Diez años después de su último triunfo en pista blanca, el DKV Joventut volvió a ganar al Real Madrid a domicilio y, además, equilibró las semifinales de la Liga ACB, que a partir del jueves se retoman en Badalona con 1-1 en el parcial de la serie.
Los biorritmos de los equipos, por encima incluso de los pulsos individuales, son impredecibles. La vorágine de defensa, velocidad y vértigo desplegada el jueves pasado en Vistalegre debió consumir muchas energías porque el segundo duelo de la serie blanco-badalonesa de semifinales no se pareció en prácticamente nada.
Las eliminatorias exigen el máximo, pero el cuerpo, incluso el de los deportistas de elite, no es una máquina. La lluvia de triples del DKV Joventut en el primer día desapareció del cielo de Carabanchel. Las defensas de hierro que presidieron aquella cita también. El acierto ofensivo de entonces por supuesto.
La intensidad permaneció inalterable. El Madrid y el DKV Joventut volvieron a vaciarse individual y colectivamente. En esto sobra cualquier reproche para nadie. El matiz reside en que la entrega incondicional a veces no es suficiente para hacer bien las cosas.
El Madrid jugó peor que en la apertura de la serie. El DKV Joventut otro tanto de lo mismo. A menos de quince minutos para el final no había un solo jugador a la altura de sus posibilidades. El estadounidense Louis Bullock o Felipe Reyes, Rudy Fernández o el norteamericano Elmer Bennett, todo ellos hombres acostumbrados a los números de relumbrón, transitaban por la misma senda oscura que los demás.
Esta vez, la batalla emprendió un viaje que llevó a la puerta al que menos errores cometió. No al que más acertó, aunque pueda parecer un contrasentido. Al Madrid se le vio en esa línea aplicada que exhibe cuando siente que las cosas no le están saliendo. Al DKV Joventut en el papel que le correspondía, también con dificultades, pero con ese añadido de presión que le daba jugar con el 1-0 sellado.
A pesar del brusco cambio de decorado sobre el parqué, por encima de la mutación experimentada en el perfil de un choque respecto a otro, en el fondo casi nada fue distinto. Y nada fue distinto en la esencia porque, a lo largo de otro tipo de partido, las constantes vitales de los dos equipos pasaron por los mismos ritmos.
Poco acierto
El DKV Joventut ni siquiera rozó el acierto triplista que casi mata a los blancos tres días antes. Tampoco el Madrid ofreció un bagaje ofensivo como para sacar pecho. Es más, como en el partido inaugural de la serie, perdió el primero, el segundo y el tercer cuartos. Y, vamos, el marcador pone en evidencia que no se trataba de un choque de grandes registros.
El Madrid, también igual que en el 1-0, apretó para intentar ganar el cuarto que importa, en el último, gracias a la aparición estelar de Louis Bullock en el momento clave. El sedoso escolta estadounidense emergió de las tinieblas que cegaban y empastaban el juego para rescatar a los suyos, ávidos de alguien que acertase con el aro.
El DKV Joventut puso contra las cuerdas a los madrileños al límite en el final del tercer cuarto (44-54). Inmediatamente, la muñeca de Bullock empezó a volar. De la mano del norteamericano resucitó un Madrid que iba camino de encontrarse moribundo antes de tiempo (60-67).
La tensión ya había dejado por el camino un par de técnicas -una para el propio Bullock y otra para el inglés Andrew Betts-, muchas maldiciones y mucho apretar de dientes. Ahora bien, si el desgaste físico pudo apreciarse con nitidez, ninguno de los dos ha disminuido la entereza mental.
Los verdinegros confiaron en lo que hacían, buscaron buenas opciones ofensivas en posesiones importantes y, a menos de un minuto para la bocina, tenían el 1-1 en la yema de los dedos (67-69).
A 47 segundos, lo tocaban con las dos manos. Un triple de Rudy Fernández puso en órbita a la Penya (67-72). Dos tiros libres más a cargo del internacional español terminaron con el segundo capítulo de la semifinal y anularon momentáneamente el factor cancha: como poco habrá cuarto partido.
Ficha técnica
Real Madrid (69)
DKV Joventut (76)Real Madrid (13+18+20+18)
: Tunceri (5), Bullock (18), Mumbrú (-), Reyes (9), Moiso (-) -cinco inicial-, Hervelle (13), López (7), Smith (13), Tomás (-) y Sekulic (4).
DKV Joventut (21+13+20+22): Huertas (2), Sullivan (2), Rudy Fernández (15), Barton (13), Archibald (7) -cinco inicial-, Flis (11), Betts (5), Laviña (3), Bennett (12), Rubio (-) y Vázquez (6).
Árbitros: Mitjana, Hierrezuelo y Redondo. Señalaron técnica a Bullock (min. 28) y Betts (min. 32), en ambos casos por protestar. Excluyeron por personales a Betts (min. 35), Archibald (min. 39), Reyes (min. 40).
Incidencias: Segundo encuentro de las semifinales por el título de la Liga ACB 2006-07 disputado en el Palacio Vistalegre ante unos 9.000 espectadores.