Una oveja mira a la cámara aterrorizada mientras espera su turno en un matadero. Un conejo observa los cadáveres colgados de otros conejos. Un ternero recibe un disparo en la cabeza con un perno cautivo, el método de aturdimiento más extendido en el mundo.
Son sólo algunas de las impactantes imágenes que forman parte de la trayectoria de Aitor Garmendia, conocido por el proyecto de Tras los Muros y uno de los fotógrafos y activistas por los derechos de los animales más conocidos del Estado español. En concreto, se trata de las fotografías que formaron parte de la serie Matadero, en la que retrató el día a día de más de 50 de estas instalaciones en México y que le llevó a ser galardonado con el premio Fotógrafo del Año en los Latin IPA (International Photography Awards).
“Aporto herramientas gráficas, a través de la fotografía, con la intención de que ayuden a entender, enfrentar y superar la explotación sistemática que padecen los animales no humanos”, explica Tras los Muros a El Caballo de Nietzsche. Una labor que arrancó hace dos décadas cuando, tras convivir en Inglaterra con varios vegetarianos que le hicieron “ser consciente de la situación de los animales”, decidió unirse a “un movimiento formado una gran red de personas que están construyendo las bases históricas para la emancipación de los animales”.
Nadie dijo que fuera a ser fácil. A lo largo de todos estos años, Tras los Muros ha accedido a instalaciones de toda clase poniendo en serio riesgo su integridad física con el objetivo de denunciar los abusos que sufren las víctimas de la explotación. Y sin embargo, no ha acabado siendo ningún matarife quien ha tratado de silenciarle, sino la red social Twitter, en la que siempre fue especialmente activo y donde cuenta con casi 15.000 seguidores.
“El pasado 15 de septiembre publiqué un reportaje realizado en México sobre la charrería, una competición íntimamente ligada a la ganadería, muy popular en el país, y en la que se somete a los animales a diferentes abusos”, relata el activista. Un reportaje al que sucedió una oleada de indignación entre la comunidad charra tras la publicación de las fotografías en un medio mexicano. “Las personas del mundo de la charrería aseguraban que mi trabajo estaba sesgado y que no reflejaba la realidad, cuando lo cierto es que las imágenes fuero tomadas en sus propios lienzos charros, los lugares donde tienen lugar este tipo de espectáculos. Poco después de aquello recibí un correo electrónico de Twitter en el que se me informaba de que mi cuenta se encontraba bloqueada por incumplir sus reglas: en concreto, la que prohíbe publicar contenido multimedia que muestre escenas sangrientas gratuitas”.
“Lógicamente, todo esto es falso”, denuncia Garmendia. “Ninguna de mis imágenes son gratuitas, sino que cumplen una función periodística de denuncia. La norma, además, indica que la infracción es especialmente grave si la fotografía se publica con 'la intención de provocar deleite en la crueldad o por placer sádico'. Se trata de una contradicción en sí misma: son quienes abusan de los animales, en tal caso, quienes tienen esa responsabilidad, y no quienes los defendemos y quienes queremos abolir las prácticas a las que son sometidos”, argumenta.
Aitor Garmendia reflexiona sobre la naturaleza y las consecuencias de lo ocurrido. “No creo que exista una deliberada censura a los activistas por la liberación animal desde Twitter” apunta, “pero sí pienso que el modelo preventivo de Twitter provoca censura. Los que tienen poder rara vez se encuentran en una situación así. Quienes vienen denunciando injusticias de diferente índole, como el fascismo, el machismo, la explotación laboral o se enfrentan a grandes poderes económicos acaban pagando las consecuencias”, asegura.
¿Hasta qué punto es fundamental una red social como Twitter para hacer llegar el trabajo de Tras los Muros a la gente? “Para mí, Twitter es importante por diferentes motivos: me conecta con el movimiento, y con periodistas interesados en denunciar la explotación animal, y también me ayuda a generar puentes con militantes de otros movimientos”, explica. “Otro aspecto que me parece especialmente útil es la posibilidad de responder a la propaganda de la industria en su propio tablero: mienten, y es necesario que la gente entienda por qué”.
A lo largo de todo este tiempo, con la cuenta de Tras los Muros bloqueada, han sido muchos los perfiles de Twitter que se han solidarizado con la situación que sufre Aitor Garmendia. Ante ello, los responsables de la red social en España no parecen darse por aludidos. “En estos meses he recibido dos comunicaciones por parte de Twitter, y ninguna de las dos aporta soluciones. En un primer momento me indicaron una serie de pasos a seguir para poder apelar el bloqueo y restablecer la cuenta. La primera vez sólo pude responder con una frase, pues no permitían más que unas pocas palabras. La respuesta que obtuve era automática, y fue negativa. Hasta ahora he apelado en tres ocasiones”.
El Caballo de Nietzsche se ha puesto en contacto con Twitter España, desde donde recuerdan que la red social tiene unas “normas claras” de uso. “Si una cuenta infringe dichas normas, se toman las medidas pertinentes, que pueden consistir en una suspensión temporal o permanente”, explican. Twitter no entra a valorar “casos específicos”, pero remite a dichas normas como “marco de funcionamiento” de la red social para explicar la suspensión de la cuenta de Tras los Muros. Sin embargo, parece claro que la decisión de la red social no se ajusta a su s propias normas, dado que el trabajo de Aitor Garmendia no tiene intención de “provocar deleite en la crueldad” sino, precisamente, denunciarla. De aplicarse esta norme con similar severidad, habrían de bloquearse infinidad de cuentas que muestran, por ejemplo, imágenes taurinas que sí nacen de ese citado deleite.
Pese al “obstáculo” que supone tener bloqueada su principal herramienta de difusión, Tras los Muros no tiene intención de dejar de hacer fotos para denunciar la crueldad en nuestra forma de tratar a los animales que son víctimas de la explotación. Durante este tiempo ha seguido trabajando en diversos proyectos que verán la luz próximamente. Y si no es a través de Twitter, lo hará en cualquier otro medio. Porque aunque el precio a pagar sea elevado, la verdad siempre acaba saliendo a la luz.