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PACMA vs Unidos Podemos

  • Publicamos este post como respuesta del autor al artículo que recientemente publicó una de las editoras de este blog.

Este es uno de los debates más habituales en los corrillos animalistas de cara a las próximas elecciones, debate que, en más de una ocasión, suscita descalificaciones, salidas de tono y diversos improperios que no hacen otra cosa que perjudicar la consecución del fin por el que estamos debatiendo. Debates que no hacen sino alentar al verdadero enemigo: taurinos, cazadores y diversa fauna causante de la mayor parte del maltrato animal en nuestro país, que se regocijan al ver cómo perdemos energías en echarnos en cara lo que hace o lo que no hace el otro, mientras la jaulas siguen llenas, los campos inundados de plomo y las plazas regadas de sangre.

Esto no quiere decir que unos y otros seamos iguales, tampoco que debiéramos haber confluido, ni que lo correcto haya sido no hacerlo; esto quiere decir que, a pesar de estar en campaña, y de que un partido político se nutre de votos -algo totalmente lícito-, nunca tenemos que olvidar por lo que estamos aquí, por quiénes estamos aquí.

Y tal vez ese sea el problema, definir quienés, algo tan subjetivo como qué es ser animalista o qué es el maltrato animal. Os puedo asegurar que ha habido cazadores que han dicho que eran animalistas, justo después de matar a sangre fría a decenas de animales, o taurinos que dicen convencidos estar en contra del maltrato animal. Y es que en mis ya bastantes años de profesión veterinaria he visto casi de todo, me duele el corazón al recordar algunas imágenes, se me estremece el alma al rememorar aquellos gritos; he visto de primera mano el sufrimiento animal en demasiadas ocasiones, porque una cosa está clara, desgraciadamente, en nuestro país: donde hay animales casi siempre hay sufrimiento.

Y son todas estas vivencias, junto con algunas circunstancias personales, las que me han llevado a dedicar buena parte de mi tiempo a defender a los más débiles y a darme cuenta de que son imprescindibles las políticas a favor de los animales. Es cierto que hay muchas causas por las que luchar desde la política: desahucios, violencia de género, sanidad pública, racismo, homofobia… Una lista casi interminable de propuestas para luchar contra estas lacras que todos los partidos, de una u otra manera, recogen en sus programas; incluido, por supuesto, el Partido Animalista (PACMA).

Pero no es fácil introducir propuestas verdaderamente animalistas en un partido generalista. En los grandes partidos todo está matemáticamente medido, no se dice ni hace nada que vaya a hacer perder votos, y menos para defender a los animales. En PACMA nadie va a reprochar que se defienda a tal o cual animal, sean animales de granja, de peletería, utilizados en espectáculos o en actividades cinegéticas, porque dar a conocer la realidad que sufren a diario esos animales y luchar por cambiar su situación es su día a día, es su razón de ser.

Algunos partidos sólo incluyen propuestas en las que hay un importante consenso social, en las que la aritmética electoral ha dado un signo positivo, pero en ocasiones hay que llevar adelante propuestas valientes, aunque no exista tal beneficio, y hay que desterrar de una vez por todas prácticas anacrónicas, sin medias tintas, de la misma manera que se prohibieron las ejecuciones públicas en nuestro país a pesar de ser multitudinarias, porque había que hacerlo, porque era necesario para el avance moral de la sociedad. No hay que tener miedo de exigir propuestas atrevidas, aunque parezcan inalcanzables, porque llega más lejos el que apunta a la luna que el que dispara a un árbol.

Entonces, ¿por qué medias tintas cuando hablamos de un debate servido desde hace décadas en nuestro país? ¿Por qué, cuando la grandísima mayoría de españoles rechaza que la muerte convertida en espectáculo público quiera imponérseles como su fiesta nacional? La tauromaquia ya ha tenido su tiempo de discusión, ha llegado su momento, ya no cabe referéndum en una sociedad que quiere avanzar éticamente, no caben propuestas tibias en ningún programa que quiera abanderar el fin del maltrato animal. Es como no estar dispuesto ni a dar el primer paso de un largo camino.

