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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Los Pou cierran el verano colgados de los acantilados de Mallorca

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Después de un exitoso verano en el que Eneko e Iker solventan con matrícula de honor su paso por la selva africana con la apertura de Leve leve y la primera escalada en libre de la vía inglesa Nubivagant (apartado concerniente al “Fuego” dentro del proyecto The North Face 4 Elementos), deciden recalar unos días en Mallorca, donde disfrutan de la escalada en sus acantilados.

Una modalidad conocida como Psicobloc, caracterizada por escalar solo con un par de pies de gato (zapatillas de escalada), el bañador, y unas gafas de sol sobre las aguas cristalinas del mar mediterráneo. Para su práctica se requiere de un buen nivel de escalada tanto físico como mental. El primero porque al ser todo desplomado (es la única manera de que en caso de caída llegues al agua sin golpear antes con ninguna roca) las rutas siempre son muy difíciles, y, el segundo, porque no todo el mundo es capaz de escalar sin cuerda a más de 20 metros del agua.

A pesar de que Iker y Eneko han practicado esta modalidad- también conocida como “deep water soloing”- por medio mundo (Brasil, Patagonia Chilena, Colombia, Turquía, Grecia...) vuelven año tras año, como cientos de escaladores, a las paredes mallorquinas, consideradas la meca a nivel mundial. Concretamente el sur de la isla -zona comprendida entre Santanyí y Portocristoes- el área que más sectores de calidad atesora, con paredes de roca caliza entre 10 y 30 metros que hacen las delicias de los escaladores.

Ha sido esta zona la más explorada por los Pou y donde más rutas han abierto, destacando el trabajo realizado en el “Sector Brasil” de Cala Serena.

Aunque escalar sin cuerdas siempre se ha considerado muy peligroso, al tener el mar debajo de los pies haciendo de colchoneta, los accidentes no son muy numerosos y casi nunca muy graves.

Esta disciplina que nace hacia finales de los 70 en esta misma isla, ha ido ganando adeptos hasta convertirse en la estrella del verano, gracias a los calores que dificultan la escalada deportiva en medio mundo.