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El escéptico Ed y la comprometida Jenny, protagonistas del documental 'Empatía“

Una madre que asegura que los peces nos son animales. Un primo taurino. Un amigo que reconoce que los zoos son lugares infernales para los animales pero sigue llevando a sus hijos porque es “entretenido”. Ese es el círculo más cercano de Ed, un publicista que vive en un entorno de gente normal. Pero también está Jenny, una amiga “rarita” porque no come animales y que convence a Ed de que haga un documental para ayudar a cambiar los hábitos de la sociedad que perjudican a los no humanos.

Así surge EMPATÍA, el primer documental de habla y producción españolas que aborda la mayoría de los temas relacionados con el respeto a los animales. Producido por la ONG FAADA y por la productora LA DIFERENCIA, el viernes 7 de abril se ha estrenado en numerosos cines de toda España. Su objetivo: llegar al público más amplio posible poniendo luz sobre la situación que viven los animales y sobre lo que cualquier persona puede hacer para mejorarla. Por eso su director, Ed Antoja, ha querido tratar el asunto desde el punto de vista de un escéptico y ha hecho un documental para todos los públicos, de tono amable, con ciertos toques de humor y todo lo libre de imágenes cruentas que puede estar un tema así.

Que Ed sea un escéptico, tanto frente a las convicciones de Jenny como ante su propia capacidad de cambio, hace de EMPATÍA un documental diferente sobre la defensa de los animales. Porque el espectador avanza por la película acompañando a Ed en ese escepticismo, con el que resulta fácil identificarse (quién no ha caído en él alguna vez) y gracias al que, en un asunto cuyo relato es con frecuencia naturalmente duro y doloroso, permite un amplio margen para la ironía y hasta tiene su punto gracioso. No es ni mucho menos habitual que lleguen a oírse risas en una sala donde se proyecta la realidad de los animales en los distintos ámbitos en los que son explotados para el beneficio humano, dados los abusos y el sufrimiento que tal instrumentalización conlleva. Pero viendo EMPATÍA tú misma te descubres riendo.

A través de ese proceso en el que se embarca Ed, y gracias a la mano firme y sosegada de una Jenny que va enfrentándole a sus contradicciones, los espectadores van conociendo la situación de los animales, pero también recibiendo una valiosa, y seguro que para muchos sorprendente, información: que los hábitos humanos que son perjudiciales para los animales lo son también, y mucho, para nuestra especie y para nuestro planea.

Así, EMPATÍA plantea preguntas relacionadas con los no humanos: ¿sabías que la gran mayoría de nuestros hábitos perjudica a los animales?, ¿sabías que en el mundo se mata 3.000 animales por segundo para nuestro consumo (95.000 millones de animales al año)?, ¿sabías que el comercio de pieles supone la cría en cautividad y el sacrificio de más de 50 millones de animales?, ¿sabías cuáles son las condiciones de vida de los animales en el ámbito de las distintas industrias que los utilizan?, ¿sabías que en los animales el mecanismo del dolor funciona a través de neurotransmisores, igual que en los humanos?

Pero también aborda otras que nos afectan directamente: ¿sabías que si la cantidad de grano con la que se alimenta diariamente al ganado se destinara a paliar el hambre en el mundo se podría alimentar a 2.000 millones de personas?, ¿sabías que un 70 % del agua consumida por el planeta está destinada a la producción de alimentos y a la ganadería, sector que más contamina ese agua por la que cada día mueren 30.000 niños en el mundo?, ¿sabías que la industria cárnica es la principal causante del calentamiento global porque el metano que emite el ganado y el estiércol que genera equivalen al efecto que producen 33 millones de automóviles?, ¿sabías que las enfermedades cardiovasculares, la diabetes o la obesidad están relacionadas con el consumo habitual de carne?

