El 1 de mayo de 1983 el Athletic de Bilbao ganó, en el Estadio Insular, su séptimo título de campeón de la liga española. Lo hizo contra pronóstico, tras golear a la UD Las Palmas (1-5) y beneficiado por la derrota del Real Madrid en el estadio Luis Casanova (1-0) ante el Valencia. Aquella victoria del conjunto vasco, además, condenó a la Unión Deportiva al descenso a Segunda división tras 19 años consecutivos en Primera. Fue el primer cruce fatal del club grancanario con Javier Clemente, por aquel entonces entrenador del equipo rojiblanco y en la actualidad técnico del Real Murcia, próximo rival amarillo.
Hace 25 años Javier Clemente revolucionó el fútbol español al frente de un Athletic pletórico y estupendo, capaz de combinar la veteranía de Dani, con la experiencia de Andoni Goikoetxea o Estanislao Argote y con la calidad de Andoni Zubizarreta, Manu Sarabia o Ismael Urtubi. Todo bien mezclado por el empuje y pundonor de futbolistas como Urkiaga, Liceranzu, De la Fuente, De Andrés, Sola o Nuñez y la juventud de jugadores como los hermanos Salinas (Julio y Patxi) o Cedrún.
Aquel Athletic, entre 1982 y 1984, ganó dos Ligas y una Copa del Rey. Alcanzó, incluso, una final más del torneo del KO en la que cayó ante un Atlético de Madrid aún comandado por Hugo Sánchez. Lo hizo fiel a unas ideas y a un estilo único en el fútbol. Rompió una racha de 27 años sin proclamarse campeón de España. Y, hasta la actualidad, esa racha de triunfos ha sido la última que ha servido para ampliar el palmarés de la entidad vizcaína y sacar de paseo por la ría La Gabarra.
Clemente, retirado como futbolista de manera prematura por una grave lesión que truncó una prometedora carrera, apareció en ese momento como un entrenador capacitado para marcar una época en el fútbol español. Ambicioso, al frente de un equipo capaz de firmar un juego al contragolpe vibrante, rápido y vertical, el entrenador de Barakaldo rompió esquemas y dio un vuelco al balompié nacional.
Pero su trayectoria posterior, tras abandonar el Athletic en 1986, ha estado marcada por su talento para meterse en todos los charcos. A gusto en la polémica, la figura del entrenador ha sido devorada, a lo largo de las dos últimas décadas, por el personaje controvertido. Sobre todo en su paso por la selección española, a la que dirigió desde 1992 hasta 1998.
Enfrentamiento con el Grupo PRISA
En el banquillo de España, con la que alcanzó los cuartos de final en el Mundial de Estados Unidos (1994) y la Eurocopa de Inglaterra (1996) y con la que cayó en primera ronda en el Mundial de Francia (1998), protagonizó un duro enfrentamiento con buena parte de la Prensa, en especial con los medios del Grupo PRISA.
Pese a todo el circo que le rodea, Clemente no ha vuelto a ganar un solo título. Rozó la Copa de la UEFA al frente del Espanyol (perdió la final en 1988 ante el Bayern Leverkusen en la tanda de penaltis tras haber ganado en el partido de ida 3-0), pero lejos quedaron los días de gloria con el Athletic de Bilbao de los años 80, porque posteriormente ha dirigido sin éxito al Atlético de Madrid, Betis, Real Sociedad, Olympique de Marsella, CD Tenerife, selección de Serbia y Real Murcia.
Pero en estos últimos 25 años, y pese a ser despedido de todos los banquillos que ha ocupado, en 2002 Clemente se volvió a cruzar con la UD Las Palmas para convertirse una vez más en verdugo del equipo amarillo.
El 5 de mayo de 2002, como el 1 de mayo de 1983, Clemente salió triunfador del Estadio Insular. Pero esta vez al frente de un CD Tenerife que, con un gol de Bruno Marioni, prácticamente condenaba a la UD Las Palmas a un nuevo descenso -se consumó una semana después en Anoeta- a Segunda división.
Ahora, al frente del Real Murcia, el entrenador de Barakaldo se jugará, probablemente, su continuidad en el banquillo pimentonero ante la UD Las Palmas. Después de las tres primeras jornadas de la Liga Adelante -Segunda división-, no ha sido capaz de sumar un solo punto y una vez más la controversia acompaña a Clemente.
¿Volverá Clemente a salir triunfador ante la UD Las Palmas? El sábado, ante una UD Las Palmas con buena pinta y que promete buenos momentos, se despejará la incógnita.