Incidencias en el rápel. ¿Qué podemos hacer cuando encontramos una cuerda dañada durante un rápel?

Evaristo Vaz 'Varis' / Ilustraciones: Álex Romero

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El desprendimiento de piedras es algo habitual los meses de verano donde tras el deshielo del invierno, el terreno se asienta y la gelifracción de la roca da paso a nuevos movimientos y formas. Estos desprendimientos tienen que ser gestionados antes de adentrarnos en la actividad, para así evitar accidentes saliendo de las zonas de peligro claro. No obstante, la montaña no deja de ser un espacio vivo en constante movimiento, el cual, en ocasiones, nos puede dar algún quebradero de cabeza.

Lo que trataremos en este artículo es un caso real ocurrido a un compañero del que salió airoso gracias su sentido común. Realizando un rápel volado de 50 metros advirtió que por debajo de él una de las dos cuerdas dobles estaba bastante dañada… En ese momento no había ocurrido nada, pero minutos antes habían caído algunas piedras de la parte superior de donde se encontraban y eso seguramente pudo causar el daño a las cuerdas. Él se encontraba totalmente despegado de la pared y por encima había que remontar demasiados metros. No es necesario contar como resolvió la incidencia, ya que, aunque salió airoso de la situación, se excedió con la maniobra que realizó y, sin embargo, perdió algún punto importante de seguridad.

La maniobra que os propongo es una maniobra sencilla que cualquier persona pueda realizar, siempre y cuando tenga el nivel técnico adecuado para la actividad que está realizando y así poder comprender la misma. Es una maniobra que físicamente puede realizar cualquiera, incluso cargado con una mochila pesada o un compañero herido. Este tipo de maniobra se utiliza también cuando hay que abandonar una vía de escalada empalmando las dos cuerdas (120 metros) para poder llegar al suelo directamente en caso de emergencia.

Realizar el rápel correctamente, es decir, con el aparato de descenso y un sistema de bloqueo a su vez, tipo machard o prusik, para poder detenerse sin peligro de manera voluntaria o involuntaria nos puede resultar vital.

Nos detendremos un par de metros por encima de la cuerda dañada, recogiendo ésta para así poder ver como está de rota. Una vez revisada para evitar cualquier duda sobre el daño de la cuerda, debemos realizar un nudo de gaza u ocho doble por seno, dejando aislada la parte dañada de la cuerda y así poder utilizar la parte de la cuerda seguida al nudo. Posteriormente al nudo realizado, haremos otro nudo por seno uniendo las dos cuerdas. Para que éstas no se deslicen y sobre todo para nuestra seguridad, colocaremos el cabo de anclaje en el seno del nudo para así, mientras realicemos la maniobra, estemos siempre asegurados por si cometemos algún fallo.

Paso 1

Una vez asegurados, lo primero que vamos a realizar es un valdostano, para el cual necesitaremos un cordino de unos 6/7mm. de diámetro y un metro de longitud, más dos mosquetones HMS, a ser posible del mismo tamaño o modelo. En cada extremo del cordino haremos un nudo de ocho doble donde colocaremos los dos mosquetones, uno en cada cabo.

Para realizar el valdostano tenemos que buscar la mitad del cordino respecto a los mosquetones y colocarlo por detrás de las dos cuerdas de escalada, trenzando hacia el interior y siempre por encima de las dos cuerdas, y parando cuando los dos mosquetones se queden pegados y a la misma distancia. Éstos los anclaremos uno con el otro mientras seguimos con la maniobra.

Paso 2

Recogeremos la cuerda que no se encuentra dañada hasta el cabo final y con éste nos encordaremos de manera habitual (nudo ocho doble) y con ésta misma cuerda realizaremos un nudo dinámico que colocaremos sobre los dos mosquetones del valdostano. Con esto vamos a conseguir descender cuidadosamente por debajo del nudo que protege la cuerda activa del rápel respecto a la cuerda dañada. Una vez hemos realizado el nudo dinámico, éste lo ajustaremos hasta que el cabo que está unido a nosotros quede totalmente denso para así poder hacer un nudo de mula sobre el nudo dinámico o dinámico fugado.

Para realizar este nudo tenemos que realizar una gaza en dirección al nudo dinámico con el cabo que está libre de carga, pasando la gaza por detrás de los dos cabos, formando una gaza en la parte inferior al nudo y pasando por dentro de la nueva gaza y azocando el nudo para que se quede bien apretado. En sí, consiste en realizar una gaza sobre el cabo de carga, dejando suficiente margen para que éste no se deshaga al tirar de la cuerda sin querer. Hay quien deja esta gaza muy larga y coloca un mosquetón para que no se deshaga.

Paso 3

Una vez realizado el nudo seguiremos rapelando hasta que nos quedemos colgados del valdostano, liberando todo el peso del aparato de descenso y del nudo de bloqueo. Seguidamente desmontaremos el sistema de descenso que teníamos colocado y lo colocaremos por debajo de los dos nudos y cuerda dañada, de la misma manera que lo teníamos colocado antes (descendedor más nudo de bloqueo).

Una vez realizada esta operación supervisaremos que todo esté bien, procediendo a deshacer el nudo de seguridad que habíamos colocado por debajo del nudo donde está la cuerda dañada (¡este nudo no se deshace!). Tenemos que deshacer este nudo para así poder recuperar las cuerdas, ya que éstas estaban unidas y no nos permitirá tirar de ellas desde el siguiente descuelgue.

Paso 4

Para poder pasar nuestro peso desde el nudo valdostano hasta el descendedor, tiraremos con cuidado del cabo de la cuerda que deshace el nudo de fuga o mula, quedando todo nuestro peso sobre el nudo dinámico y dejando deslizar la cuerda sobre éste hasta que todo nuestro peso recaiga sobre el descendedor. Ya hemos pasado el nudo donde estaba la cuerda dañada, sin riesgo y grandes esfuerzos físicos.

Para recuperar el valdostano simplemente tenemos que desencordarnos de la cuerda donde se encuentra el nudo dinámico y tirar de ella hasta deshacer este nudo, dejando la cuerda libre. Golpearemos las cuerdas de escalada para que con la vibración se afloje el nudo valdostano y así deslice por las cuerdas de escalada hasta nosotros recuperando el material (mosquetones y cordino).

Cosas a tener en cuenta

Para que el siguiente escalador pueda descender sin realizar tantas maniobras tendrás que dejar la cuerda no dañada fija para descender por ella (ten en cuenta que bajarías por una cuerda en simple con un diámetro poco manejable para las manos), pero una vez llegado al siguiente rápel tienes que poder recuperar la cuerda tirando del cabo donde está el nudo de protección de la cuerda dañada. Esta maniobra la hemos visto en el artículo de rápel con cuerda auxiliar.

También tenemos que tener en cuenta la forma de recuperar la cuerda para los siguientes rápeles, es decir, colocar las cuerda en función de en que cuerda está el daño, no sea que tiremos del sistema de manera errónea y dejemos la cuerda bloqueada sobre el descuelgue por el nudo antes realizado.

En sucesivos rápeles descenderemos en simple dejando la cuerda dañada para la recuperación de éstas.