PACMA es un claro ejemplo de partido en el que todos los votos cuentan, incluso donde no se obtenga representación. PACMA representa el único voto claro y rotundo en favor de los animales, voto que no podrán esconder ni enmascarar. Nadie sabe qué porcentaje de votos de otros partidos han sido por los animales, pero en este caso nadie puede dudarlo, cientos de miles de votos al PACMA pesan mucho en la consciencia  de los políticos, no pueden pasar desapercibidos para los demás, por eso es importante hacer crecer esa cifra, por eso es importante mostrar un apoyo masivo a la defensa de los animales.

Y claro que hay defensores de los animales en otros partidos, por supuesto que sí. Es un hecho tan real como que a día de hoy, desgraciadamente, tienen poco poder dentro de los mismos. A los grandes líderes aún no les preocupa la defensa de los animales, o al menos no como a muchos nos gustaría. Por eso, para estos animalistas es importante que PACMA obtenga un buen resultado, para de esta manera poder convencer a los pesos pesados de sus organizaciones de que a la sociedad le importan cada vez más los animales, y qué mejor aval que presentar miles de votos obtenidos por el único partido animalista para que sus propuestas sean escuchadas. Esos miles de votos para otros partidos pueden ser importantes, pero para PACMA y para los animales representan la vida.

Un argumento que esgrimen algunos es que los votos de PACMA acabarán en el PP, argumento este tan falaz como contradictorio. ¿Cómo puede un mismo voto beneficiar a los que sin duda son los dos partidos con propuestas más dispares en cuanto a defensa animal? Los votantes deciden y las matemáticas adjudican diputados, es tan sencillo como que a un partido le benefician sus votos y le perjudican todos los demás, máxime cuando no sabemos nada de cómo va a quedar representado el Parlamento ni de quién va a ganar las elecciones. Ya es suficientemente injusta la Ley Electoral con los partidos pequeños, como para que algunos seguidores de partidos del cambio utilicen los mismos argumentos del miedo que hace muy poco criticaban cuando iban contra ellos. Nadie puede creerse que un voto a PACMA perjudique a los animales, el único voto que los perjudica es el que suma a partidos sin propuesta reales a favor de ellos, el que se queda en casa, y el que se olvida del sufrimiento de todos los animales.

También se ha dicho que si PACMA obtuviera representación quedaría diluido en un Grupo Mixto sin posibilidades de nada, pero los que lo dicen saben que eso no es cierto, saben que hasta el día 26 de junio eso es ciencia-ficción, solo son especulaciones. ¿Acaso alguien puede asegurar que en unas elecciones tan ajustadas como estas un solo diputado no pueda decidir la Presidencia? ¿Y por qué ese diputado no puede ser de PACMA? ¿Imagináis lo que se podría hacer entonces? Pues soñemos… de la misma manera que antes soñaron otros y hoy han visto cumplido sus deseos. Partidos animalistas holandeses, alemanes y portugueses tienen hoy representantes en las cámaras que ya legislan en favor de los animales. Estoy convencido de que en España ese momento llegará algún día, y ¿por qué no podría ser este ese momento?

Es un momento importante para el movimiento animalista, nunca hasta ahora había habido tanto apoyo social para exigir derechos y una vida digna para los animales. Cientos de organizaciones, activistas, miles de personas anónimas claman un cambio, tenemos que estar muy orgullosos de lo que todos y todas estamos consiguiendo. Ya solo falta el último empujón: el apoyo desde la política, y ese empujón lo puedes dar tú.

Hagas lo que hagas, el 26J acuérdate de ellos, ellos no te olvidarían.

  • Publicamos este post como respuesta del autor al artículo que recientemente publicó una de las editoras de este blog.

Este es uno de los debates más habituales en los corrillos animalistas de cara a las próximas elecciones, debate que, en más de una ocasión, suscita descalificaciones, salidas de tono y diversos improperios que no hacen otra cosa que perjudicar la consecución del fin por el que estamos debatiendo. Debates que no hacen sino alentar al verdadero enemigo: taurinos, cazadores y diversa fauna causante de la mayor parte del maltrato animal en nuestro país, que se regocijan al ver cómo perdemos energías en echarnos en cara lo que hace o lo que no hace el otro, mientras la jaulas siguen llenas, los campos inundados de plomo y las plazas regadas de sangre.