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Psicobloc

Varis en 'Bisexual' (6c/7a), Cala Barques

Texto: Evaristo Vaz “Varis”, Fotos: Luis González

7 de agosto de 2020 09:22 h

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El Psicobloc es la única modalidad de escalada donde toda la acción tiene lugar de manera natural, desde la ascensión hasta la caída. Cada metro que subes es un metro real de caída y esto hace que solo tú decidas hasta dónde puedes llegar, cuántos metros estás dispuesto a caer o si te ves con fuerzas para superar ese paso difícil que se encuentra al final de la vía.

Una actividad que engancha y está ganando adeptos a diario, y que tal vez se diferencie de las demás disciplinas por el entorno marítimo y playero que la acompaña, y el estallido de adrenalina que sentimos en las caídas y que nos deja un sabor de boca con ganas de más.

El requisito imprescindible para cualquier escalador que quiera empezar a practicar el psicobloc es saber nadar y desenvolverse bien en el agua y en el mar. Esta modalidad se practica en los acantilados, que es la zona más peligrosa del mar, lugar donde rompen las olas y las salidas son más peligrosas. Para una primera toma de contacto siempre es mejor hacerlo con alguien que ya practique el psicobloc, que conozca la zona, así como las distintas formas de acceso y salidas. Si contamos con una barca, la visión de los itinerarios suele ser muy clara, pero lo normal es aproximarse desde arriba, donde el punto de visión es muy diferente, cambiando nuestra percepción sobre el itinerario que luego vamos a encontrar. Si es la primera vez, comienza practicando la caída, la sensacion de manejarte en el aire y la entrada en el agua. Empieza saltando desde una altura que controles sin perder la posición de entrada al agua, estabilizándote con los brazos e intentando caer de pie y con el cuerpo lo más recto posible, los brazos no se juntarán al cuerpo hasta el último segundo. Una mala caída puede ser fatal ya que el agua puede ser como una tabla firme, ocasionando alguna lesión así como dolor. Deberías saltar la misma altura a la que estás dispuesto a escalar y luego conocer la forma de salir, ya que puede que sea difícil y necesites llegar con fuerza para poder trepar. Evidentemente, si repites o eres asiduo de esta modalidad tienes todo más claro y no necesitas conocerte y ver cómo te desenvuelves, pero los novatos tienen que empezar por experimentar sus propias sensaciones. Conozco algún buen escalador que no disfrutó de la actividad porque no se sentía a gusto en el mar o, al menos, no en los acantilados cambiando totalmente su visión sobre la actividad. Como harías en cualquier escuela nueva empieza calentando en alguna travesía fácil y con una caída cómoda. Ésta te puede servir como aproximación a la zona donde luego piensas escalar. Visualiza el movimiento ya que si no te los cantan irás a vista y tendrás que ir buscando los agarres y visualizando los movimientos. El “pilla, pilla” que voy a probar no vale, cuando caes empiezas desde abajo por lo que tendrás que ir minimizando el esfuerzo y previniendo el posible nuevo paso. También es verdad que si el miedo a la caída está controlado, escalarás en vías más duras de lo habitual olvidándote del esfuerzo y desgaste energético necesario para chapar, por lo que estarás en armonía constante con la vía, escalando y buscando posibles reposos para ir mejorando en tu estrategia. Visualizar cómo hacen otros la vía puede darnos un enfoque diferente a como nosotros lo habíamos planteado.

Este tipo de actividad es muy propicio para ir solo a probar vías, pero no es muy recomendable por los distintos peligros que podemos encontrar y porque la ayuda de un compañero que nos avise, o avise a otros, puede ser fundamental.

Material

La verdad es que no se necesita mucho material para practicar Psicobloc, salvo algún truco, al menos que incluyas velero y una buena compañía, dando un enfoque más atractivo a la actividad.

Lo que es realmente imprescindible son los pies de gato, ya que vamos a necesitar uno o dos pares. Éstos tendremos que lavarlos en agua dulce después de cada actividad, ya que la sal los estropea rápidamente. Déjalos colgados y no los guardes en una bolsa de plástico hasta que no estén completamente secos… si no cogerán muy mal olor. También es importante contar con magnesio líquido y en polvo. Yo siempre escalo con magnesio en polvo, pero para el Psicobloc vi que el magnesio líquido es muy cómodo de transportar y, en caso de caída siempre está cerrado y es utilizable, mientras que el magnesio en polvo si se moja no lo podrás utilizar. Si la vía es corta me echo magnesio líquido solamente, pero si son muchos movimientos o la roca está húmeda combino los dos, magnesio líquido para empezar, y en polvo para ir tirando.

