En 2014 se cazaron 1.215 rinocerontes en Sudáfrica; en 2007 fueron tan sólo 13. Si la tendencia continúa se extinguirán muy pronto. Eso está a punto de sucederle al rinoceronte blanco del norte, del cuál quedan tan sólo 5 individuos.
Todas las especies de rinoceronte existentes están en peligro de extinción. Sudáfrica alberga el 90% de los rinocerontes blancos del sur, especie de la cual quedan unos 20.000 ejemplares. Y su Gobierno quiere permitir el comercio de sus cuernos.
La legalización del comercio de cuernos de rinoceronte está pensada como medida de control y para estropear el negocio a las bandas criminales. Aumentando la oferta se controlaría el mercado y los precios caerían, dicen. La caza furtiva dejaría de ser rentable. Se comerciaría con los cuernos de animales muertos -se propone comercializar además las reservas de cuernos confiscadas del tráfico ilegal. Y además se podría cortar el cuerno a animales vivos, que vuelve a crecer si se realiza el corte de manera apropiada.
Desde la organización Salva la Selva estimamos que va a pasar exactamente lo contrario y que para los cazadores furtivos la medida es una invitación a disparar a más animales. Amenaza una masacre. De hecho, después de que en 2008 cuatro países africanos legalizaran el comercio de marfil, los furtivos dieron rienda suelta a las matanzas masivas. Son muchos los ecologistas y organizaciones internacionales que intentan detener la masacre de rinocerontes.
Para países como Sudáfrica es difícil controlar la caza ilegal. La pobreza es grande y las mafias están bien organizadas. Sin embargo, la liberación del comercio de cuernos de rinoceronte jugará a favor de las bandas criminales y acelerará la extinción de los rinocerontes. La caza ilegal no está en manos de cazadores pobres que matan animales por necesidad, sino a menudo controlada por mafias muy bien equipadas que cazan desde helicópteros y usando equipamiento costoso. Los furtivos no van a renunciar a su negocio. Sobornarán a funcionarios cómplices que dejarán de controlar el comercio para que declaren legales los cuernos de animales cazados ilegalmente.
En algunos lugares de China y Vietnam, se le atribuye al cuerno de rinoceronte pulverizado propiedades medicinales y milagrosas, como la cura del cáncer, que lo convierten en una valiosa mercancía por la que se pagan hasta 60.000 euros por kilo. ¡Y un sólo cuerno puede pesar unos 5 kilos de promedio! Sin embargo, su composición es de queratina, similar a la del cabello o las uñas, y dichas propiedades no se sustentan con ningún estudio científico.
Los cuernos de rinoceronte no sirven, pues, para nada. No son una mercadería y su comercio debe prohibirse sin excepción.
Sudáfrica todavía puede cambiar el plan y, en lugar de forzar la extinción, proteger a los rinocerontes. Al respecto, Salva la Selva está difundiendo una petición en internet pidiendo medidas eficientes al gobierno de Sudáfrica y a los estados parte de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas, CITES, que es el organismo responsable de regular esta cuestión y que llevará a cabo una conferencia decisiva en 2016.
De los 8.000 kilos de cuerno de rinoceronte que se estima fueron vendidos de forma ilegal en Sudáfrica en 2014 por los furtivos, tan sólo han sido incautados 38 kilos en Vietnam, uno de sus destinos. De esto informó la revista alemana Der Spiegel, que estimó que con estos cuernos los traficantes podrían haberse embolsado hasta 3 millones de euros.
La caza ilegal viene a menudo fomentada por la demanda de productos de consumo como delicatessen y otros lujos. No hay más que pensar en las pieles de felinos o reptiles que terminan en forma de abrigos y bolsos para clientes de elevado poder adquisitivo. Son productos que por lo general se utilizan simplemente para presumir o aparentar riqueza.
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Sobre este blog
El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.
Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).
