La portada de mañana
Acceder
EXCLUSIVA | Las llamadas de familiares y residencias de Madrid al 112 en pandemia
Abascal inicia una gira autonómica para relanzar Vox y recuperar afiliados
OPINIÓN | 'Prorrógalo otra vez, Pedro', por Antón Losada

Ni duelos, ni orden, ni puntos

Dani Fernández, tras el Castellón-Tenerife

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

0

El gol de Ángel y el tiro libre al larguero de Luismi Cuz no pueden esconder la verdadera cara del Tenerife, dueño de una lista de carencias y de problemas por resolver que se agravan cada semana. Los de este domingo en Castalia residen en la esterilidad de un nuevo orden de titulares y el empecinamiento –incomprensible– en sacar del puesto en el que más rentan a los justitos que están para ser titulares en este Tenerife otoñal. Perdidos los duelos y el orden, se llevó los puntos el que los ganó.

Mel ha regresado al banquillo del Heliodoro en el peor momento, no tanto por heredar un equipo hundido en la tabla como porque de haberlo hecho con el verano por delante, puede que el Tenerife hubiera contado con los peloteros de los que se desprendió, con los juveniles a los que ha hecho debutar con la mar gruesa o con el delantero al que condenó al filial y al que ahora se le caen goles como bofetadas sin manos. O al menos el técnico los habría reclamado con el premio seguro de un cese por insubordinación frente a los iluminados que han dado forma a esta plantilla incomprensible.

Así se entiende mejor este despropósito de partido, jugado con un balón que le quema a sus medios, entre maltratado porque guardarla para jugarla a la corta no es lo de ellos o porque con el marcador en contra, la propuesta muta a pelotazos del portero para que Yanis trate, sin éxito, de que le nazca un control y una descarga, un control y una conducción o un remate cazado en esa forma peculiar que tiene este Tenerife de ponerla en el área.

El Tenerife perdió primero las pugnas y el orden. Lo uno para explicar el 1-0 –un remate mordido de Douglas, una salida vencido de Salvi y un segundo intento de Raúl Sánchez ganando el salto a David– tras resguardarse de la locura de intercambios de posiciones y balones a los espacios en la que convierte cada partido este Castellón de Dick Schreuder, en el que Alberto se ha hecho con goles de fijo. Fue un ejercicio de solvencia este del majorero, el buen futbolista que fue mientras el entorno del extrafútbol no le pudo.

Luego, lo del 2-0 se explica con el equipo desabrochado, permitiendo el enésimo pase en llegada al área y un remate blando que deben corregir en desventaja –tantas veces ya– los laterales porque uno de los centrales acude tarde al cruce.

Con Bodiger y Sergio haciendo dupla, y cuatro por delante desconectados de los medios, habría sido un milagro que el Tenerife sumara duelos en su tarjeta y madurara un ataque con más de diez toques. Waldo anda perdido, Luismi solo adquiere volumen cuando pisa el área, Teto necesita como el aire jugadores con los que asociarse y Yanis se pelea con todos y hasta con el balón.

Como una semana atrás en su debut, a Mel le bastó el primer acto para reparar en la ineficacia de su once. Metió de golpe tres cambios para quitar más desafortunados y ganó algo de empuje con Diarra, más mordiente con Ángel con los balones que tuvo para rematar y más incisiones de Marlos por la banda que maltrató Waldo.

De aquella manera, apuntado a un ida y vuelta que le consintió el Castellón, le nació el empate, fruto de una jugada inspirada de Luismi Cruz con un toquito al área para el primer remate de Teto, la mano hábil de Gonzalo para desviar lo justo y el balón muerto en la línea que obró Ángel en gol.

Con media hora larga para sostener al menos el empate, se vino otro arreón del Castellón para retratar los miedos del Tenerife, incapaz de dominar los tiempos y el balón, de escalonarse al menos. Sin esto ni lo otro, el equipo orellut volvió a hacer de las llegadas virtud, antes con un remate violento al palo de Raúl Sánchez (m.69). Y sin más mérito añadido que tener un rematador en el sitio justo que aprovechara la generosidad de los blanquiazules cerca de Salvi, de nuevo vendido cuando Willems conectó un remate tras un pase lateral al que unos no llegaron y otros –técnicos de urgencias– lo hicieron tarde.

Al 2-1 respondió Mel relevando a Teto por Dani Fernández, hoy sí en su sitio natural, y un rato después dando la alternativa al juvenil Aarón Martín, otro canterano de cuando Sesé Rivero todavía adivinaba profesionales potenciales, lo más parecido a los ausentes Pablo y Corredera. Le asoma el carné de titular si por fin Sergio vuelve a su sitio y Diarra deja de ser un actor secundario. Con Dani o Teto por delante, Ángel en la punta y Marlos y Luismi a los lados, Mel no tiene más por ahora que le luzca mejor. La paciencia y el trabajo de grupo deberían hacer el resto para evitar la caída al abismo.

(2) CD Castellón: Gonzalo; Chirino, Alberto (Óscar Gil, m.86), Vertrouwd (Willems, m.65); Obinna, Van Den Belt, Cala (Villahermosa, m.84), Moyita, Raúl Sánchez; Douglas Aurelio Suero (m.66) y De Miguel (Bosilj, m.86).

(1) CD Tenerife: Salvi; David, Juande, José León, Mellot; Luismi Cruz, Sergio (Aarón, m.81), Bodiger (Diarra, m.46), Waldo (Marlos, m.46); Teto (Dani Fernández, m.73) y Yanis (Ángel, m.46).

Goles: 1-1, m.20: Raúl Sánchez. 1-1, m.63: Ángel. 2-1, m.71: Willems.

Árbitro: Eder Mallo Fernández (comité castellanoleonés). Amonestó a Van den Belt (m.61) y a los visitantes Salvi (m.52) y Sergio (m.56).

Incidencias: Partido de la séptima jornada de LaLiga Hypermotion (Segunda División) 24-25. Skify Castalia, ante 11.439 espectadores.

Etiquetas
stats