La Unión Deportiva Las Palmas lleva ya tantos años instalada en el disparate que, entre tanta desventura, se ha convertido en el club de los imposibles. Capaz, incluso, de convertir un empate a la heroica (al neutralizar, entre los minutos 86 y 92, un 0-2 en contra) en un resultado perverso. Porque, aunque suene a extravagancia mayúscula, la igualada de este domingo ante la UD Salamanca apunta a convertirse, a la larga, en una pesada hipoteca para la entidad grancanaria.
Después de 25 jornadas de la Liga Adelante, en las que la Unión Deportiva sólo ha sido capaz de ganar seis partidos (y sumar 29 de 75 puntos posibles), la incógnita que acompaña a todo proyecto al inicio de curso hace tiempo que, en el club amarillo, se despejó y, en el caso concreto de la empresa que lidera Sergio Kresic con sus particulares métodos, la X tomó forma de soberano fracaso.
El gol de Sergio Suárez, en medio de un agónico rebumbio, condenó a la UD Las Palmas a respirar condicionada por un resultado: la no derrota. Pero el análisis, en la entidad de Pío XII debería ser más profundo y desde la dirección deportiva, departamento que parece morar en el limbo, alguien debería plantearse varias cuestiones: ¿Es el método de Kresic válido para sacar al equipo del lío? ¿Cree la plantilla en las maneras del entrenador? ¿Dispone el club de alternativas válidas para un relevo en el banquillo?
A la primera cuestión responden, de entrada, los números. Y las estadísticas, por muchos factores esotéricos que Kresic aplique como subterfugios, no convalidan el trabajo de un cuerpo técnico superado por la situación y desfasado en los hábitos. El entrenador de origen croata no ha sido capaz de extraer el máximo (y mejor) rendimiento a una plantilla que, semana tras semana, se devalúa entre un juego miserable y unos resultados paupérrimos.
A la segunda pregunta replican los movimientos desesperados del propio Kresic -a lo largo de los últimos días-, entregado al innoble arte de cizañar. O lo que es lo mismo, buscar el pique cómplice de sus futbolistas al señalar, como buscapleitos de barra de bar, a los medios de comunicación que han aireado los encontronazos de varios jugadores (más de uno y más de dos) con él o con Zósimo San Román (preparador físico de la UD Las Palmas).
Y a la tercera interrogación, por pura lógica, sólo le debería acompañar una respuesta afirmativa. Sea cual sea el entrenador elegido, la UD Las Palmas se encuentra en una situación de urgencia y, ante un trance tan problemático, es hora de apostar. A la chica o la grande, no obstante toca arriesgar.
Pero, a la hora de la verdad, cuando hay que decidir, surge otra pregunta: ¿No hay cojones?