Suzie ya está en Fundación MONA, con otros chimpancés, para vivir sus últimos años con la dignidad que merece. Sin embargo, su caso no ha acabado, y FAADA (Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales) ha anunciado acciones legales contra el Ayuntamiento de El Campello (Alicante), municipio al que pertenece la finca donde Suzie vivía sola en una jaula, por haber tenido conocimiento de su situación y no haberla evitado.
Suzie es una chimpancé de más de 40 años. Se cree que nació en libertad, pero acabó en manos de un circo, donde fue explotada gran parte de su vida junto a su compañero Jimmy y otros primates. Según explica FAADA, cuando el circo cerró, en 1995, todos los animales fueron trasladados a una finca de la familia propietaria del circo situada en El Campello.
Desde entonces, desde 1995, es decir, desde hace 26 años, todos ellos han vivido encerrados en jaulas sin poder manifestar sus comportamientos naturales, “como forrajear, comunicarse, acicalarse, construir nidos para dormir y descansar, trepar, braquear, desplazarse, seleccionar su dieta y, sobre todo, y lo más importante para un primate: socializarse”, dicen desde FAADA.
En 2010 varias organizaciones nacionales e internacionales, entre ellas FAADA y AAP Primadomus, intentaron que los animales fueran entregados a santuarios y centros de rescate. Para ello, visitaron a la propietaria en varias ocasiones y “lograron que un voluntario fuera a hacer enriquecimiento ambiental a los primates para darles un poco más de calidad de vida y comodidad, pero no se consiguió la cesión de los animales”.
Hace unos meses, a raíz de una llamada de AAP Primadomus a Fundación MONA, se supo que la propietaria había fallecido y que en la casa sólo quedaba Suzie, que ahora estaba en manos de la hija de su antigua propietaria. Su compañero Jimmy había muerto el año anterior y no se consiguió saber que había pasado con el resto de primates y animales que allí quedaban: un papión, un mangabey negro, un kinkajou, un lémur rojo y varias especies de loros y papagayos.
“Suzie vivía ahora en la más absoluta soledad en la jaula que un día había compartido con su compañero Jimmy. Y la soledad representa el más cruel tipo de maltrato para un primate, animal cuya estructura social es reconocida como de las más complejas en el mundo animal”, relatan desde FAADA.
En los últimos meses, Fundación MONA intentó conseguir la cesión de Suzie y llevarla a su centro de rescate, hablando con sus propietarios y las autoridades competentes: Seprona, Ayuntamiento de El Campello y Ministerio de Transición Ecológica. Por otro lado, FAADA presentó diversas denuncias por incumplimiento de la normativa de aplicación, en concreto, por falta de núcleo zoológico, falta de licencia para la tenencia de animales potencialmente peligrosos y falta de bienestar.
A raíz de ello, “la Conselleria llevó a cabo una inspección con un veterinario externo especialista en primates y otros animales salvajes, y una veterinaria de la OCA de Alicante. Sus conclusiones indicaron que Suzie carecía de los mínimos estándares de bienestar, y debería decomisarse por incumplir la ley de protección de animales de la Comunidad Valenciana o la ordenanza de animales de El Campello”. Sin embargo, a pesar de esas “graves irregularidades”, el Ayuntamiento de El Campello, organismo competente para decomisar y sancionar, “obvió completamente sus obligaciones y no incoó ningún expediente sancionador”.
Finalmente, gracias a la presión y a la negociación, se logró la cesión de Suzie a Fundación MONA, donde fue trasladada el pasado 17 de septiembre. Anna Estarán, abogada de FAADA, asegura que en la organización se alegran “enormemente” de que Suzie esté por fin en una entidad que puede ofrecerle el bienestar que necesita, “pero no podemos olvidar todo lo que ha estado sufriendo durante años y que quien le privó de su libertad no tendrá ningún tipo de castigo. Por ello, ahora que Suzie está en un lugar mejor, denunciaremos al Ayuntamiento por no haber evitado esta situación cuando tenía conocimiento de ello desde hacía tiempo”.
“Debemos parar la tenencia de animales salvajes por parte de particulares coleccionistas”, añaden desde FAADA, un mensaje que no nos cansamos de repetir. Los animales no son objetos, no son artículos de colección. Son seres sintientes que tienen una serie de necesidades físicas y emocionales que deben ser respetadas y satisfechas. La privación de libertad, la soledad, la ausencia de enriquecimiento ambiental, la imposibilidad de manifestar sus comportamientos naturales, son formas de maltrato que los poderes públicos deben evitar y sobre las que la ciudadanía en general debe concienciarse.
En paralelo, centros de rescate como APP Primadomus o Fundación MONA siguen reclamando ayuda para poder seguir atendiendo a los animales que, como Suzie, dejan atrás un pasado atroz para empezar una nueva vida. Muchos de ellos son incautados sin que su atención posterior merezca atención por parte de los mismos organismos que los han enviado allí.
La historia de Suzie no ha terminado con su traslado a Fundación MONA. Ahora comienza su nueva vida, la que el circo, sus propietarios y las administraciones públicas le quitaron. Otras muchas vidas como la suya siguen atrapadas, y es labor de todas contribuir a liberarlas.