Hervé Barmasse y David Göttler, miembros del equipo The North Face, ya se encuentran aclimatando en la región del Shisha Pangma (8.026m) en su intento de abrir una nueva vía en la cara sur de este ochomil. Situado en el Tíbet, se trata de la décimo cuarta montaña más alta del mundo, un gigante que el dúo tiene previsto atacar este mes mayo de 2017 en estilo alpino, sin la asistencia de sherpas ni oxígeno suplementario.
El Shisa Pangma fue el último ochomil del mundo en escalarse, siendo su primera ascensión absoluta en 1964, aunque no fue hasta 1982 que se culminó el primer ascenso por la cara sur. Hervé y David han pasado por meses de entrenamiento para preparar sus cuerpos ante este reto, combinando una rutina de escalada alpina y en hielo con trail running y trabajo en gimnasio para estar listos tanto física como mentalmente para una hazaña de esta magnitud. Los deportistas también han pasado por una fase de 2 semanas de aclimatación en Khumbu (Nepal), donde estuvieron viviendo y entrenando a 4.700 metros, además de hacer trail running y montañismo de velocidad a altitudes de hasta 6.100 metros – todo ello con vistas a ayudarles a avanzar lo más rápido posible durante la expedición.
“Las vías de nivel sin escalar en ochomiles son muy escasas en el mundo actual, y encontrar y abrir una es tu razón de ser como alpinista”, afirmó David Göttler. “Hemos encontrado algo que parece una línea perfecta. La vía cubre terreno técnico, pero es lógica y prácticamente recta de abajo a arriba.
Además, la cara sur del Shisha Pangma no suelen frecuentarla muchos escaladores y casi seguro que estaremos solos por allí. Es muy raro estos días formar parte de un equipo de dos personas que se encuentren totalmente solas en un ochomil con la intención de abrir una vía nueva. Es un poco como si viajásemos atrás en el tiempo a la época de las escaladas históricas, ¡con la oportunidad de vivir la experiencia de la exploración de verdad!“.
Hervé Barmasse añadió: “Nuestro plan es llevarnos solo lo indispensable para seguir vivos. Queremos avanzar ligeros y deprisa, pero siendo siempre fieles a los valores y a la ética que creemos que hay que respetar cuando se escala en el Himalaya.
¡Completar esta expedición demostrará de nuevo que lo imposible no existe! Será mi primera tentativa de ochomil, y estoy entusiasmado pensando en volver a vivir y sentir las emociones que experimentaron quienes, hace ya muchos años, fueron los pioneros del montañismo en el Himalaya. Alpinistas que, al atacar la décimo cuarta montaña más alta de la Tierra, tenían que abrir una vía nueva porque no había otra. Era todo enormemente difícil e incierto, pero igualmente fascinante al mismo tiempo, y me siento tremendamente afortunado al haberme podido embarcar en esta aventura“.
Sin embargo, no todo han sido buenas noticias estos días. A ambos les sorprendía en pleno campo base la trágica noticia de la perdida de Ueli Steck. Herve compartía esos momentos en su Facebook:
“La voz de David se transforma en un camino que sigo por culpa de un llanto repentino. Me llama, arrastrando en sus palabras algo que no entiendo. Corro hacia su carpa. Sus ojos están inundados de lágrimas, el rostro rojo… Empieza a hablarme lentamente, casi como si quisiera retener un minuto más en su corazón lo que está apunto de decirme. ”Hervé... Ueli está muerto“.
Los pensamientos yacen, el vacío invade, pierdo el equilibrio. Las palabras de David me provocan un nudo en el estómago, mientras que mi corazón se congela, se protege tratando de soportar un terremoto de emociones que a partir de ahí me llevarán al llanto por un amigo que se ha ido. Que no volveré a ver…
Y pensar que hace tan solo unos días, en esa pastelería de Lukla que nos gustaba tanto, los tres estábamos riendo y bromeando, hablando de alpinismo, de sus contradicciones, de valores… Habíamos estado planificando entrenamientos juntos como el de febrero, otras escalada, hacer parapente... Ueli, tú eras el hombre de los registros, yo el alpinista que veía en la velocidad una muestra de calidad, pero no el final de una escalada. Pero los puntos en común sobre los que estábamos de acuerdo eran realmente muchos, especialmente sobre alpinismo en solitario. Tanto lo mucho que te estimaba, como mi amistad hacia ti, me permitieron apreciarte, por el hombre, y por el alpinista que fuiste. Tu valor como escalador estaba fuera de toda duda, pero si alguien dudaba, era porque nunca había tenido la suerte de compartir un día en la montaña contigo, “SWISS MACHINE”.
He aprendido muchas cosas durante el tiempo que hemos compartido. ¡Gracias de corazón Ueli!
El alpinismo pierde una referencia importante, pero tenemos un camino que seguir y que lleva tu nombre, un camino abierto gracias a tu talento, a tu fuerza y a tus sueños“.