“Queremos que a los taurinos nos dejen vivir en paz”, me dijo el torero Juan José Padilla, poco antes de la corrida, al mismo tiempo que los toros de esa tarde esperaban su entrada en el ruedo. Para mí, ver cara a cara a Padilla con Laura Gonzalo, de Gladiadores por la Paz, fue algo de lo más chocante que he vivido como periodista. Padilla le enseñaba el estoque y las banderillas a Laura, y le contaba que la tauromaquia es “un arte que te da la vida”. Ella le explicó al detalle “el sufrimiento que iban a padecer los animales en sus manos, torturados para su disfrute y los que pagan para verlo”. Algo parecido viví cuando el ganadero Victorino Martín me describió el pullazo a un toro “como el cachete que te da tu padre cuando eres crío”.
En 'La Línea Roja', que grabamos para emitirlo en Cuatro este martes 26 de septiembre a las 22:45, reunimos a Laura y a Óscar del Castillo, de Gladiadores por la Paz; a Silvia Barquero, del Partido Animalista-PACMA; a José Enrique Zaldívar, de AVATMA (Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal)... A ellos y a muchos más. No nos conformamos con tener su punto de vista. Fuimos al lugar de los hechos, para explicar ese punto de vista a los taurinos repartidos por corridas, encierros, correbous, toros ensogados, ganaderías…
Fue una gira que no resultó fácil, porque nos echaron de alguno de estos sitios, incluso escoltados por la Guardia Civil, pero contar lo que ocurre mereció la pena. Es poner más luz en el cruce de caminos entre los que participan en la considerada “fiesta nacional” y los movimientos en defensa de los animales. Viendo lo que hacen, lo que piensan, lo que dicen, cómo lo dicen, pueden despertarse conciencias o simplemente reafirmar posiciones. Si el periodismo es contar lo que pasa, mejor hacerlo en el lugar de los hechos.
Me sorprende que haya plazas públicas de las que te echen solo por ir a preguntar. Como periodista, así lo intenté en un pueblo donde viven con fervor su tradicional festejo taurino. Yo hacía preguntas y unos cuantos vecinos respondían sin ningún problema. Sin embargo, hubo quien consideró que debían insultarnos, amenazarnos, lanzarnos objetos, empujarnos y rodearnos en mitad del pueblo hasta que, casi milagrosamente, apareció la Guardia Civil. La llamada telefónica desesperada de una compañera de producción fue determinante. Doy las gracias a esos agentes por su profesionalidad y porque sacaron de allí a todo el equipo del programa, escoltado, como si hubiéramos ido al pueblo a robar, pero sano y salvo.
Si en 'La Línea Roja' buscamos reflejar sensibilidades propias de nuestro tiempo, casi a modo de cambio de época, lo vivido con la tauromaquia casi traspasa la pantalla. La sensibilidad está a flor de piel. Hay taurinos que te explican su afición como “un arte”, otros como “único motivo de existencia del toro de lidia”, otros como “tradición”, otros se sienten agredidos solo por preguntarles... En contraste, los movimientos animalistas van extendiéndose y hay cambios de mentalidad que todavía iremos viendo. Hay aspectos donde los tiempos que vivimos no son iguales que los que viviremos. Algún día, quién sabe, no nos echarán de los sitios solo por preguntar.
“Queremos que a los taurinos nos dejen vivir en paz”, me dijo el torero Juan José Padilla, poco antes de la corrida, al mismo tiempo que los toros de esa tarde esperaban su entrada en el ruedo. Para mí, ver cara a cara a Padilla con Laura Gonzalo, de Gladiadores por la Paz, fue algo de lo más chocante que he vivido como periodista. Padilla le enseñaba el estoque y las banderillas a Laura, y le contaba que la tauromaquia es “un arte que te da la vida”. Ella le explicó al detalle “el sufrimiento que iban a padecer los animales en sus manos, torturados para su disfrute y los que pagan para verlo”. Algo parecido viví cuando el ganadero Victorino Martín me describió el pullazo a un toro “como el cachete que te da tu padre cuando eres crío”.