El 1 de octubre de 1916, nueve corredores –uno de 15 años de edad- hicieron Historia participando en la primera carrera por montaña de la Sierra de Guadarrama, impulsada por la sociedad deportiva Los Amigos del Campo. Un siglo después, este pasado domingo, 150 corredores -el límite de dorsales- tuvieron el honor de conmemorar aquel evento precursor de las actuales carreras por montaña. Para ello el pueblo de Cercedilla llevaba tiempo volcado con la efeméride y de nuevo volvió a ser salida y meta al igual que sucedió en 1916 con aquella insólita ‘carrera alpina’.
En una mañana marcada por el intenso calor, el centenar y medio de corredores afrontaron el montañoso recorrido de 16,5 kilómetros y unos 800 metros de desnivel en ascenso y otros tantos en descenso, por la rebautizada como Siete Picos Integral. Un espectacular bucle paisajístico por senderos homologados que despegó de la Plaza de Cercedilla hasta alcanzar la crestería de Siete Picos y desde el Segundo Pico retornó a la plaza del pueblo.
El fluir de una carrera tan explosiva con corredores muy combativos supuso ritmos fuertes desde el bocinazo de salida. La clasificación masculina fue dominada de principio a fin por Álvaro Velázquez, siempre abriendo hueco tanto en las zonas corribles como en las más técnicas. El corredor del club Tierra Trágame paró el crono en 1:37:49. Siguieron sus pasos en un peleado pulso por los cajones Enrique Martín -1:44:09- y Pablo Vega -1:45:37-.
En la pugna por los peldaños del pódium femenino tres protagonistas brindaron una emocionante carrera. Por delante la corredora María Soledad Aragunde lideró la subida hasta el techo de la carrera, seguida de cerca por la corredora/esquiadora Maribel Martín y por la atleta local María Luisa García. Una vez iniciado el frenético descenso las posiciones se invirtieron fraguando María Luisa una sólida victoria -2:07:46-, seguida de Maribel -2:10:33-y de María Soledad -2:13:08-.
Primeros en meta como corredores locales llegaron Álvaro Martín -1:51:52-, Pablo Navasqes -1:57:42- y Pedro Bravo -1:58:14-. Por su parte, la chicas locales más destacadas fueron María Luisa García –vencedora absoluta-, Paloma García -2:24:41- y Lola Chico -2:28:30-.
El Abrazo del Dragón
Además de los trofeos de madera pirograbada que fueron entregados por categorías, el vencedor y la vencedora absolutos recibieron de forma provisional ‘El Abrazo del Dragón’. Este artesano trofeo realizado en forja de hierro pasará a ser en propiedad una vez estos corredores u otros logren una segunda victoria en futuras ediciones de la prueba. Esta fórmula de continuidad también se usaba en los concursos pedestres celebrados en los años veinte en la Sierra de Guadarrama. El motivo de tan singular trofeo hace referencia a la Sierra del Dragón, que era como se nombraba en la Edad Media a la cresta de los Siete Picos por su parecido con el espinazo del mitológico animal.
En paralelo a la Siete Picos Integral tuvo lugar la tradicional Caminata de la Sierra, excursión no competitiva de 7 kilómetros por las viejas sendas de Cercedilla. Y como parte de las Fiestas Mayores de Cercedilla, participantes y acompañantes fueron invitados a almorzar una típica caldereta serrana. Después, los tradicionales lances de corta de troncos, tiro de soga, subida a la cucaña y como colofón música castellana en directo, amenizaron un completo día de deporte popular con cien años de historia.
Y es que las competiciones de carrera a pie en la Sierra de Guadarrrama no son una invención reciente. Varias entidades montañeras de Madrid organizaron diferentes carreras de montaña sobre el mapa de cumbres del Guadarrama en los primeros años del siglo XX, entonces llamadas Concursos de Marcha por Montaña. En esta ocasión han sido los entusiastas vecinos y amigos de Cercedilla, arropados por numeroso público, quienes han hecho realidad el sueño de rescatar una antigua carrera como si de arqueología deportiva se tratase.
En la Carrera Alpina –así se llamó- que hace un siglo abrió el camino a las carreras por montaña en la Sierra de Guadarrama, tampoco faltaron animosos espectadores ni asistencias a los corredores. Entonces un ‘Juez volante’ a caballo con botiquín de auxilio, un ‘jurado de viraje’ en la segunda cumbre de los Siete Picos y un ‘jurado de meta’ cronometrador, velaron por el buen desarrollo de la competición. Posteriormente en carreras similares fue obligatorio que los corredores portaran ‘morral alpino’ con lo imprescindible.
En recuerdo de aquellos tiempos en los que para correr no se necesitaba tanta parafernalia, una réplica de morral campero con embutido de la zona en su interior fue regalado a cada corredor de la Siete Picos Integral.
Pioneros corremontañeros
Salir de un lugar habitado, subir a la cima de una o varias montañas por los senderos más directos y, de igual modo, bajar por diferente vertiente. Así se forjó el sentido más auténtico de las Carreras por Montaña, prevaleciendo siempre el trazado más montañero frente al desafío del gran kilometraje por buen camino. Razón por la que las clásicas Carreras por Montaña responsablemente organizadas deben de reivindicarse sin complejos, porque han sido y siguen siendo parte activa de la cultura deportiva y medioambiental que la Sierra de Guadarrama merece. Con el añadido de que los corredores de montaña, al igual que sucede con los montañeros, han de erigirse como los primeros defensores de las montañas por las que transitan.
En homenaje a los nueve pioneros de la Carrera Alpina de 1916 que este domingo se ha rememorado, recordamos la clasificación de entonces: Primero, Luis García Cisneros: 1h:58’. Segundo, Víctor Alonso Castiñeira: 2h:00’. Tercero, Luis Heredia: 2h:7’. Cuarto, Manuel Villarrubia: 2h:7’:12“. Quinto y Sexto –llegaron juntos a meta-, Manuel García: 2h:28’ y Emilio González: 2h:28’. Séptimo, Eusebio Espinosa: 2h:50’. Octavo, Luis Romero: 3h:00’ -15 años-. Y noveno, León Gurpegui: 3h:34’.
De sus biografías personales y deportivas poco más se sabe. Ahora bien, a su memoria y a la de quienes organizaron aquella primera carrera por montaña en la Sierra de Guadarrama se ha dedicado esta Siete Picos Integral. Cada uno de los participantes ha trotado por donde ellos lo hicieron en 1916 haciendo que su espíritu vuelva a correr inmortal por la Sierra del Dragón.