Existen muchos deportes que podríamos incluir dentro del bloque ‘deportes de invierno no olímpicos’, pero de entre todos ellos destaca uno, el esquí de montaña, ya que es uno de los candidatos a convertirse próximamente en disciplina olímpica. Las razones pueden ser muchas y variadas pero podemos aventurarnos y destacar algunas. Entre ellas, destaca el deseo de añadir más disciplinas dada la poca variedad deportiva de las olimpiadas de invierno. Además, el esquí de montaña es una actividad reglada que cada vez se practica más en zonas controladas y estaciones de esquí y está ganando adeptos logrando una mayor relevancia social.
En el presente artículo, vamos a conocer procesos de actividad física que sirven para prepararnos para el esquí de travesía a la vez que vamos adquiriendo técnica y condición física aplicables a otras actividades deportivas aeróbicas. En concreto, presentamos una versión reducida y adaptada del sistema de entrenamiento de series que utilizamos con los chicos y chicas del centro de tecnificación nacional de esquí de travesía.
Este tipo de entrenamiento busca tanto la mejora de la condición física como de la técnica de descenso en los esquiadores. En cuanto a la condición física, se trata de un trabajo continuado que puede utilizar como medio o material diferentes actividades físicas (patinaje, bicicleta, carrera, marcha con bastones, etc) pero cuyo objetivo es incrementar la capacidad aeróbica. La utilización de estos medios se realiza con diferentes técnicas, con trabajos de larga duración y continuados, como: la carrera continua, actividades de cuestas, interval training o fartlek.
Todas estas técnicas buscan la mejora aeróbica en trabajos de larga duración teniendo en cuenta los posibles cambios de ritmo, ya sea por la orografía accidentada por la que pasamos o por variaciones de intensidad en la práctica deportiva.
Este entrenamiento intenta dar un paso más en lo que a técnica de esquí de travesía se refiere, en el sentido de mejorar la aplicación de las técnicas del descenso en situaciones de cansancio o de trabajo físico de cierta exigencia.
Estas situaciones se originan cuando queremos cubrir unas distancias representativas, de jornadas de doce horas o más y de varios días, donde la necesidad de un mayor conocimiento de la técnica supla las carencias de nuestra condición física. Un buen conocimiento técnico es fundamental para competir en carreras de esquí de travesía, sobre todo si deseamos lograr una posición relevante. En cualquiera de estas situaciones nos vamos a exigir tres elementos como mínimo: condición física (entre aceptable y buena), técnica de ascenso y de progresión (considerable) y técnica de descenso (buena). Lógicamente, el control sobre estos factores nos asegura un éxito casi rotundo.
El trabajo que se realiza durante la semana, y nos referimos tanto al trabajo físico como al técnico, puede ser eficiente si le dedicamos tan sólo los momentos de ocio (fines de semana, periodos vacacionales, etc.). Pero todo nuestro entrenamiento será todavía más efectivo si dedicamos un día de la semana al trabajo de técnica de descenso, que es al que menos tiempo se le dedica habitualmente pero resulta de una gran relevancia en la efectividad del entrenamiento.
Se puede creer que en el esquí de montaña solo cuenta el ascenso, puesto que es la parte a la que más tiempo se dedica y sobre todo porque es la primera barrera que se tiene que franquear. Así, na vez dominada esta dificultad parece que manejamos la práctica del esquí de montaña. Pero no es del todo cierto: debemos aprender a bajar de forma eficiente tanto para disfrutar del descenso como para evitar perder puestos en una carrera.
Es por esto que nos damos cuenta de que existen tres bloques importantes (aunque no son los únicos) en el tiempo que se le dedica al entrenamiento del esquí de travesía. La condición física, a la que hay que dedicarle aproximadamente un 54% del tiempo total del entrenamiento, el ascenso, al que le dedicaremos un 37% del tiempo total, y el descenso, que ocupará un 8% del tiempo. El 1% se destinaría al tema de visualización, transiciones, etc. Estos son tiempos orientativos de trabajo sobre los diferentes bloques.
Por lo tanto, considero más que oportuno que durante el mes en que nos dediquemos a mejorar nuestra condición física destinemos un tiempo al trabajo especifico de descenso en espacios controlados o estaciones de esquí, buscando siempre trabajar en condiciones físicas lo más parecidas posible a las actividades comentadas anteriormente.