¿En qué debe basarse la relación que establecemos los humanos con el resto de animales? La relación que hemos establecido históricamente con el resto de animales con los que compartimos el planeta se ha basado en la premisa de la superioridad humana. Sin embargo, las evidencias de los datos científicos nos demuestran que estas barreras que hemos construido no se justifican de ningún modo. Que quizás no somos tan diferentes como creíamos al resto de animales.
Sabiendo esto, ¿qué responsabilidades éticas se derivan de nuestra relación con los demás animales? La relación que establecemos con el resto de animales debería seguir el criterio de la sintiencia. “Un individuo sintiente es aquel que tiene la capacidad de tener experiencias positivas o negativas. Es aquel individuo que puede sufrir o disfrutar; por tanto, aquel que tiene una vida que puede ser beneficiada o puede ser dañada”, afirma Adrià Voltes, doctor en Neurociencia y miembro del comité científico de ZOOXXI.
El debate científico y ético sobre la cautividad de los animales
Ya en la recta final de la tramitación municipal para la modificación de la ordenanza de Protección, Tenencia y Venta de animales, que espera su votación final en el plenario del próximo 3 de mayo, la Plataforma ZOOXXI lanza neurocienciaanimal.org. Se trata de un portal desde donde difundirá una visión ética y científica del animal como individuo merecedor de respeto y compasión, un enfoque ausente tanto en el actual modelo de investigación, conservación y educación del zoo de Barcelona como en los otros zoológicos del mundo.
La comunidad científica presenta una postura favorable, con un consenso creciente a la idea de que los animales son seres conscientes que, además, pueden manifestar una gran diversidad de procesos cognitivos y comunicativos, personalidad propia y vidas emocionales.
“Hace años, el jefe de veterinarios del Zoo de Barcelona, Hugo Fernández, declaró en una entrevista en La Vanguardia que la felicidad era ”cosa de humanos“ y que atribuirla a un animal era antropomorfizarlo. Afirmó que a un animal le daba igual ”estar dentro o fuera“, la libertad era otra antropomorfización, según él. Esta postura, que es completamente acientífica, es la que sigue manteniendo hoy en día el zoo de Barcelona. Ante afirmaciones tan retrógradas nos hemos visto con la necesidad de explicar que para un animal no es lo mismo la libertad que la cautividad, y que ésta solo se puede justificar en contados casos. Para garantizar el bienestar de un animal se ha de tener en cuenta su bienestar físico, su bienestar emocional y la capacidad para expresar comportamientos naturales. El zoo es incapaz de garantizar, al menos, las dos últimas cuestiones”, explica Leonardo Anselmi, coordinador de la Plataforma ZOOXXI.
En el dossier de Neurociencia Animal, ZOOXXI busca dar respuesta a la forma en que interpretamos los estados subjetivos de otros individuos, más allá de nuestra especie, cuáles son los datos de los que disponemos actualmente para entender qué experimentan y sienten los animales y preguntarnos qué responsabilidades éticas se derivan de ello, de qué manera podemos relacionar lo que hacemos con lo que sabemos, especialmente en el ámbito de un zoo orientado a los hábitats.
En este portal encontramos contenidos que van desde la Declaración de Cambridge sobre la Conciencia de los Animales hasta un artículo del reconocido primatólogo y etólogo Franz de Waal que muestra cómo el resto de animales son más parecidos a nosotros de lo que nos pensábamos, pasando por el profesor de Ecología y Biología Evolutiva Marc Bekoff y su artículo sobre el sufrimiento de los peces. Con esta herramienta ZOOXXI pretende facilitar y acercar este conocimiento a la sociedad en general y lo hace mediante métodos sencillos y divertidos como, por ejemplo, los vídeos comentados por Adrià Voltes, doctor en Neurociencia, que analiza el uso de herramientas por macacos, animales marinos y aves, o las amenas y divulgativas clases del neurólogo colombiano Rodolfo Llinás, ganador del premio más prestigioso del área de neurociencias en Estados Unidos, el Premio Ralph W. Gerard.
