Hola amigos:
La Pedriza, ese lugar en el que puedes pasar de la risa al llanto, de la soltura al agarrotamiento, de la liberación al aceraje máximo en cuestión de segundos o metros.
Risco del Pájaro, legendario, mítico, no hay ascenso fácil, ni difícil. Cada vía que surca sus paredes, tiene su “eso”, y en algún momento, desde los “míseros” cuartos, hasta los improbablemente liberables artificiales, la indiferencia se antoja imposible.
Como buen dominguero ya perfectamente integrado en la fauna serrana madrileña, consigo engañar a mi buen amigo Jorge Lantero, para ir a escalar algo la mañana que tengo libre. Domingo, como no puede ser de otra manera, si quiero ser un buen parroquiano.
Cuando llegamos a la base, ya había una cordada, y eso que eran las 9 de la mañana.
En una jugada típica de mi amigo, surcamos la Pedro Ramos para “calentar”, y bajamos a por la siguiente.
En la base de la Sur, comienza el L1 el segundo de la cordada que habíamos dejado antes. Toca cambiar de planes.
La Oeste, la vía Peñalara, la 3ª de la “Trilogía”, la tienes pendiente, me dice Jorge.
Y ahí que nos fuimos.
Echamos a la ramita más corta quién empieza, y me toca a mí. Al ir, como de costumbre y por no cambiar la tradición, sin reseña, lo mismo me da que me da lo mismo.
Corrientes de aire hacen que temples ya desde el principio.
Del L3, que por ordenanza y ramazo pequeño me tocaba, no contaré nada, ya que lo describo gráfica y explícitamente en la pequeña película que he montado.
Disfrutar del miedo, es algo que muy pocos se pueden permitir, y por suerte, me encuentro en tan selecto grupo. Esa sensación de lucha contigo mismo, y mientras el cuerpo te pide paz, tú le das guerra, ¡¡¡¡¡¡¡ no tiene precio !!!!!!!!!
Inexplicablemente, siendo casi con total certeza la persona que más odia las placas pedriceras, pides un trocico liso para volver a tener contacto con la roca tras algún dichoso offwidth. Una mezcla de miedo que te empuja hacia arriba y la típica estrategia del “cobarde extremo” que te impide caer, hace que te olvides de las sabias palabras del amigo que te recomendó llevar al menos un 5, y recuerdes tu soberbia ahogada por tu único 4.
Y así, entre “aderensias” y “corrientes”, llegamos a nuestra 2ª cima del día, con una sonrisa que delata lo mal que lo pasamos sufriendo.
Háztelo mirar, te dicen a veces……
Lo único que tengo que mirar, puede que sea lo que intento hacer siempre: ir con un buen amigo y vivir
¡¡¡Un saludo y hasta pronto!!!