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Dubái, Expo 2020: gatos exterminados de las calles y especies protegidas como mascotas exóticas

30 de enero de 2021 06:01 h

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En menos de un año, la ciudad de Dubái acogerá la tan esperada Expo 2020. Los organizadores de la exposición internacional, trasladada a octubre de 2021 a causa de la pandemia, argumentan que la reducción de la biodiversidad y la crisis ambiental que amenaza a la humanidad se encuentran entre sus principales prioridades.

Resulta por tanto más escandaloso e indignante para los amantes y defensores de los animales, tanto en el Emirato como en todo el mundo, la decisión de las autoridades locales de barrer de las calles de Dubái colonias enteras de gatos, muchos de los cuales ya habían sido esterilizados a expensas de ciudadanos privados. Además, este programa de eliminación –por cierto, llevado a cabo por compañías de exterminio de plagas– también ha causado la desaparición de animales de familia que tenían un hogar.

A raíz de la pandemia de Covid-19 (que algunos creen –sin evidencia científica– que puede ser transmitida por gatos), miles de animales han desaparecido de las calles, parques y jardines de Dubái, como resultado de una intensa e inhumana campaña de captura y sacrificio por parte de las autoridades municipales.

En este país, uno de los más ricos del mundo, se han publicado en redes sociales imágenes y vídeos desgarradores de maltrato animal: gatitos agonizantes por inanición, gatos esqueléticos abandonados en las calles, manadas de perros hambrientos que deambulan por las afueras de las ciudades en busca de agua, comida y cuidados.

Esta implacable campaña intensiva de eliminación afecta principalmente al Arabian Mau, la raza felina nativa, que por otra parte los Emiratos Árabes Unidos se han esforzado por hacer reconocida internacionalmente como una raza oficial relacionada con los gatos del faraón. Pero también hay cientos de gatos persas y perros Saluki, los perros de caza del desierto que tradicionalmente acompañaban a los beduinos.

Los voluntarios sobre el terreno –que piden permanecer en el anonimato por temor a represalias– informan de que algunos animales sanos han sido sacrificados, otros envenenados y muchos más reubicados y abandonados en áreas desérticas, condenados allí a una muerte lenta por inanición y por sed.

Otra muestra más de esta campaña contra los derechos de los animales (de los callejeros en particular) es que recientemente se ha exigido a las clínicas veterinarias que no ayuden a los animales que se encuentran en situación de abandono y a los grupos de rescate. Con la sola excepción de alguna organización que pertenece y es administrada por ciudadanos emiratíes. El resto de los grupos de rescate, que eran legales hasta septiembre, han sido cerrados y se les ha exigido que vuelvan a registrarse, un período muy largo, opaco y a menudo fallido.

También desde el pasado septiembre de 2020 los ciudadanos no pueden ni realizar actos tan básicos de compasión como alimentar a un animal sin correr el riesgo de recibir una multa de hasta 1000 AED (más de 220 euros). Los grupos que continuaron pidiendo fondos para pagar las facturas pendientes de alimentos y veterinarios han sido multados con 50.000 AED (más de 11.000 euros).

Mientras tanto, los mismos grupos se han quedado con cientos de animales a su cuidado, sin poder pagar la comida y las facturas veterinarias, y ni siquiera se les permite buscar hogares temporales o adopciones.

Varias organizaciones de bienestar animal (como Humane Society International, Brigitte Bardot Foundation, OIPA International, Save the Dogs and Other Animals, Icatcare y World Animal Protection) han planteado su preocupación a las autoridades y han pedido a Dubái y los Emiratos Árabes Unidos que detengan el sacrificio y financien en su lugar métodos más humanos de control de población de probada eficacia en todo el mundo, como el CER (Capturar–Esterilizar–Retornar), para reducir la población de animales callejeros.

La actriz francesa Brigitte Bardot ha dado el paso de escribir una carta personal al gobernante de Dubái, el jeque Mohamed bin Rashid, en la que le ruega se muestre compasivo y dé orden de detener la matanza. Hasta el momento no ha habido respuesta.

Esta campaña de captura y sacrificio de gatos es solo la evidencia más reciente que demuestra –una vez más– que el país aún tiene un largo camino por recorrer en lo que respecta al bienestar animal.

Tráfico de animales exóticos y en peligro de extinción

A pesar de ser signatarios del tratado CITES (la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas), los Emiratos Árabes Unidos también han sido objeto de indignación internacional por su papel en el tráfico de especies protegidas, que además es una de las principales fuentes de ingresos para varias organizaciones terroristas internacionales. Este tráfico de animales salvajes incluye primates, reptiles, y grandes felinos. Los carismáticos leones, guepardos, chimpancés y orangutanes suelen ser los más demandados. El deseo de los países del Golfo de tener mascotas exóticas impulsa una enorme demanda que pone en peligro a algunas especies. Por ejemplo, el guepardo se encuentra al borde de la extinción: solo 1 de cada 6 guepardos sobrevive al viaje y pocos superan el primer año en cautiverio, ya que los propietarios no proporcionan todos los cuidados que estos animales necesitan.

En enero de 2017, tras la creciente presión de los grupos de bienestar animal, el Gobierno prohibió poseer, comprar, vender o abusar de todo tipo de animales peligrosos, salvajes y exóticos. Sobre el papel. Sigue sin hacerse gran cosa para que estas normas se cumplan en su mayor parte: continuan on line las ventas ilegales de especies salvajes y los zoológicos privados siguen siendo comunes.

Según un informe reciente, los grandes aeropuertos internacionales de la región árabe se encuentran entre los principales centros de tránsito de tráfico especies salvajes del mundo. Organizaciones y voluntarios se sienten frustrados con la falta de esfuerzo y compromiso de la comunidad internacional para exigir a los EAU que “cumplan lo que prometen”.

Por otra parte, “los organizadores de la Expo niegan categóricamente que los animales callejeros en Dubái estén siendo eliminados con relación al futuro evento”. Pero es difícil entender que todas esas tragedias animales a las puertas de la Expo puedan ser un buen augurio para el resultado de la cita.

Las organizaciones de bienestar animal creen que Dubái 2020 es una gran oportunidad para reavivar el interés de la opinión pública sobre la difícil situación actual en lo que respecta tanto al maltrato crónico a los animales domésticos como al tráfico de especies amenazadas en los Emiratos Árabes Unidos. Y, por tanto, apelan al apoyo de la comunidad internacional para lograr que Emiratos Árabes Unidos finalmente ponga en práctica su compromiso de proteger a todos los animales, que realmente haga que se cumplan las leyes que ellos mismos firmaron.

En menos de un año, la ciudad de Dubái acogerá la tan esperada Expo 2020. Los organizadores de la exposición internacional, trasladada a octubre de 2021 a causa de la pandemia, argumentan que la reducción de la biodiversidad y la crisis ambiental que amenaza a la humanidad se encuentran entre sus principales prioridades.

Resulta por tanto más escandaloso e indignante para los amantes y defensores de los animales, tanto en el Emirato como en todo el mundo, la decisión de las autoridades locales de barrer de las calles de Dubái colonias enteras de gatos, muchos de los cuales ya habían sido esterilizados a expensas de ciudadanos privados. Además, este programa de eliminación –por cierto, llevado a cabo por compañías de exterminio de plagas– también ha causado la desaparición de animales de familia que tenían un hogar.