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Es el momento: podemos (y debemos) cerrar todos los Vivotecnia europeos

13 de agosto de 2022 06:01 h

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Científicos de todo el mundo llevan años diciendo que el método de investigación basado en la experimentación animal no está dando resultados deseables y que es urgente cambiar el paradigma.

Pensemos en cualquier otra ciencia: ¿qué diríamos de otro método de investigación si nos ofrece una tasa de fracaso del 99%? Pues esto es lo que lleva ocurriendo durante 16 años con la investigación del Alzheimer y la experimentación animal.

¿Cómo pueden haber estado engañados durante más de 16 años? Porque la experimentación animal no es replicable y además están más que acostumbrados a que los experimentos tengan una tasa bajísima de traslación a humanos. Están acostumbrados al fracaso. Por lo tanto, nadie se ha cuestionado el inicio, a pesar de estar dando resultados estrepitosamente malos durante 16 años. No es inusual que los medicamentos que son efectivos in vitro y en modelos animales fallen en humanos. Básicamente, es lo que pasa de continuo. A pesar de que nos quieran hacer creer lo contrario.

No estamos hablando de un error, estamos hablando de una presunta manipulación deliberada.

En este artículo se llegó a la conclusión de que el Alzheimer venía causado por unas proteínas que se volvían tóxicas en el cerebro. Por lo tanto, llevan 16 años “creando” ratones transgénicos que sobreexpresan esta proteína precursora amiloide. Casi todos los fármacos que han salido al mercado en los últimos años tienen como objetivo eliminar esas placas o evitar que se acumulen. Es decir, el modelo de esta placa ha sido la teoría reinante durante los últimos 16 años.

Y ahora resulta que este artículo puede ser un fraude deliberado.

No solo se ha citado cientos de veces en otros trabajos, sino que aproximadamente 100 de los 130 medicamentos para el Alzheimer que ahora se abren paso en los ensayos están diseñados directamente para atacar el tipo de amiloides que se presentan en este documento.

¿Cómo se ha podido manipular? A través de las imágenes de este paper científico. Los resultados experimentales obtenidos podrían no haber sido los resultados deseados, y esos datos podrían haberse cambiado para ajustarse mejor a una hipótesis.

¿Nos extraña? En absoluto. Es decir, que a pesar de que innumerables científicos han citado este paper para seguir experimentando con animales, a pesar de que ninguno obtenía resultados deseables, a pesar de que ningún fármaco lograba una pequeña mejora en la enfermedad, se ha seguido investigando en esa línea de investigación. Y a nadie le ha extrañado lo más mínimo.

En el juicio de la admirada Carlota Saorsa, también declararon que Vivotecnia había cambiado a un perro de un experimento por otro como si jugasen a Mr. Potato. En sus propias palabras: “No solo había un maltrato reiterado hacia los animales, sino que además se manipulaban los resultados de los ensayos para aprobar estudios que después pasaban a una segunda fase de experimentación con seres humanos”.

Resultados muy mediocres, con tasas de éxito de entre el 4% y el 6% en el mejor de los casos. Y todo, ¿para qué? Para poder seguir saliendo en las publicaciones. Es un bucle. Las publicaciones solo admiten estudios con experimentación animal porque tienen más citas y más referencias. Y los investigadores cobran prestigio por su publicación. Más prestigio quienes más publican. Y, por lo tanto, el prestigio va para quienes experimentan con animales.

La única manera de romper este paradigma es prohibiendo la experimentación animal. Ya no es importante si ha sido útil o no. La realidad es que ya existen alternativas para muchos experimentos y se siguen utilizando animales.

Recientemente ha salido el informe de 2019 de usos de animales de la UE. Los números siguen siendo escandalosos. Desde 2015 se ha incrementado en casi un millón de animales. ¿Cómo pueden seguir sosteniendo que las normas son muy estrictas y que cada vez se usan menos animales? Solo hay que ver los datos para deshacer este argumento. La directiva europea que se hizo en 2010 pretendía que la experimentación animal fuera reduciéndose hasta su abolición. Este objetivo no se está cumpliendo, ya han pasado 12 años y no hay ningún cambio sustancial. De hecho, según las informaciones de Cruelty Free Internacional, casi 800.000 “usos” tienen su alternativa validada y aprobada y aun así se ha seguido experimentando con animales.

Algunos experimentadores argumentan que cientos de millones de animales mueren de maneras terribles en laboratorios porque hay una pequeña posibilidad de que, quizás, pueda ayudar a la salud de los humanos dentro de 30 años.

Sin embargo, tenemos un 100% de posibilidades de acabar con el sufrimiento animal ahora mismo si se cambiase a una investigación basada en métodos de biología humana, además de que obtendríamos mejores datos, más fiables y más baratos, como vienen demostrando muchas alternativas ya validadas y aprobadas, que además no son obligatorias de usar en vez de la experimentación animal.

Si realmente nos preocupan los animales y/o la salud de las personas, firmemos la iniciativa europea para que se establezca un plan real por el que este método de investigación pase a ser historia. Hasta la prohibición de experimentar para fines cosméticos está siendo amenazada. Hemos de oponernos seriamente.

Pensemos además en todo lo que podría avanzar la medicina si tuviéramos métodos de investigación con mejores resultados.

Firma ahora, ya, aquí.

Científicos de todo el mundo llevan años diciendo que el método de investigación basado en la experimentación animal no está dando resultados deseables y que es urgente cambiar el paradigma.

Pensemos en cualquier otra ciencia: ¿qué diríamos de otro método de investigación si nos ofrece una tasa de fracaso del 99%? Pues esto es lo que lleva ocurriendo durante 16 años con la investigación del Alzheimer y la experimentación animal.