en quienes se hacen preguntas sobre el mundo y no creen en las respuestas prefabricadas y planas, en quienes no confían en las ideas demasiado veloces o fervorosas porque saben que son caldo de cultivo para la felicidad boba y, lo que es peor, para el odio y el miedo.
¿Qué es la compasión?
Quizás la definición más impecable, más limpia, más simple, la dan las filosofías orientales: la compasión es la capacidad de conmoverse con el sufrimiento del otro y sentir la necesidad de hacer algo por aliviar ese dolor. La clave de esa hermosa definición está en la palabra “otro”. ¿Quién es ese otro? ¿A quién nos referimos?
Decía Jorge Wagensberg que el progreso moral de la humanidad ha estado siempre ligado a la ampliación del dominio del sentimiento de compasión. El Homo sapiens pasó lentamente de ser compasivo sólo con los muy cercanos a serlo también con miembros de otros clanes y con los forasteros. Luego, ya muy tarde, también con otras razas y otras religiones. Finalmente, y muy poco a poco, parece que ese círculo de compasión está empezando también a extenderse a otras especies animales con las que compartimos el planeta.
Toda reflexión acerca de la compasión incluye pues, implícitamente, una pregunta sobre qué características tiene que tener ese “otro” para que su padecimiento nos interpele y nos emocione hasta el punto de necesitar ayudarle de manera imperiosa. Y aquí es donde aparecen esos gigantescos muros de la especie, la raza, la religión, la procedencia, el género, tan llenos de aristas y coartadas. Poco a poco han ido cayendo casi todos -o eso queremos creer-, y hasta el de la especie, sólido como una roca, parece estar empezando a tambalearse.
Y así vemos que, de una forma global, está creciendo la preocupación por la forma en la que el ser humano trata al resto de animales con los que comparte planeta, y por las implicaciones, éticas y ambientales, de esa relación. Esta inquietud va ganando presencia en medios de comunicación, universidades, agendas políticas y, desde luego, en redes sociales.
Cada vez más personas, ya sea desde su esfera privada o desde colectivos, ya sea desde el activismo a pie de calle o desde la gestión, la escritura, la investigación académica, la edición, el arte, la cultura o la política, están haciendo del trato ético a los animales un componente esencial de su forma de estar en el mundo. Precisamente este blog es un escaparate perfecto de esa pluralidad de propuestas y la variedad de frentes desde los que se está trabajando
Esa progresiva toma de conciencia, sólida pero también heterogénea y diversificada, va generando un valiosísimo patrimonio intelectual y emocional, repleto de contenidos, experiencias, estrategias, fortalezas y vulnerabilidades, éxitos y fracasos. Si en sus orígenes el activismo animalista empezó siendo un pequeño frente unitario, hoy conforma un amplio abanico de ideas y propuestas que algunas veces incluso entran en conflicto.
Por eso creemos que puede ser bueno un espacio de conocimiento común, capaz de alojar contenidos cada vez más ricos y transversales, y dar lugar a proyectos generosos y debates enriquecedores, aquellos que permiten no dar por sentado nada, avanzar en nuestra lucha, haciéndola más plural y eficaz, evitando la perpetuación de errores y prejuicios que puedan obstaculizar, o al menos ralentizar, el objetivo último que buscamos todos los que estamos en esto: un mundo más compasivo para todos los animales. Ese es el objetivo de animawiki.org, una suerte de wikipedia anti-especista, un repositorio de información y conocimiento libre, construido entre todos, sobre la ampliación del círculo de compasión humana al resto de animales sintientes. Es un proyecto sin ánimo de lucro, abierto, relacional y colaborativo. Un proyecto que sólo tiene sentido si es de muchos. Les animo a formar parte de él.
Alphonse de Lamartine decía que no existen dos corazones, uno para los hombres y otro para los animales, que o se tiene corazón o no se tiene. Como él, pensamos que compasión no hay más que una. Y a esa gran compasión, que no entiende de especies, ni razas, ni religiones ni géneros ni clases ni procedencias, nos gustaría dedicarle la tarde y parte de la noche del próximo sábado 16 de noviembre. Porque quizás sea de las pocas actitudes frente a la existencia —quién sabe si la única— que pueda salvarnos del desastre. Será en un lugar tan particular como es la sala Réplika Teatro de Madrid. Por allí habrá filósofxs, activistas, poetas, artistas, escritorxs, periodistas, fotografxs, actores y actrices, músicxs... Y todo el que quiera cultivar el arte de la conversación, con luz y a oscuras. Habrá también actuaciones musicales, lecturas poéticas, dramatizaciones, presentaciones de libros y proyectos, y un rico catering vegano solidario. También hablaremos con más detalle de animawiki y su hermana a punto de nacer, animanet. El programa es demasiado extenso para contarlo aquí, pero pueden consultarlo en este enlace. La entrada es libre hasta completar aforo. Sólo les pedimos un favor: que lleven una planta, de la especie y el tamaño que quieran. Con ellas haremos un jardín. O un bosque.