La afición verde-amarela llegó este martes hasta Zúrich vestida de traje y corbata para festejar por una nominación sin sorpresa, por ser la única candidata, y asegurar que Brasil demostrará ante el mundo que está preparado para organizar “el mejor mundial de fútbol del mundo”.
El Comité Ejecutivo de la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA) decidió que Brasil será la sede de la Copa del Mundo de Fútbol 2014 tal y como estaba previsto.
Sólo había una candidatura, dado el sistema de rotación regional que existía hasta el lunes, cuando fue desestimado por no estimular la competición entre países.
Ese sistema había definido que en 2014 el Mundial se disputaría en Sudamérica, y Colombia, que primero se presentó, decidió finalmente retirar su candidatura.
“El hecho de que Brasil haya sido escogido es un motivo de mucha alegría, de mucha fiesta, pero sobre todo por saber que volveremos a casa con mucha más responsabilidad sobre nuestras espaldas que cuando llegamos”, dijo el presidente del país, Luiz Inácio Lula da Silva, presente en el sala, tras la proclamación.
“Es una gran responsabilidad, que asumimos como nación, para probar al mundo que somos un país estructurado, en crecimiento, con muchos problemas, sí, pero con hombres determinados a resolverlos”, agregó el mandatario.
Fue la primera referencia del día a las dificultades que enfrenta el país, algo que fue agradecido por los periodistas brasileños, que momentos antes comentaban sobre “la presentación de Brasil en la FIFA como Alicia en el país de las maravillas”.
Será la primera vez desde la Copa del Mundo de Argentina 1978 que el evento vuelve a Latinoamérica y la segunda que el gigante sudamericano la organiza.
La anterior aún es un trauma nacional. Uruguay, el pequeño país de tres millones de habitantes que se sitúa literalmente a los pies de Brasil, de 190 millones de ciudadanos, les venció 2 a 1 en la trágica jornada del 16 de julio 1950, una fecha que se recuerda como el Maracanazo.
Los brasileños siguen obsesionados con esa inesperada derrota de los verde-amarelos, que los llevó a un luto nacional aun hoy presente en las conversaciones cotidianas de una ciudadanía, que vive el fútbol como una religión.
Precisamente, Lula hizo referencia al hecho de que para los brasileños el fútbol es más que un deporte “es más, es una pasión nacional”, por lo que se mostró convencido de que precisamente por eso, en el 2014, todo el mundo podrá ver “el comportamiento extraordinario del pueblo brasileño”.
No es desdeñable que Brasil sea la única nación que ha participado en todas las copas mundiales de la FIFA, y que ostente el galardón de ser también la única que ha ganado la competición en cinco ocasiones (1958, 1962, 1970, 1994 y 2002).
A pesar de que el informe de la FIFA asegura que “la infraestructura del transporte aéreo y urbano cumpliría fácilmente las exigencias de la FIFA”, los críticos al proyecto aseguran que para hacer frente a las exigencias de la organización se tendrán que hacer gastos millonarios.
En el vídeo de presentación de la candidatura el locutor señaló que el gasto durante los primeros tres años será de 60.000 millones de dólares.
No obstante, varias autoridades destacaron las consecuencias positivas que el Mundial tendrá para el desarrollo del país.
El campeón mundial de 1994 y actual seleccionador nacional, Carlos Caetano Bledorn Verry Dunga afirmó que es bueno que Brasil sea sede del Mundial, porque presentará “algo más allá de las playas, del carnaval, del fútbol, mostrará la agricultura, la industria, un país en desarrollo, y el campeonato va ayudar a ese desarrollo”.
“Todo el mundo habla de la creatividad de los jugadores brasileños, pondremos esa misma creatividad al servicio de la organización”, aseveró Dunga.
La FIFA no tiene dudas sobre la capacidad brasileña, dado que en el informe que realizó el grupo de expertos de la institución estableció que Brasil estaba en posición de organizar una Copa Mundial “excepcional”, y este martes, su presidente, Joseph Blatter, lo reiteró.
Brasil es el quinto país más grande del mundo, con una superficie de 8.514,877 kilómetros cuadrados, 23 veces la de Alemania, y cuenta con la mayor selva tropical del mundo, la Amazonía, “el pulmón de la tierra” que los brasileños ponen como ejemplo para demostrar que podrán organizar el primer “mega-evento ambientalmente sustentable”.
A la ceremonia asistieron 3 ministros, 11 gobernadores, el escritor Paulo Coelho, y el futbolista Romario, quien usó el conocido tópico sobre el orgullo brasilero para sentenciar: “No lo vamos a intentar, vamos a hacer la mejor copa del mundo”.