El CD Tenerife dejó las perlas en el joyero para no empeñarlas ni ante la urgencia de liquidez que vivió en la segunda parte de su vuelta, tras la pandemia, en Fuenlabrada. El grupo de Rubén Baraja cedió, generosamente, un gol al borde del descanso y eso fue suficiente para que Sandoval estrenara el banquillo con una victoria que hará perder puestos a los blanquiazules.
El regreso a la competición del representativo deja un golpe de acidez inesperado que devuelve al equipo a su peor imagen del curso. Sin precisión en los pases, sin una ocasión de gol, sin alma competitiva y eligiendo las sustituciones de tal forma que ninguna de las cinco que hizo cambió de signo el partido. Decepcionante, al cabo.
Los locales, que no ganaban en casa desde el 1 de diciembre, cedieron el medio juego a un Tenerife que renunció a la banda derecha —con Javi Muñoz fuera de su mejor sitio— y casi no tuvo salida, aunque sí más posesión. Trató de ser incisivo con Nahuel tirado a la izquierda, pero no encontró petróleo. Buscó a Dani Gómez, pero todas le caían de espaldas. Así y todo, Javi Muñoz tuvo una pelota franca en el minuto 27, cuando remató, alto y blando, sin oponente que le molestara.
El Fuenlabrada se encontró con el gol cuando el partido caminaba hacia un insípido empate al descanso. Un balón inocente de Glauder, que luego peinó Nteka, cayó a los pies de Sekou para aprovechar la flojera de ŠipÄiÄ para ganar la pugna y orientarse en el área hacia Ortolá. Alberto trató de cortar el balón tirándose a los pies, pero el delantero ya andaba habilitándose el remate. Una acción fugaz, mal defendida, y una losa para empezar a remar a la contra.
Sandoval tuvo claro que, a ritmo de verano, el 1-0 era más de lo que podía esperar. Salió tras la pausa renunciando al 4-3-3 para armar una línea de cuatro medios por delante de Ciss —anclado de pivote— y por detrás de Sekou. Tiró a los suyos diez metros más adelante y con eso le dio para espesar al Tenerife y aguantar el resultado.
Baraja perdió veinte minutos que, visto después, le sobraron para cuando decidió mover peones. Quitó a Nahuel, ya en su versión más frecuente, para ganar verticalidad con Bermejo. Y quitó a Joselu para jugar con Lasure como segundo lateral, un cambio entendible con 0-1 e inexplicable hoy. El efecto fue nulo. Javi Muñoz siguió perdido en un extremo y el grupo ya atacaba como pollo sin cabeza, perdido el orden táctico que tuvo en la primera mitad.
La entrada de Suso fue también insípida. Cogió su sito y quedó Muñoz como ocho, cuando no seis si se iba Milla arriba. El despropósito se completó con Moore —lateral por lateral, al salir Luis Pérez— y Mierez —llevó al extremo a Bermejo—, mientras Dani Gómez terminaba exhausto y desesperado. Igual que Baraja, pidiendo a gritos una reacción de los suyos en el 86.
Así, la falta de oportunidades para Elliot y Jorge Padilla parece, desde la distancia, un empeño por justificar la ficha de todos los jugadores profesionales en perjuicio del talento de la cantera. Pero, como esta tarde, tiene dos efectos indeseados cuando la aportación es nada: saca los colores a los unos y desliza el mensaje a los otros de que no pasarán, por ahora, de jugadores de circunstancias.
(1) CF FUENLABRADA: Pol Freixanet; Iribas, Sotillos, Juanma, Glauder; Pathe Ciss, José Rodríguez (Anderson, 64’), Hugo Fraile (Cristóbal, 84’), Ibán Salvador (Oriol Riera, 84’); Randy Nteka (Clavería, 64’) y Sekou Gassama (Caye Quintana, 74’).
(0) CD TENERIFE: Ortolá; Luis Pérez (Moore, 81), Alberto, ŠipÄiÄ, Álex Muñoz (Mierez, 81’); Javi Muñoz, Undabarrena (Suso, 71’), Milla, Nahuel (Bermejo, 64’); Joselu (Lasure, 74’) y Dani Gómez.
GOL: 1-0: (45’) Sekou Gassama.
ÁRBITRO: Isidro Díaz de Mera Escuderos (Comité Castellano-Manchego). Amonestó a los locales Nteka (4’), Salvador (52’), Clavería (83’) y Riera (85’); y a los visitantes Nahuel (43’), Luis Pérez (45’) y Dani Gómez (88’).
INCIDENCIAS: Partido de la 32ª jornada de Liga, primero desde la suspensión de la Liga por la COVID-19, jugado a puerta cerrada en el estadio Fernando Torres.