“Una vez que contemplas el sufrimiento en los ojos de otro, ya no puedes mirar hacia otro lado”.
La frase es de la italiana Selene Magnolia, una de las muchas fotógrafas que han dedicado buena parte de su trabajo a retratar la cruda realidad de la explotación animal. También, uno de los nombres que formarán parte del libro Hidden. Animals in the Anthropocene, un ambicioso proyecto fotográfico que el pasado martes aterrizó en la plataforma de crowdfunding indiegogo.
Junto a Magnolia, un total de 30 fotógrafos de reconocido prestigio internacional han puesto sus imágenes al servicio del proyecto. Entre otros, Luis Tato, Daniel Beltrá, Joan de la Malla, Kristo Muurimaa, Andrew Skowron, Timo Stabengerr, Aitor Garmendia o la activista y fotógrafa canadiense Jo-Anne McArthur, impulsora del libro y fundadora de We Animals, proyecto que desde 1998 trabaja para visibilizar el sufrimiento de los animales. McArthur se ha propuesto alcanzar la cifra de 42.000 euros para convertir el libro en realidad. Y lo que es más importante, para dar a la problemática que retratarán sus páginas una dimensión internacional.
“Hace tiempo tuve ocasión de ver el libro Inferno, del fotógrafo de guerra James Nachtwey”, cuenta Jo-Anne a El Caballo de Nietzsche. “Fue entonces cuando se me ocurrió hacer algo similar, pero enfocado a los animales. El de Nachtwey es un libro sobre lo que nos hacemos unos a otros: guerra, hambrunas, migraciones, genocidios… Creo que también es importante ver lo que nosotros hacemos a los demás. A todos los demás”, apunta. Así a, Hidden pretende ser, para su impulsora, “una forma más de educar a las personas sobre cómo tratamos a los animales y por qué esto tiene que parar”.
En cuanto al criterio seguido par elegir a los participantes del proyecto, Jo-Anne lo tiene claro. “Todos ellos fueron elegidos por la gran calidad de su trabajo”, explica. “Tradicionalmente, en el mundo de la investigación sobre la explotación animal se ha disparado mucho con cámaras pobres y por activistas que no son expertos en fotografía. Lo entiendo perfectamente y valoro muchísimo que hayan estado proporcionando documentación durante décadas. Sin embargo, una excelente manera de hacer que las personas conecten con un animal o una historia es a través de imágenes de alta calidad, estimulantes, conmovedoras e incluso artísticas que atraigan a la audiencia. Por eso quería recopilar todo este trabajo de alta calidad que se está produciendo a nivel mundial: para inspirar a las personas a tomar mejores fotos y a contar mejores historias. Creo que el libro contribuye a elevar su trabajo. De hecho, ese es también uno de los objetivos de Hidden: los fotógrafos son los héroes de este proyecto”.
“La documentación y el registro gráfico han sido herramientas cruciales en el desarrollo del movimiento de derechos animales”, opina Aitor Garmendia. “Multitud de investigadores, generalmente anónimos, han logrado exponer los abusos y la violencia sistemática que se perpetra contra ellos en todo tipo de ámbitos. Jo-Anne supo aportar algo diferente, profundizando en los relatos y dotando de atmósfera a las investigaciones, generando una sinergia con el trabajo clandestino de estos activistas. Nos ha inspirado a muchos, y cuando hace algo más de un año me invitó a colaborar en este proyecto, acepté sin dudarlo”, cuenta.
Por aquel entonces, nadie podía haber imaginado que el lanzamiento del crowdfunding coincidiría con una situación tan compleja como la que estamos viviendo. McArthur reflexiona al respecto: “Algunos pueden pensar que hacer esto durante una pandemia podría resultar extraño, pero lo cierto es que muchos virus están directamente relacionados con el consumo de animales, y el Covid-19 no es una excepción. Necesitamos urgentemente abordar el uso descontrolado que hacemos de los animales. Es una auténtica locura”.
“La humanidad se enfrenta a un momento muy difícil y el dinero es muy necesario en todas partes”, reconoce Selene Magnolia. “Cabría pensar que este no es el mejor momento para un crowdfunding. Sin embargo, al mismo tiempo creo que este período histórico también puede verse como una oportunidad de reflexión sobre nuestra normalidad y sobre los vínculos entre el capitalismo, la ganadería, el consumismo y la pandemia de coronavirus. El maltrato animal está directamente vinculado a muchas otras formas de injusticia en nuestra sociedad. Muchas de las cosas que hasta ahora hemos percibido como normales son, en realidad, parte del problema. En ese sentido, quizá es un buen momento para ver a dónde conducen nuestros errores y comenzar a introducir cambios”.
Resulta difícil pensar que incluso aquellos que llevan décadas inmortalizando la muerte son capaces de divisar un halo de optimismo en el horizonte. Pero así es. “Las cosas están cambiando para los animales”, asegura Jo-Anne McArtjhur. “Nos estamos volviendo cada vez más conscientes. Así lo aseguran los datos, el crecimiento del activismo e incluso el sentido común. Sin embargo, el crecimiento económico imparable, especialmente de los países en vías de desarrollo, también está trayendo consigo un mayor consumo de carne y, por tanto, más explotación y sufrimiento para los animales. Todavía queda mucho trabajo por hacer”.
“El mundo necesita ser sacudido por este libro”, concluye Selene Magnolia. “Por eso espero que lo vea el mayor número de personas posible, y que lo perciban como un despertar para cambiar la sociedad de inmediato. No solo en nuestra manera de relacionarnos con los animales, sino también en lo que respecta a nuestras propias estructuras de poder: muchas personas afrontan una realidad cotidiana que simplemente hace que sea imposible incluso considerar un cambio para los animales. Por lo tanto, espero que aquellos que están en una posición suficientemente privilegiada como para tener la opción de darse cuenta de lo que esto conlleva, tomen la decisión de respetar a los demás, a los animales y al planeta”.