Para responder a todas estas preguntas, EMPATÍA aporta datos, presenta pruebas documentales y recaba declaraciones de personas expertas en los derechos de los animales muy destacadas a nivel internacional. Hay filósofos como el utilitarista Peter Singer, autor de Liberación Animal, considerado el clásico por excelencia del movimiento por los derechos animales desde su publicación en 1975; o como Jorge Riechmann, profesor de Filosofía Moral de la Universidad Autónoma de Madrid, autor de una amplia bibliografía, cuyo título más reciente, En defensa de los animales (Ediciones La Catarata), realiza una imprescindible compilación de textos de escritores, ensayistas y filósofos que se han ocupado de los animales a lo largo de la historia de la humanidad. Hay sociólogas como Melanie Joy, autora del best-seller Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas (Plaza y Valdés Editores). Hay etólogos como Marc Bekoff, profesor emérito de Ecología y Biología Evolutiva en la Universidad de Colorado, uno de los mayores expertos del mundo en comportamiento animal. Pero también hay antropólogas, psicólogas, ex entrenadores de cetáceos, dibujantes, catedráticos, atletas de élite, biólogos marinos, oncólogos jefe, primatólogos, médicas expertas en violencia y hasta culturistas campeones del mundo.

Y, por supuesto, Ed y Jenny, protagonistas e hilos conductores de EMPATÍA. Ed, el escéptico que lleva una vida cómoda, y Jenny, la comprometida que cree que las personas somos responsables de nuestras acciones y que podemos escoger alternativas para ser el cambio que queremos ver en el mundo. Ed, el escéptico que lo cuestiona todo pero no toma partido, y Jenny, la comprometida que tomó partido y trabaja desde hace años en FAADA: Jennifer Berengueras. Ed, el escéptico que acaba creyendo que la duda es un agente del cambio, y Jenny, que cree que la mayoría de las personas realizan por desconocimiento acciones que perjudican a los animales. Ed, el escéptico que se da cuenta de que lo primero que tiene que hacer es convencerse a sí mismo y se pone a ello, y Jenny, la comprometida que está convencida de que si la gente dispusiera de una información que las industrias escamotean seguramente evitarían perjudicar en tal modo a los animales.

A través de EMPATÍA, la misión que ambos se proponen es hacer llegar a la sociedad la máxima información posible con el menor coste emocional. Y lo consiguen, gracias en parte a una estética limpia, cuidada, de tonos suaves y en la que predominan planos claros y luminosos. Merece la pena, pero también la sonrisa, ver su documental. Pues como dice el filósofo Pablo de Lora, “las premisas morales ya las teníamos claras, lo que nos faltaba era información”. Eso sí, también cabe, como advierte la catedrática Montserrat Escartín, otra opción: “Deberíamos cambiar radicalmente tantos hábitos de conducta que es más cómodo no mirar”.

Una madre que asegura que los peces nos son animales. Un primo taurino. Un amigo que reconoce que los zoos son lugares infernales para los animales pero sigue llevando a sus hijos porque es “entretenido”. Ese es el círculo más cercano de Ed, un publicista que vive en un entorno de gente normal. Pero también está Jenny, una amiga “rarita” porque no come animales y que convence a Ed de que haga un documental para ayudar a cambiar los hábitos de la sociedad que perjudican a los no humanos.

Así surge EMPATÍA, el primer documental de habla y producción españolas que aborda la mayoría de los temas relacionados con el respeto a los animales. Producido por la ONG FAADA y por la productora LA DIFERENCIA, el viernes 7 de abril se ha estrenado en numerosos cines de toda España. Su objetivo: llegar al público más amplio posible poniendo luz sobre la situación que viven los animales y sobre lo que cualquier persona puede hacer para mejorarla. Por eso su director, Ed Antoja, ha querido tratar el asunto desde el punto de vista de un escéptico y ha hecho un documental para todos los públicos, de tono amable, con ciertos toques de humor y todo lo libre de imágenes cruentas que puede estar un tema así.