La magnesera tiene que ser de algún material que no absorba el agua, algo tipo cordura, y el interior, que suele ser de forro, se tendrá que cortar ya que éste si absorbe mucha agua tarda mucho en secar por lo que es posible que no podamos utilizar la magnesera más de una vez. Hay quien ha rellenado las paredes del interior de silicona para el agua, pero a mí me ha resultado muy cómodo utilizar un gorro de natación oscuro para el interior. Se seca rápidamente al sol, de manera que lo puedes utilizar varias veces, dejando la parte exterior seca para echar el magnesio y la parte húmeda contra las caras de la magnesera húmeda. Si el gorro es negro se seca antes.

Es conveniente llevar una bolsa estanca con una cuerda para poder atarla, ya que si se llena de aire pueden servir como flotador. Si llevamos una bolsa estanca seguramente llevaremos comida y agua. Pensad que el mar y el sol constante, además de la actividad, nos empujará a estar hidratados constantemente. En la bolsa conviene llevar una toalla fina para secarnos las manos, sobre todo en los días de mucha humedad, también podremos secarnos las suelas de los pies de gato. Además deberíamos añadir unas gafas de buceo para mirar el fondo en algunos sitios o por si se nos cae algo poderlo encontrar. Un pequeño botiquín para posibles cortes y pomada para picaduras de medusas también son recomendables.

La Caída

Ésta tiene que ser muy controlada, por lo que tenemos que saber colocarnos en el aire para caer lo más vertical posible, entrando en el agua por los pies, y una vez dentro, flexionando las rodillas por si no hay demasiada profundidad y hay que amortiguar la caída. Los brazos sirven para estabilizarnos en el aire, dejándolos pegados al cuerpo al entrar al agua. Cuidado con la cara, se tiene tendencia a mirar al agua hasta el final por lo que recibiremos un impacto con lo que esto conlleva. Si saltas antes de empezar a escalar te manejarás mejor en las caídas, y si no estás acostumbrado, practica un poco. Prueba en saltos con la misma altura a la que luego vas a realizar la actividad, esto también te ayudará a controlar los miedos y despreocuparte un poco para centrarte más en la escalada y los movimientos que tienes que realizar. Si piensas constantemente en la caída no veras los movimientos y siempre te caerás en el mismo sitio. Será el miedo el que se apodere de ti y no desarrollarás tu nivel de escalada.

Peligros

En este tipo de actividad la escalada no es el peligro en si, y si aprendemos a caer, la caída tampoco. Pero hay que entender que nuestro elemento de seguridad no siempre es igual: está vivo. La marea baja puede dejar un sector al descubierto, reduciendo la profundidad para la caída. Con el mar enfurecido es peligroso correr riesgos, sobre todo cuando las salidas suelen ser por rocas y podemos recibir el impacto fatal contra éstas. Otro ser vivo que habita en el mar, y sobre todo aparece en las épocas mas cálidas cuando la temperatura del agua es más elevada, son las medusas. En función del año son más venenosas y si te rozan provocan una reacción alérgica que puede ser muy peligrosa. Piensa que si caes sobre una de ellas se sentirá amenazada y te picará. Lo normal es llevar una pomada en el botiquín para estos casos, la cual puedes comprar en las farmacias. Como remedio casero, la orina va muy bien, pero es algo más desagradable. Lo que nunca se tiene que hacer es lavar con agua dulce ya que introduce más los restos de la picadura. El agua de mar es mejor para estos casos. Si quieres escalar y hay muchas medusas tendrá que ser a primera hora y a última que es cuando el agua está más fría y suele haber muchas menos. Evita ante todo el mediodía.

Las formaciones de roca que encontramos en el mar están muy erosionadas y suelen ser cortantes por lo que debemos tener cuidado donde nos agarramos y saber que en zonas muy erosionadas puede que alguna roca se desprenda. En las vías que se repiten mucho, esto ocurre con menos frecuencia, por lo que evita abrir en zonas con roca suelta o con posible desprendimiento.

Es muy importante tener en cuenta que cuando haya más escaladores en la zona hay que vigilar a los distintos grupos y sus movimientos para no coincidir en una caída, o si alguien está escalando por encima. También debemos prestar atención al fondo por si hay alguien nadando o buceando. Lo ideal es que uno se quede al tanto para avisar a los demás o por si fuese necesario echar una mano a alguien tras una caída.

En los meses de mucho sol ponte crema frecuentemente: el continuo contacto con el agua hace que la protección dure menos, y si te quemas no aguantarás el escozor de la actividad en las caídas. Protégete.

Con estos consejos y la aparición de nuevos lugares en mar, ríos y lagos, te verás obligado a echar siempre los gatos en la maleta cuando estés de viaje, o tal vez te de por poner el plafón en la piscina para darle unos pegues los meses de verano o quien sabe, quizá las piscinas públicas vean esto como una nueva forma de ocio en el futuro… Pero la verdad es que la simpleza de esta actividad la hace especial, y gracias al clima que tenemos podemos practicarla durante muchos meses al año. Es en definitiva un gran entreno para diversificar en las actividades.

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