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Sobre este blog

El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

Elizabeth Costello se presenta en Madrid

La actriz Nathalie Seseña interpretando al personaje de Elizabeth Costello, creado por el escritor J.M. Coetzee, en el Teatro Español de Madrid

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Nunca como en los últimos cuatro siglos el hombre occidental ha tenido la posibilidad de entender que al arrogarse el derecho de separar la humanidad de la animalidad, al conceder a la una todo lo que quitaba a la otra, estaba abriendo un ciclo maldito

Claude Lévi-Strauss

Quienes hayan leído y releído Elizabeth Costello desde los primeros años de este siglo, que fue cuando apareció la novela de J.M. Coetzee, seguramente estimarán la dificultad de adaptar al teatro un conjunto de textos narrativos que abordan dilemas filosóficos contemporáneos sobre la cuestión animal y las otras mentes. Y justo por eso el público quedará impactado al ver lo que han hecho con ellos la dramaturga Lola Blasco, la directora Pepa Gamboa y la actriz Nathalie Seseña.

Vale la pena recordar aquí el origen de la novela para comprender hasta qué punto le ha sido fiel su puesta en escena. En 1997 la Universidad de Princeton invitó a J.M. Coetzee a dictar las Tanner Lectures on Human Values, una cátedra de ética en la que lo precedieron pensadores y filósofos célebres, hombres en su mayoría, como Thomas Nagel, Karl Popper, Quentin Skinner, Stephen Toulmin, Amartya Senn o Stanley Cavell.

En esa ocasión, el escritor, llamado a hablar sobre valores humanos, en vez de dictar dos conferencias leyó dos cuentos. Su protagonista era una mujer. Esas fueron sus primeras historias sobre Elizabeth Costello, una escritora de 67 años, vegetariana, autora de nueve novelas, dos libros de poemas, uno de ornitología y una vasta obra periodística, invitada por una hipotética universidad de Appleton en Massachusetts para hablar de Los filósofos y los animales y Los poetas y los animales.

Como Coetzee en las Tanner Lectures, tampoco Elizabeth Costello explica en Appleton ni sus posiciones éticas ni el mensaje de sus novelas. Más bien escenifica sus angustias —¿sus heridas?— por la forma absurda y escandalosa que han encontrado la filosofía y las humanidades para racionalizar el maltrato y la explotación animal. Pero al exhibirse así, como quien se descubre cómplice de un crimen perpetrado por su especie y justificado por sus pares académicos, Costello devela la sinrazón del racionalismo y la inhumanidad del humanismo. Es decir, devela sus propias culpas y contradicciones al tiempo que remueve las culpas y contradicciones de su público.

La situación es satírica. Con toda la seriedad crítica que supone la gran sátira. Y no será esa la última vez en la que el autor de novelas tan tremendas como Desgracia o La edad de hierro apele al humor para ejercer la crítica. Continúa así una tradición literaria con grandes antecedentes, como el Informe para una Academia de Kafka, relato al que recurre Elizabeth Costello para presentarse ante sus pares y que Lola Blasco ha convertido en el centro de este montaje.

Las conferencias de Coetzee en Princeton se publicaron dos años después como The Life of the Animals (Las vidas de los animales, publicado en España por Penguin Random House). La edición incluyó entonces una introducción de Amy Gutmann y comentarios de Marjorie Garber, Peter Singer, Wendy Doninger y Barbara Smuts. En 2003, las dos lecciones Tanner se volvieron a publicar, junto a cinco lecciones más y una carta apócrifa de Lady Chandos a Francis Bacon, en la novela Elizabeth Costello (¿es realmente una novela?). Otro relato del personaje apareció en The New York Reviews en 2004, As a Woman Grows Older («Una mujer que envejece»). Luego Costello irrumpe en la novela Hombre lento (2005). Al final llegaron más andanzas de la escritora: Una casa en España, El perro, Una historia, Vanidad, La anciana y los gatos, Mentiras y El matadero de cristal. Todas forman parte de Tres cuentos (2014) y Siete cuentos morales (2017).

Pues todo ese complejo entramado de literatura, metaliteratura y filosofía, toda la ironía de un relato que devela el absurdo de teorías filosóficas y morales, toda la enriquecedora confusión entre los géneros más diversos (en muchos de los usos que tiene el término género), se conservan y enriquecen en el sustancioso libreto de La vida de los animales que ha escrito Lola Blasco.

La dramaturga nos cuenta que tuvo la idea de llevar al teatro Elizabeth Costello cuando vio el montaje de Informe para una academia, de José Luis Gómez, en el Teatro de La Abadía, en 2006, pero solo después de la pandemia pensó que la novela de Coetzee podría tener una buena acogida en las tablas. Entonces contactó al escritor, con el cual ha ido compartiendo su libreto hasta que ambos estuvieron conformes con el resultado.

Es extraordinaria la forma en que el texto de Blasco revela cómo se vinculan la cuestión animal y los demás temas éticos del ciclo de Costello: el mal y la violencia, la inercia en el engranaje del poder que los vuelve invisibles, la responsabilidad ética de la literatura ante esa invisibilidad, la ceguera humana ante la otredad, el desprecio de la empatía y la humillación de la belleza propios del utilitarismo, la escisión en la esencia del ser humano que impone una concepción racional cuyas raíces se hunden en el pensamiento antiguo. (“¿No es el mito de la dignidad exclusiva de la naturaleza humana el que ha hecho que la propia naturaleza sufra una primera mutilación, de la que inevitablemente se derivarían más mutilaciones?”, pregunta Lévi-Strauss en Antropología estructural).

Nathalie Seseña, por su parte, se luce en su encarnación de la escritora. Es memorable su caracterización de Elizabeth Costello como una crazy cat lady (loca de los gatos) refugiada en un pueblo de Castilla e invitada a Madrid a dictar una conferencia. La actriz logra sostener un montaje de setenta y cinco minutos que se pasan como un suspiro, sin que el espectador pierda jamás la tensión ni la atención. Su registro expresivo, que se mueve con maestría del drama al humor, y sus recursos actorales, que le permiten encarnar desde un simio hasta una nuera indignada, conmueven a la sala, que al final estalla en aplausos.

Otro tanto hay que decir de la dirección de escena, a cargo de Pepa Gamboa. Con recursos mínimos, la directora hace que muchas implicaciones del texto de Coetzee se vuelvan experiencias para quienes asisten a cada función. Muy acertada es la inclusión de las magníficas fotografías de Estela de Castro al principio y de Pierre Gonnord al final, y es magnífico el efecto que logra al presentar en una pantalla fragmentos de los experimentos de Wolfgang Köhler, autor de La mentalidad de los simios, a los que se refiere Elizabeth Costello. La integración que ha logrado Gamboa de los elementos tan diversos que conforman la obra es perfecta.

Pero sin duda el mayor mérito de La vida de los animales es hacer que el gran público acceda a la compleja reflexión contemporánea sobre el maltrato y la explotación animal, y vislumbre un cambio de mentalidad respecto a nuestros compañeros de reino que ya parece ineludible.

NOTA DEL AUTOR:

Sobre la vida de los animales puede verse en la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español de Madrid hasta el próximo 15 de enero. Se trata de un monólogo de la actriz Nathalie Seseña, con dirección de Pepa Gamboa y libreto de Lola Blasco a partir de los relatos sobre Elizabeth Costello de John Maxwell Coetzee. Los admiradores del escritor sudafricano y de su alter ego, Elizabeth Costello, harían bien en correr a comprar entradas, si no lo han hecho ya, antes de que se agoten.

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