Aparicio: ''El Bernabéu se quedó mudo con el gol de Castellano''

Ernesto Aparicio ha estado ligado a la UD Las Palmas durante gran parte de su vida. Entró a formar parte del club en 1954, durante 12 años militó en las categorías inferiores de la entidad, durante 13 años perteneció a la plantilla profesional y desde 1972 hasta 2003 ejerció como masajista del primer equipo.

Durante 56 años en la UD Las Palmas, el Capi (apodo que le adjudicó Guedes) gozó con los éxitos y sufrió con los sinsabores que le ofreció el equipo. Ahora, 40 años después del partido ante el Real Madrid en el Bernabéu, el ex futbolista sacó a relucir este jueves un catalago repleto de emociones y vivencias que sintió sobre el césped de Chamartín.

La primera es contundente. “El árbitro se lo dio -el partido- al Madrid”, apuntó al ser cuestionado por la clave del encuentro. “Pirri -explicó- estaba dos metros por detrás de mí, en un claro fuera de juego. El tanto fue en la portería ubicada justo en el fondo donde estaba la grada de pie, la afición, al ver la jugada, gritó gol, lo celebró y Zariquiegui -el árbitro- no se atrevió a anularlo. Fue un robo”.

Aparicio recordó que, tras las protestas al árbitro con un tono más que elevado, “Zariquiegui no reflejó nada en el acta” porque “tenía remordimiento de conciencia. Se equivocó y nos fastidió, porque hicimos un partidazo del carajo”.

El Capi subrayó que “jugamos muy bien” ante un Real Madrid que ya había ganado seis Copa de Europa. “No nos creímos que podíamos ser campeones y pudimos serlo. Tuvimos opciones reales de ganar aquella liga. Lástima también de un partido que perdimos semanas antes en Zaragoza, porque lo tuvimos cerca. Es más, el Madrid, con el empate, estaba asustado”, recalcó.

“Hicimos dos temporadas impresionantes, al nivel del Real Madrid y del Barcelona. Lástima que no nos creímos que podíamos ser campeones. Nos faltó un poco más de fe”, agregó.

Uno de los instantes que más nítido tiene en su memoria Aparicio fue el momento en el que Castellano hizo el 1-1. “El Bernabéu se quedó mudo”, rememoró Aparicio, quien tiene claro qué señalar como clave del éxito: “Aquel equipo era una familia”.

“Éramos catorce jugadores -prosiguió- y todos nos llevábamos de maravila. Y además estaba Molowny, que aplicaba con nosotros una psicología impresionante. Sabía lo que cada jugador podía dar. No nos pedía nada más. Y si todos nos aplicábamos y nadie se excedía, el equipo funcionaba, con una humildad tremenda, a la perfección. La unión fue la fuerza del triunfo”

Masajista en 1978

Diez años después del partido ante el Real Madrid, a Aparicio le tocó vivir otra cita histórica para la UD Las Palmas, pero esta vez en otra función: como masajista. El Capi, ya retirado, perteneció al grupo de trabajo de Miguel Muñoz en 1978, cuando el equipo amarillo alcanzó la final de la Copa del Rey.

“De esa cita recuerdo la alegría que se generó en la isla al conseguir el pase a la final. Y luego el ambiente que se vivió en la Sierra de Madrid, durante la concentración que realizó el equipo antes del partido. Todos los aficionados canarios se pasaron por allí y en el Bernabéu se vivió una fiesta de la canariedad”, evocó.

“Lástima -añadió- que el Barça apenas dio opción con dos goles muy rápidos. Es más, recuerdo que el segundo gol (Asensi de cabeza, tras un saque de esquina) era una jugada que Miguel Muñoz ya había advertido que la empleaban mucho”.