El próximo sábado 5 de octubre, una manifestación recorrerá las calles de Madrid bajo el lema 'Ni mataderos ni matadores'. A la convocatoria se han sumado, por ahora, otras cuatro ciudades: Barcelona, Gran Canaria, Salamanca y Valencia. La iniciativa, como explican quienes la organizan, “surge de la imposibilidad de varias personas antiespecistas de quedarnos impasibles ante el surgimiento de varios macromataderos en el Estado español, como el de Binéfar (Huesca) o el de Zafra (Badajoz), además de los más de 600 mataderos de todas las formas y tamaños que existen en el Estado, más los miles de cientos de granjas y criaderos”.
El objetivo de la convocatoria es exigir el cierre de los mataderos y el fin de la explotación animal, aunque, como señalan, “no solamente pretendemos generar conciencia o apelar a que la gente empiece a practicar el veganismo, sino también confrontar y señalar directamente a les explotadores y hacerles ver que no vamos a parar hasta que no termine esta masacre”.
Pero, ¿cómo hacer entender a quien no esté familiarizado con este discurso por qué se exige el cierre de algo tan cotidiano y normalizado como un matadero? Al respecto afirman que “debemos darnos cuenta de que ningún animal nace para servirnos, ni para ser asesinado en un matadero, ni para ser encerrado o torturado. Los demás animales también tienen sentimientos e intereses, y estos no son ni mejores ni menos dignos de consideración que los nuestros.”
“Es cierto que la persona media sabe de dónde proviene su comida: de animales muertos. Sin embargo, elespecismo es un sistema muy complejo que hace que establezcamos una desconexión entre los productos que consumimos y los animales no humanos de los que provienen”. Sostienen que la industria se construye, precisamente, en base a esa desconexión. “Los mataderos están alejados de los núcleos de población, es imposible ver qué pasa dentro si no es por algún vídeo clandestino. En los anuncios no muestran la realidad tal como es, sino edulcorada. Todo esto hace que no veamos un trozo de una vaca sino un filete”.
Sin embargo, aseguran, existen varias fuentes para descubrir qué ocurre tras el velo publicitario y los muros que ocultan la realidad de las empresas que se lucran con la explotación animal. “El trabajo de Tras los Muros, Filming for Liberation, Linas Korta o Clamor de Libertad documenta todo esto”.
Gracias al trabajo de estos activistas, podemos ser testigos del calvario diario al que son sometidos los animales no humanos. Un calvario que, según nos cuentan desde la organización de la convocatoria, comienza en las granjas y continúa en el transporte hasta los mataderos. “Los animales no humanos se envían al matadero cargados en camiones en los que viajan hacinados sobre sus propios excrementos y orines, mezclados unos con otros, sin apenas ventilación y soportando el frío, el calor, el ruido y el traqueteo del camión. Muchos son transportados estando enfermos o heridos, e incluso es posible que mueran antes de llegar a su destino”. El estrés y el miedo que sufren los animales hace que al llegar al destino retrocedan, se nieguen a avanzar, golpeen o embistan. “Por este motivo, se les aplica descargas eléctricas o se les golpea para conseguir que caminen hacia las cuadras o hacia la zona de sacrificio. Si aun así no es posible hacerles avanzar, se les aturde allí mismo y se les arrastra con una soga atada al cuello”, explican.
Cualquier persona es consciente del destino que le espera a un animal en un matadero. Sin embargo, el final en ocasiones es más cruento de lo que a muchos les gustaría pensar. “Antes de asesinar al animal, se le insensibiliza para evitar su sufrimiento. Aunque no siempre es así. En muchas ocasiones, debido a la falta de herramientas adecuadas, la agilidad del proceso (un matadero es una cadena de montaje en la que la velocidad es importantísima), o por simple y llana dejadez, los animales son asesinados sin haber perdido la consciencia”, afirman.
Aunque en el movimiento de liberación animal son comunes las campañas centradas en objetivos a corto o medio plazo, en este caso la meta de la manifestación es más ambiciosa, pero también más difícil. Al respecto, las personas que la organizan comentan, “no tenemos nada en contra de los objetivos más a corto plazo (mientras no se estanquen en una perspectiva bienestarista), creemos que son imprescindibles en el camino hacia la liberación animal. Dicho esto, también vemos valor en ser radicales con nuestras ideas, es decir, atacar a la raíz de los problemas, y exigir lo que creemos que es justo, aunque a día de hoy parezca una utopía. Sin este tipo de estrategias largoplacistas corremos el riesgo de perder el norte y olvidar hacia qué dirección estamos caminando”.
Un posicionamiento que contrasta de forma evidente con la corriente que aboga por el bienestar animal, persiguiendo pequeños cambios de forma gradual, sobre la que opinan, “entendemos que alguien pueda llegar a pensar que los cambios 'graduales' sean más efectivos que apuntar alto, pero lo cierto es que lo único que consiguen es lavar la imagen de las empresas explotadoras y que la gente crea que los animales no humanos que sufren y mueren en granjas y mataderos viven felices, rodeados de pasto y con espacio para socializar y divertirse (…) Tampoco creemos en los cambios de legislación, ya que rara vez se sigue la normativa de bienestar animal, ya de por sí laxa. Para la industria, los demás animales no son individuos ni seres vivos, son solo objetos, meros medios para conseguir beneficios económicos, y así son tratados, sea cual sea la legislación”. “Nuestra postura es 100% antiespecista y abolicionista, no queremos reformar los mataderos sino abolirlos y acabar con la explotación animal”.
Las personas que quieran apoyar la iniciativa pueden hacerlo “con la difusión de la convocatoria: compartir el evento, el cartel, nuestras publicaciones en redes sociales, hablar de la convocatoria a amigues y familiares…” También es posible ayudar de forma económica para cubrir los gastos de carteles, pegatinas, octavillas y pancartas. Para ello, se ha dejado una hucha de apoyo en el restauranteLa Oveja Negra del barrio de Lavapiés, en Madrid. Aunque, como aseguran, lo más importante es “que las personas que estén sensibilizadas con lo que denunciamos acudan a la manifestación del 5 de octubre para dejar claro que queremos el cierre de los mataderos y el fin de la explotación animal”.
El próximo sábado 5 de octubre, una manifestación recorrerá las calles de Madrid bajo el lema 'Ni mataderos ni matadores'. A la convocatoria se han sumado, por ahora, otras cuatro ciudades: Barcelona, Gran Canaria, Salamanca y Valencia. La iniciativa, como explican quienes la organizan, “surge de la imposibilidad de varias personas antiespecistas de quedarnos impasibles ante el surgimiento de varios macromataderos en el Estado español, como el de Binéfar (Huesca) o el de Zafra (Badajoz), además de los más de 600 mataderos de todas las formas y tamaños que existen en el Estado, más los miles de cientos de granjas y criaderos”.
El objetivo de la convocatoria es exigir el cierre de los mataderos y el fin de la explotación animal, aunque, como señalan, “no solamente pretendemos generar conciencia o apelar a que la gente empiece a practicar el veganismo, sino también confrontar y señalar directamente a les explotadores y hacerles ver que no vamos a parar hasta que no termine esta masacre”.