El CD Tenerife abrió la segunda Liga bajo la sombra de la pandemia con un triunfo cómodo, pero muy trabajado, ante un Málaga CF estéril que se topó con el nuevo método blanquiazul con el sello de Fran Fernández. Advirtió el técnico hace unas semanas que quería un equipo donde los goles estuvieran muy repartidos y, a la primera oportunidad, sendos remates de Suso (m.42) y Jacobo (m.56) hicieron bueno su deseo: 2-0 mientras el representativo avanza su construcción.
Para un campeonato de 42 partidos como éste, inacabable, todo es bueno para el convento, así que los blanquiazules pusieron más empeño, y más acierto, que un rival que cuando fue a buscar el partido —condicionado por un verano disparatado que lo obliga a hacer la pretemporada en la temporada— se encontró con un rival bien puesto y con el punto de suerte para no pagar caros sus pocos errores de marca.
El Tenerife de Fran Fernández comenzó a parecerse desde la primera cita al equipo que quiere su nuevo regidor. Competitivo (con Javi Alonso como segundo medio centro haciendo olvidar a Zarfino hasta que le relevó, ya con el 2-0), ordenado las más de las veces y matador lo suficiente para asegurar la victoria. Y entendiendo, también, el mensaje del técnico, como queda dicho, cuando trata de sortear la ansiedad por la ausencia de un nueve de veinte goles reclamando un reparto coral de los tantos.
Así lo entendieron Suso, primero, y Jacobo (relevo por la lesión del capitán) después, pero antes confirmaron el plan de Fernández las presencias constantes en el área de Pomares —rematando sin suerte y asomando la cabeza repetidamente a tres entregas perfectas de Moore— y Javi Alonso, multiplicándose para tapar con el balón en poder del Málaga y para pisar el área sin miedo a que le cogieran en la vuelta.
Con todo, el primer gol fue un canto a la perseverancia y el juego de equipo. Encimado por dos contrarios, Pomares aguantó un balón por la zona del córner izquierdo, lo retrasó para Álex Muñoz, la puso en el balcón del área el lateral zurdo, y se inventó Javi Alonso —en escorzo, girado y con el empeine— un pase para que Suso, ganando la espalda a Benítez, fusilara a Dani Barrio.
Casi acabado el primer acto, el Tenerife se quitó los temores de encima para confirmar que andaba por el camino correcto, empeñado en aprovechar que ningún volante tapaba el flanco de Moore para que se preparara el pase al área y aplicado para ensuciar la salida de un rival que no pasó, hasta el entretiempo, de la primera ocasión, clarísima, amaneciendo el partido en el minuto cuatro. Aprovechó Ismael un aclarado por el lado derecho para poner un centro franco que mal agarró Tete y salvó bajo los palos Sipcic. Remató también, en segunda jugada, Benítez, pero el balón se fue al cielo. Esa fue toda la producción ofensiva malaguista hasta el descanso.
Boguen, compañeros…
La vuelta de la caseta perfeccionó el guion de Fernandez haciendo bueno el cambio obligado de Suso por lesión. Apareció Jacobo, otro tipo con hambre, y fruto de la presión alta se encontró Apeh con la primera ocasión para orientarse, pensar y decidir. Pudo optar por tratar de fabricarse su gol, pero vio la llegada de Jacobo, que ganó el cuerpeo con Benítez para rematar ante Barrio, cayéndose, y colocar el 2-0 con su pierna mala. Otra caída por el área de un extremo. Otro acierto.
Pellicer trató de revertir el desastre. Metió a Orlando Sá y acabó con la línea de cinco zagueros para meter en problemas a los locales, obligados desde entonces a hacer falta en zonas comprometidas y a esmerarse en la marca, donde solo dejaron de cumplir en un remate en fallo de Juande (m.67) y, antes (m.64), en una conducción de Tete que dejó sentado a Sipcic para definir mal ante Ortolá.
Para entonces, Fernández ya había entendido que los relevos y el refresco eran obligados. Salieron de golpe Joselu y Zarfino —tuvo el uruguayo otra aparición en el área en el 69 que no aprovechó— y dio el cuarto de hora final a los dos majoreros: Alberto, para juntarse con Aitor y Jorge Padilla, para batallar en la primera línea de presión. Todo con el resultado de un final de encuentro sin mayores contratiempos.
Para un campeonato de 42 partidos como éste, inacabable, no es mal comienzo el de este 13 de septiembre, víspera de la fiesta del Cristo. En la plaza lagunera, por estos días, cantaron alguna vez Los Sabandeños La leyenda de San Borondón, aquella que habla del esfuerzo colectivo de los pescadores en busca de la isla imaginada “Boguemos, ligeros, con fuerza y ardor”, reza uno de sus versos, bien que pudiera ser un recordatorio de que, también en el fútbol, no hay sueño que no se alcance sin que todos empujen por igual. Lo consiguió esta noche este nuevo Tenerife. Solo faltan 41 iguales.
(2) CD TENERIFE: Ortolá; Moore, Bruno Wilson, ŠipÄiÄ, Álex Muñoz; Suso (Jacobo, m.49), Aitor Sanz, Javi Alonso (Joselu, m.65), Pomares (Alberto, m.83); Bermejo (Jorge Padilla, m.83) y Apeh (Zarfino, m.65).
(0) MÁLAGA CF: Dani Barrio; Iván Calero, Ismael, Escassi, Juande, Benítez (Orlando Sá, m.57); Rahmani (Issa Fomba, m.71), Benkhemassa, Cristian (David Larrubia, m.84); Tete y Caye Quintana.
ÁRBITRO: Eduardo Prieto Iglesias (Comité Navarro). Amonestó a Javi Alonso (m.63) y Pomares (m.77) y a los visitantes Tete (m.44), Escassi (m.53) y Rahmani (m.61).
GOLES: 1-0, Suso (m.42). 2-0, Jacobo (m.56).
INCIDENCIAS: Partido de la 1ª jornada de LaLiga SmartBank 20-21, jugado a puerta cerrada en el estadio Heliodoro Rodríguez López. Se guardó un minuto de silencio por los accionistas, abonados y aficionados del CD Tenerife fallecidos en la campaña 19/20; por los exjugadores Antonio Belmonte y Rafael Jiménez, y por Manuel Fuentes (padre de una empleada del CDT). Los jugadores locales portaron por ese motivo brazaletes negros. Los del Málaga CF, a su vez, por el fallecimiento José Torres Robles, exjugador y exdirectivo.