La India acaba de desbancar a China como el país más poblado del planeta. Con más de 1.400 millones de habitantes y con unos retos enormes a pesar de su incuestionable papel en la economía mundial, sus niveles de pobreza en los suburbios urbanos y en las zonas rurales mantienen a millones de personas muy lejos de la justicia social. La Fundación Vicente Ferrer lleva más de cincuenta años en el sur del país con un proyecto de desarrollo liderado por las comunidades, donde las necesidades de su gente, su opinión, su poder de decisión son los que cuentan. Hacen falta generaciones para acabar con la resignación de un pueblo que ha estado sometido a un sistema que le oprime por su origen social. La discriminación por razón de casta está suprimida de la Constitución de 1950, una de las más avanzadas del mundo, aunque siga quedando tanto por hacer para el cambio de algunas mentalidades.
Otro de los grandes mitos de la India tiene que ver con las supersticiones que pesan sobre los perros. Se está avanzando mucho gracias a proyectos como el que la Fundación ha incorporado en su estrategia en favor de la salud pública y la empatía con los animales. Hay sobrepoblación canina. Según la OMS, el país acoge a más de 60 millones de perros callejeros y es necesario un plan para evitar enfermedades transmisibles como la rabia, una patología fácilmente prevenible mediante la vacunación. En la India, mayoritariamente en las zonas rurales, se calcula que mueren anualmente entre 18.000 y 22.000 de personas, el 40% menores de 15 años.
Frente a esto, hay un creciente vínculo entre humanos y perros, promovido por los gobiernos estatales y por ONG, y cada vez es más frecuente ver a la gente alimentando a los famélicos perros. La India es, por tradición, un país que aboga por la no violencia y la compasión hacia los animales. Recordemos la célebre frase de su líder más universal, Mahatma Gandhi: “La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que se trata a sus animales”. Según la FAO, alrededor del 40% de la población es vegetariana.
José María Martínez, veterinario de Ronda, Málaga, al que la Fundación Vicente Ferrer propuso coordinar el ambicioso “Proyecto animal”, viajó por primera vez a Anantapur en noviembre de 2023. “Tenemos cuatro líneas de actuación: atrapar a los perros sin dueño de la forma menos traumática posible, usando trampas de pasillo, control de zoonosis aplicando vacunas contra la sarna, la rabia y el parvovirus, la castración de perros y gatos para controlar la sobrepoblación y la educación poblacional en el respeto a estos animales”. En febrero viajó de nuevo con tres veterinarios más y una joven voluntaria especializada específicamente en capturas amables.
Su última visita tuvo lugar en julio, junto a la veterinaria integrativa Montserrat Peinado, colaboradora de Herbolario para animales, que incorporó la estrategia de aplicar productos naturales para tranquilizar antes y después de las sedaciones. Pasó tres semanas como voluntaria en terreno y anima a sus colegas de España a sumarse a esta acción. “La India es un país donde se necesita mucha ayuda. La experiencia les resultará, sin duda, intensa y volverán llenos de gratitud y alegría por haber podido ayudar a los animales y a la FVF, que tan buen trabajo lleva haciendo durante tantos años en este país”.
Durante su estancia han esterilizado y practicado distintas cirugías a unos 200 perros y gatos que conviven en los distintos campus con el personal de la Fundación, donde muchos de ellos buscan refugio y comida entre los trabajadores y cooperantes. La intención es apoyar en el futuro la estrategia gubernamental en las calles del distrito de Anantapur.
Ahora comienzan a poner el foco en la formación de veterinarios locales, no solo para capacitar profesionalmente, sino para hacer que sus intervenciones vayan acompañadas de la empatía necesaria para que los animales puedan afrontar en las mejores condiciones el miedo y la desconfianza hacia un cuidado que les es tan ajeno. “En las zonas rurales, la relación de estos perros y gatos con el ser humano no es tan cercana como en España, no tienen ese vínculo que dan el juego y las caricias, no tienen esa sensación de pertenencia a un grupo humano”, cuenta Peinado.
“Hacemos todo lo posible con los recursos que tenemos. En esta zona apenas hay veterinarios para pequeños animales, así que asumimos trabajos propios de la medicina interna: les ayudamos con problemas gastrointestinales, enfermedades transmitidas por garrapatas, insuficiencias hepáticas, lesiones y heridas”, explica Martínez.
La Fundación Vicente Ferrer sigue buscando apoyo de veterinarios españoles que deseen colaborar voluntariamente con un proyecto que nos hace avanzar como sociedad. Mejorar la calidad de vida de los animales y promover su relación con las personas sigue siendo un desafío en todos los rincones del planeta. Si quieres sumarte a esta gran misión, aquí tienes toda la información.
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