El equipo español de Copa Davis dio un golpe de mano espectacular al adelantarse con 2-0 en la primera jornada de la semifinal contra Estados Unidos, y dejar al defensor del título y ganador en 32 ocasiones de este torneo al borde de la eliminación.
España, campeón en dos ocasiones, se encuentra a un solo punto de clasificarse para la que sería su sexta final en esta competición gracias a los triunfos de Rafael Nadal, que convirtió el primero de ellos al vencer a Sam Querrey, 39 del mundo, por 6-7 (5), 6-4, 6-3 y 6-4, en tres horas y 17 minutos, mientras que un sensacional David Ferrer se impuso a Andy Roddick, por 7-6 (5), 2-6, 1-6, 6-4 y 8-6, en idéntico tiempo.
Hace 74 años, desde la final interzonal contra Australia disputada en Gran Bretaña, que Estados Unidos no remonta un 2-0 después de la primera jornada. Ese es el reto ahora del conjunto de Patrick McEnroe, casi destrozado al primer envite.
El rostro de Roddick y su enfado final al acabar el encuentro contra el juez de silla portugués Carlos Ramos fue el punto y final de una jornada que comenzó con susto para el equipo de Emilio Sánchez Vicario pues Nadal, “justo de fuerzas”, como él mismo admitió después, estuvo contra las cuerdas. Pero el final fue una gran explosión de júbilo que resonó con fuerza.
Nadal había perdido un set, e iba 2-0 abajo en el segundo, cuando se produjo la reacción del campeón olímpico. Eran momentos en los que los 660 metros de altitud de Madrid complicaban la vida al español. “Eso ayudaba al juego de Querrey”, dijo el de Manacor después.
Habían transcurrido hasta entonces casi 90 minutos de batalla campal ante un jugador tosco pero eficaz con su saque (acabó con 17 directos), que ya le llevó al cuarto set en los octavos de final del Abierto de Estados Unidos, capaz de castigar severamente con su derecha, pero también de cometer demasiados fallos con ese arma que cuando emplea a discreción se convierte en dinamita pero también en fuente de problemas.
Querrey había adelantado que quizás ante Nadal solo podría hacerle caras sobre la pista. No podía pedir más ante el cuatro veces campeón de Roland Garros tras llegar a Madrid como debutante en Copa Davis, ganador de su primer título en Las Vegas y con un sorprendente puesto de cuartofinalista en Montecarlo, donde fue capaz de derrotar a especialistas en tierra como el español Carlos Moyá, el italiano Andreas Seppi o el francés Richard Gasquet, y con la sensación de que nada tenía que perder ante Nadal.
Dudas en el primer envite
Pero durante ese tiempo la duda flotó sobre el coso madrileño. ¿Sería capaz Nadal de deshacer la estrategia marcada por el estadounidense basada en su saque y poco más, centrarse en la pista, y calmar sus emociones ante unos 16.000 aficionados que gritaban de forma atronadora?.
Patrick McEnroe, capitán estadounidense, lo tenía claro. “Empuja, empuja”, le gritaba a su jugador en un claro signo de que aposentarse en el fondo de la pista sería un suicidio. Los escasos 200 seguidores americanos, apagados por los españoles, también pedían a su compatriota más agresividad y Querrey lo intentaba, pero le faltaba la consistencia necesaria, mientras que Nadal buscaba soluciones y las encontraba cada vez que alargaba el punto para que su rival se resquebrajase en el intercambio.
En su debut como número uno del mundo en la Copa Davis, el de Manacor no podía permitirse un desliz que hubiera sido fatal y recurrió a la fortaleza de sus piernas para subsanar sus errores con la derecha. Así el castigo que infligió a Querrey, de lado a lado de la pista, terminó por darle un triunfo demasiado trabajado, pero valioso a más no poder.
Y Nadal, que sufrió con el saque de su rival, acabó incluso con mejor porcentaje de primeros (67% para el español, por 64 para Querrey) y un decepcionante guarismo de 74 errores no forzados para el de San Francisco que al final terminó admitiendo lo que ya es por sabido, “Nadal es de esos jugadores que nunca desaparecen”, dijo.
Reacción de Ferrer
David Ferrer tampoco desapareció ni se arrugó ante el potente servicio de Roddick, que conectó 22 saques directos y que llegó a dominar por dos sets a uno al español. Pero el de Jávea, que se despistó en el segundo y tercer set, supo reaccionar y llevar el partido al terreno que más le convenía, el del cuerpo a cuerpo en los largos intercambios desde el fondo.
Hubiera sido anormal que Ferrer perdiera contra Roddick en su primer enfrentamiento sobre tierra batida después de que el español haya sido capaz de ganar al ex campeón del Abierto de Estados Unidos tres veces en superficie dura, las últimas en los octavos de Cincinnati y en la semifinal de la Copa Masters de Shanghai el año pasado.
Con los gritos de “torero, torero” y “David, David”, el español fue llevado en volandas por el público. En el quinto set llegó a ir con ventaja de 2-0 pero sus conocidos nervios le hicieron ceder esta ventaja. Ferrer mantuvo la calma como pudo a continuación y se prestó a un desenlace largo, donde tenía todas las de ganar con los aficionados a favor.
No les defraudó y poco a poco supo tomar medida a las subidas de Roddick. Una ruptura en el decimotercer juego fue suficiente para que al siguiente David hiciera explotar Las Ventas con un júbilo exultante.