Uno de los mejores nadadores españoles de todos los tiempos sale cada mañana a pasear a sus perros por un Madrid en cuarentena y regresa a casa a entrenar. Enhamed Enhamed consiguió la mínima para Tokio una semana antes de que comenzara el confinamiento y no renuncia a estar en los que pueden ser sus últimos Juegos: “Tengo un año extra para entrenar”.
Ciego desde los ocho años y con un palmarés al alcance de pocos, que incluye varios récords y nueve medallas paralímpicas (cuatro oros, dos platas y tres bronces), Enhamed permanecía apartado de la competición casi desde que terminaron los Juegos de Londres de 2012.
Aunque lo de “apartado” en su caso es relativo. Lo ha estado de las piscinas, no del deporte: ha preparado maratones, ha ascendido la montaña más alta de África, el Kilimanjaro (5.895 metros), y en 2014 consiguió convertirse el primer invidente en completar uno de los triatlones más duros del mundo, el Ironman de Lanzarote.
Enhamed volvió a nadar a lo grande el año pasado. Su regreso era uno de los más esperados en el equipo paralímpico español. A sus 32 años, todo el mundo estaba pendiente de si conservaba la forma suficiente para competir al más alto nivel, en unos Juegos.
“Conseguí las mínimas clasificatorias para las Olimpiadas justo la semana antes de que comenzara la cuarentena, el 7 de marzo”, explica el nadador grancanario a Efe desde su domicilio. Para robarle el optimismo a alguien como él, que cuando cuenta su vida nunca dice que se quedó ciego, sino que “ganó la ceguera” (porque le cambió la vida), hace falta mucho más que una cuarentena.
Si los Juegos se aplazan justo cuando él había conseguido volver, él ve la botella medio llena: “Tengo un año extra para entrenar”.
“La tragedia es el catalizador para cambiar aquellas cosas que sabías que tenías que cambiar”, apunta. Ahora habla no solo el nadador de élite, si no un tipo que desde hace años se dedica a dar charlas de motivación en universidades y grandes empresas.
Enhamed precisa que leyó hace ya muchos años esa frase y que ahora le acompaña en todo momento ante la situación de confinamiento derivada de la pandemia mundial de coronavirus.
“Soy bastante optimista”, reconoce, antes de señalar que lleva la cuarentena en casa “muy bien”, porque desde el primer día se preocupó mucho de establecerse “rutinas muy claras, cumplir ciertos horarios” y definir en qué lugar de la casa hace cada tarea.
El nadador canario vive en Madrid, donde también pasa el confinamiento pese a que, cuando comenzó la epidemia, se planteó regresar a Las Palmas de Gran Canaria para poder seguir entrenando, aunque rápidamente comprendió que el cierre por la propagación del coronavirus acabaría extendiéndose a todo el país.
Todos los días Enhamed se levanta, saca a sus perros y vuelve a casa, donde por la mañana trabaja y por la tarde entrena durante casi dos horas con una máquina de remo, ya que el aplazamiento de los Juegos no cambia su intención de participar en la competición.
Desde su punto de vista, el aplazamiento de los Juegos de Tokio a 2021 es “lo más justo y lo más acorde al espíritu olímpico”, ya que “básicamente hay que llegar lo mejor posible y alcanzar el máximo nivel y rendimiento, pero en igualdad de condiciones”.
El objetivo más inmediato de Enhamed y paralelo a Tokio 2021 es poder “seguir trabajando” ante la situación generada por el coronavirus, dado que desde que comenzara la pandemia lleva a cabo su trabajo “con mucha dificultad” porque la mayoría de los proyectos que tenía en marcha han sido primero aplazados y luego cancelados.
Vuelve a lucir espíritu positivo y asegura que aprovecha para realizar muchos proyectos que tenía “pendientes por falta de tiempo”, así como para “reevaluar” lo que su equipo y él estaban llevando a cabo, pero también cree que a esta situación le seguirá “una crisis económica sin precedentes”.
Preguntado por cómo decidió dedicarse a la oratoria motivacional, el nadador explica que le apasiona “trabajar con personas” y le cuesta ver cómo muchas de ellas lo pasan mal y no encuentran la manera de salir de esa situación.
Su objetivo es “ayudar a la gente a encontrar herramientas y una forma de autogestionarse” y que aprendan a “llevarlas a su día a día”, concreta.