As Pontes es un municipio de la comarca del Eume, en la provincia de A Coruña, Galicia.
Pese a contar con poco más de diez mil habitantes, As Pontes ha sido durante años considerada como uno de los motores energéticos más importantes de Galicia, tanto por su central térmica como por su mina de carbón, la más grande a cielo abierto de toda España. Su desarrollo industrial y energético, de la mano de Endesa, marcó durante décadas la fisonomía del municipio, lo que acabaría por reducir las zonas verdes y espacios naturales.
Sin embargo, el aspecto de esta localidad, así como el de sus terrenos colindantes, han sufrido un cambio determinante esta última década debido a la desaparición de la mina de carbón a favor de un lago artificial. Un cambio drástico en el cual tuvo mucho que ver la propia Endesa, una de las empresas líderes del sector hidroeléctrico en España.
La mina de As Pontes fue durante décadas la mayor mina española a cielo abierto, hablamos de unas 2.200 hectáreas. Un enorme yacimiento de lignito del que se obtuvieron más de 260 millones de toneladas de carbón que se consumieron en una central térmica vecina que llegó a suministrar el 5 % de la energía eléctrica consumida en el país.
Por cada tonelada de carbón que se extraía era preciso mover además tres metros cúbicos de material estéril que envolvía el lignito. La actividad extractiva fue paulatinamente modificando el entorno. Emergió una montaña de material estéril de 160 metros de altura y se formó también un gigantesco hueco minero de más de 200 metros de profundidad.
Ante semejante panorama, y adelantándose a los tiempos que corren, en los que se busca una mayor armonía entre la obtención de energía y el respeto al medioambiente, Endesa decidió desarrollar para este entorno el mayor proyecto de rehabilitación ambiental de España, que además constituye un referente europeo.
El trabajo de rehabilitación estaba incorporado a las tareas de producción minera. Ello permitió convertir la escombrera en un lugar donde ahora crecen 600.000 árboles, monte bajo y zonas de pasto. La restauración vegetal ha sido tan exitosa que ese lugar ha sido colonizado naturalmente por más de 180 especies distintas de animales vertebrados (lobos, zorros, corzos, jabalíes…).
Durante el proceso de inundación del hueco minero, que se inició en 2008, y para evitar la posible acidificación de las aguas, entre otras muchas medidas se decidió cubrir el fondo con una capa de arcilla de unos 70 centímetros que evitó que el agua entrara en contacto con el carbón. Así, después de varios años de llenado con la lluvia y parte del caudal de los ríos de la zona, aquel gran socavón se ha convertido actualmente en el mayor lago artificial de España, y con agua de gran calidad. El lago mide actualmente cinco kilómetros de largo, dos de ancho y dieciocho de perímetro y su profundidad máxima supera los 200 metros. En la actualidad, el lago recibe agua de los ríos Llade, Merdelo y Maciñeira, además de las procedentes de los arroyos Uz y Chao. Además, el propio lago cuenta con dos islas ideadas para facilitar la implantación de flora y fauna en su entorno.
Actividades multideporte en un entorno idílico
Todo el conjunto de la superficie minera rehabilitada es ahora un espacio de biodiversidad único, y constituye un gran atractivo turístico y deportivo para As Pontes. Su playa, que cuenta con una anchura de 38 metros y una longitud de 430 metros, mereció recientemente la Bandera Azul, que se otorga a los arenales con servicios y agua de alta calidad.
El lago es un entorno idóneo para la celebración de competiciones náuticas oficiales: vela, surf, remo, piragüismo, natación… También se disputa anualmente una prueba de iron man (grandes distancias de natación, ciclismo y carrera pedestre).
En la orilla del lago existe además una escuela de vela y otra de piragüismo, este último deporte muy arraigado en la zona. Y para los que disfrutan de la bici, o simplemente de caminar, en la zona hay numerosas rutas y senderos. De hecho, por uno de los laterales discurre una senda de libre acceso y de baja dificultad, que es idónea para disfrutar con la familia, tanto si la queremos recorrer a pie, caminando o corriendo, como en bici.
Es la denominada como ruta o senda de La Memoria. La senda de La Memoria discurre por una camino amplio y despejado de unos seis metros de ancho, por lo que se puede hacer incluso con niños. La única pega, ya que no ofrece un desnivel reseñable, puede ser la distancia de ocho kilómetros de ida y otros ocho de vuelta, aunque evidentemente se puede acortar en cualquier momento. La senda bordea el lago y ofrece unas maravillosas vistas en un paraje tranquilo y relajado ideal para desconectar.
La ruta no tiene pérdida, y cuenta con una buena señalización, así como áreas de descanso, un observatorio de aves y paneles informativos sobre el entorno, la fauna y la flora de la zona. Un maravilloso ecosistema que ha renacido fruto de una colonización espontánea por parte de numerosas especies animales y vegetales y que ha dado lugar a áreas de humedales, pastizales, arboledas y matorrales.
No obstante, esta no es la única ruta que merece la pena recorrer ya que también dentro de la antigua zona minera de libre acceso hay rutas más exigentes de senderismo o BTT. Destaca una muy interesante de unos 26 kilómetros, y con un desnivel positivo de algo más de 500 metros, y que nace y acaba en la mismísima playa del lago. La ruta bordea el lago y se adentra en varias ocasiones en los montes que se elevan al nordeste del lago.
Un recorrido que alterna buenas subidas con divertidas bajadas por las “fragas” de los arroyos que alimentan la laguna (Regos da Ponte da Pedra, Chao y Meidelo dos Cales) y que disfrutarán mucho los amantes del BTT. La ruta se interna en un espeso bosque autóctono extremadamente virgen, y discurre junto a ríos de aguas cristalinas, alternando tramos más técnicos, con divertidos zig-zag entre árboles y múltiples pasos por seguras pasarelas de madera. Un entorno natural precioso, y muy bien cuidado, ideal para una jornada deportiva que acabaría en la maravillosa playa del lago.