¿En qué se traduce el cambio? La Conservación Compasiva
La Iniciativa Ciudadana ZOOXXI lo tiene claro: el cambio se traduce en la aplicación de la Conservación Compasiva.
La conservación tiene por objeto la preservación de las especies para mantener la diversidad y evitar su extinción. Hoy en día existen dos posturas:
- La conservación tradicional: fija su atención en el mantenimiento de las especies y de las poblaciones. La consecución de este objetivo permite el sacrificio de animales salvajes para mantener poblaciones de la misma u otras especies o para resolver conflictos entre humanos y animales.
- La conservación compasiva: tiene dos enfoques, al posiciona al animal físico individual sensible en el centro para evitar su sufrimiento y al buscar un acercamiento de posiciones entre la protección individual de los animales y la preservación de la biodiversidad, las especies y los ecosistemas. Argumenta que, a medida que los problemas medioambientales crecen y se hacen más globales, los problemas a los que se tienen que enfrentar los animales, individualmente y como población, también aumentan y, por tanto, se han de crear nuevos procedimientos que conjuguen la protección individual de los animales con la preservación de los ecosistemas.
Aplicar la Conservación Compasiva a los zoos es un nuevo enfoque que quiere superar esa lógica que pocos resultados está dando en la conservación y protección de los animales en la naturaleza y que es responsable del sufrimiento de individuos que se crían y se intercambian en cautividad durante toda la vida.
Desde una visión interdisciplinaria, especialidades científicas y académicas muy diversas ofrecen argumentos para observar la naturaleza desde una nueva perspectiva, más amplia y consecuente con los descubrimientos científicos de los últimos diez años: los animales presentan capacidades cognitivas y comunicativas, inteligencia, personalidad propia, vida emocional y diversas formas de conciencia. Por tanto, estamos obligados a sumar la empatía y una visión ética a las herramientas de una investigación científica basada en la protección de los animales considerados como individuos, así como a la recuperación y el mantenimiento de las especies, las poblaciones y los ecosistemas, incluso para los programas ex situ orientados a la reintroducción. Desde la lógica de la conservación compasiva, con un enfoque en los individuos, ya se han hecho algunos aportes, como determinar que la personalidad de los diferentes animales los hace más o menos aptos para ser reintroducidos.
Es necesario entonces reconocer los errores y las víctimas, reparar lo dañado y no repetir. Reemplazar la educación utilitarista por una de cultura de paz, sumando el enfoque sobre el individuo, reemplazar la palabra por el ejemplo y, en materia de conservación, sumar elementos científicos hacia la excelencia y la eficacia en la conservación real. Con el objetivo de asesorar en la toma de decisiones de los partidos políticos representados en el Ayuntamiento de Barcelona respecto a la Iniciativa Ciudadana ZOOXXI, así como para ser un lugar de encuentro y acercamiento de nuevas propuesta e ideas con las comunidades científicas en materia de conservación, se ha lanzado la primera revista online en lengua no inglesa sobre esta nueva postura de la conservación: conservaciocompassiva.org.
“El zoo de Barcelona afirma que utiliza la ciencia para proteger a las especies, pero su modelo de conservación se ha mostrado claramente ineficiente para la protección de la naturaleza y los animales. Existe una creciente oposición a la conservación tradicional, una oposición a los métodos utilizados y a los resultados obtenidos. La sociedad reivindica cada vez más la protección de los individuos de otras especies, teniendo en cuenta los actuales conocimientos científicos: los animales son individuos sensibles física y psicológicamente, con capacidades cognitivas, estados emocionales y diversas formas de conciencia. Ha llegado el momento de utilizar la compasión como ética práctica y evolucionada para la conservación. La ciencia nos coloca en una nueva geografía y nos obliga a poner las políticas públicas a la altura que los datos experimentales desvelan: la auténtica ciencia es compasiva”, concluye Anselmi.