¿Quién no ha sentido alguna vez un nudo en el estómago, se ha encontrado falto de motivación, e incluso bloqueado a la hora de competir, de empezar o continuar una vía, o de llevar a cabo una marcha exigente? Es obvio que no siempre se tienen las mismas ‘ganas’ y motivación a la hora de realizar actividades en la montaña, un fenómeno compartido: desde los alpinistas y escaladores de élite hasta los que salen a la montaña por afición.
Secuencia de interpretación:
- Primero: comprender esos momentos. Reconocer.
- Segundo: definir la situación. Determinar.
- Tercero: saber actuar tanto en el momento como anticipándonos a ellos. Actuar.
¿Para qué sirve esto?
De una forma sintética, con una buena ‘arquitectura mental’ evitamos y potenciamos:
Evitamos
- Tener que ‘abortar’ una actividad.
- Desmotivación ante la actividad.
- Posibles errores gravosos para la integridad física.
- Que esos malos momentos se graben a fuego en la mente.
- Que el grado de autoestima sea bajo y no permita tomar decisiones.
- Abandonar temporalmente una actividad.
- Lesiones físicas y dolencias con reflejo sicosomático.
Potenciamos
- Rápida resolución ante situaciones de ansiedad, estrés y presión.
- Eficiente concentración y atención en lo que se hace.
- Mayor capacidad de superación ante un problema.
- Apoyo no solo para uno mismo sino para el equipo o personas con las que compites.
- La autoestima y la percepción personal.
- La mejora de la calidad de las sensaciones percibidas por las actividades.
Éstos son algunos de los beneficios que concede la preparación mental, pero como toda preparación o entrenamiento exige un cierto esfuerzo, constancia y rigor a la hora de trabajarlo. Vamos con ello.
Qué medidas tomar
El escepticismo es muy grande: en muchos casos no se cree que sea tan influyente una ‘cabeza bien amueblada’. Menospreciamos su importancia aunque ésta sea capital. En algunos casos se trata de actitudes forjadas por la propia vida, y en otros, son inducidas por el propio conocimiento. Pero para no dejar todo en manos de la fortuna es necesario saber que existen ciertas técnicas que nos pueden ayudar.
Técnicas aplicadas
Existen muchas y variadas técnicas. Aunque ofrecemos unos ejemplos a continuación, conviene ponerse en manos de un especialista.
PUNTOS IMPORTANTES
Posición cómoda: la más aconsejable suele ser tumbados mirando hacia el techo. Ambiente: cómodo para evitar distracciones.
Tiempo: no obsesionarse con él.
RELAJACIÓN
La respiración: es la base de cualquier técnica ya que se tiene que lograr trabajar el flujo de aire utilizado. Los tipos de respiraciones son: torácica, abdominal o
ventral y simultánea.
Tensión – relajación: ejercicio por el cual recorremos segmentos corporales o grupos musculares, desde la cabeza a los pies. Consiste en (después de unos
momentos de respiración profunda) recorrer el cuerpo poco a poco creando tensión durante unos segundos, de forma isométrica, en los diferentes grupos
musculares para relajarlos posteriormente.
Percepción mental: nos hacemos reflejo de valores como lo pesado de algún material para relajar nuestro cuerpo. Lo podemos hacer segmentariamente o por
grupos musculares. Mi pierna pesa, es muy pesada tan pesada como el... y así con todas las partes del cuerpo.
Imagen mental: buscamos centrarnos en una imagen agradable, relajante que esté en nuestra memoria y a la cual nos acercamos poco a poco para profundizar en los detalles. Se debe asociar esta imagen a la idea de relajación. Es la que emplearemos para lograr que el cuerpo se relaje en momentos de tensión.
VISUALIZACIÓN
Para profundizar en movimientos y en técnicas que tenemos que aplicar o que ya hemos aplicado.
Imagen o secuencia: analizamos una secuencia de acciones para lograr mejorarlas de forma mental y en relajación. Repasamos uno a uno los movimientos técnicos de una competición en la cual nos vemos haciendo todo correctamente. Percibimos todos los detalles importantes y nos recreamos en ellos.
REDUCCIÓN DE LA ANSIEDAD
Control: se aplican técnicas de relajación en los días previos a la actividad y añadimos frases cortas y positivas: estoy bien, me siento bien, me apetece participar, etc. Unir estas frases crea un resorte en la persona que le permite rescatar el mensaje positivo interiorizado para aplacar los síntomas de ansiedad, estrés o agobio que detecta el cerebro.
CONCENTRACIÓN
Es una técnica mental selectiva por la cual nos fijamos en un proceso intentando atraer el mayor grado de atención sobre este, con la capacidad de abstraernos de otras situaciones menos relevantes.
Focalización: desde una posición cómoda y relajada realizamos, internamente, una cuenta atrás numérica desde el 100 al 0 con los ojos abiertos y con la mirada
en un punto fijo. Fijamos la atención en esa cuenta atrás y nos quedamos con el número al que hemos llegado en el momento en el que otro pensamiento, ruido,
sonido, etc, nos desconcentra de nuestra cuenta. Tenemos que lograr poco a poco llegar a completar la secuencia de 100 a 0. Una vez que logramos completar la cuenta sin perder la concentración, variamos el contexto que nos rodea y repetimos el proceso sentados, por ejemplo, en un parque o en el autobús, con el
fin de ser capaces de concentrarnos en esa cuenta en situaciones cada vez más adversas.
Asimismo según logramos esa concentración en entornos más ruidosos, tenemos que dejar de pensar en la cuenta atrás y pensar en una técnica alpinista o montañera. Un ejemplo muy claro es el montaje de reuniones, proceso que tiene
que estar claro, ya que es concreto y específico.
Interiorización: en los momentos previos a la actividad tenemos que tener, en nuestro esquema mental, asimilados todos los procesos que vamos a necesitar
para llegar a ‘buen puerto’, sea en la actividad que sea. Esta asimilación la hemos realizado en el trabajo de concentración. Por lo tanto en el momento de acometer
esa actividad tenemos que tener clara la secuencia ‘en forma de fotogramas’ y su orden, viéndonos como el protagonista de dicha acción.
Este pensamiento previo justo antes de... nos predispone y anticipa mejorando nuestra capacidad de acción.
MOTIVACIÓN
Son los valores que nos han impulsado a practicar estas actividades, que justifican el esfuerzo, el sacrificio, los madrugones, los entrenamientos, etc.
Intrínseca: la más importante. Es el valor que concedemos a lo que estamos haciendo. Puede evocarse a través de imágenes, por lo que representa… y es un recurso cuando llegan las dudas y los momentos de bajón anímico.
Extrínseca: son los valores que otros otorgan a la actividad, que a nosotros nos pueden importar y que pueden apoyar nuestra visión pero sin llegar a ser fundamentales.