El CD Tenerife despidió su participación en la Copa del Rey de un modo hiriente, con un gol de Fer Niño en el minuto 90 que clasificó a un Villarreal obligado a meter a sus titulares en la segunda mitad para desequilibrar el resultado. Aplicado en las marcas y capaz de rematar más veces que su rival, el grupo de Ramis hizo un partido casi perfecto, frente a uno de los poderosos de Primera, al que solo le faltó el acierto.
Se van los blanquiazules de la segunda competición con la cabeza alta y reforzados en la idea de juego de su entrenador, empeñado con éxito en que pasen las menos cosas posibles mientras madura una llegada para encontrar la puerta rival. En ese guion, el partido caminó al gusto del Tenerife en la primera mitad y cuando se abrió por los cambios de Emery en la segunda metiendo a las figuras —solo ausente Alcácer—, los locales, curiosamente, respondieron con ocasiones al intercambio de golpes.
Ramis no solo no entregó la eliminatoria desde su once inicial, sino que mantuvo a Dani Hernández en la puerta como primera señal de que aspiraba a romper los pronósticos. Y si es verdad que Shashoua no fue convocado —con molestias— y Zarfino, Álex Muñoz y Sipcic fueron suplentes, su equipo respondió al reto en todas las fases del partido. En el primer acto, juntando las líneas y tirando a los defensas tres pasos arriba, para impedir que el Villarreal jugara por detrás de Aitor Sanz y Javi Alonso, y buscando otra vez las caídas de Apeh y Fran Sol a los espacios.
En esa apuesta, al Tenerife le fue muy bien. El grupo de Emery se fio a la capacidad de Trigueros para conducir o filtrar para los interiores y, cuando no, miró a la capacidad de Yéremi Pino para desbordar, sin éxito, por su banda. En ninguno de los casos halló el Villarreal la vía para encontrar a Dani, lo más cercano un libre directo —tras el único fallo punible de un Javi Alonso que sigue madurando en lo que vuelve Folch— tirado por Trigueros (m.32) que se fue alto.
Y en la segunda, cuando el Villarreal metió una marcha más con el triple cambio de Émery —antes de que Raba (m.49) tuviera una ocasión de oro a la que replicó Dani con una de sus manos prodigiosas—, también respondió el Tenerife con nivel de Primera. Y aunque el cambio de Parejo por Raba lo echó más atrás y la entrada de Rubén Peña dio llegada por la derecha a los groguets, el Tenerife generó fútbol por el flanco de Moore y no renunció a buscar la suya.
La había tenido primero Apeh (m.57) tras robarla Moore en el área, pero pifió el tiro y luego no llegó el nigeriano (m.64) a un remate fallido de Sol que se convirtió en pase. Y, por el camino, tuvo también una clara Bacca (m.70) que negoció Dani puños arriba y un golpe franco de Dani Parejo (m.84) que también se topó con el portero. Para entonces, el Villarreal ya andaba con prisas y el partido, definitivamente entregado a la alternancia de ocasiones, descubría a un Tenerife —con sus limitaciones en la ejecución del pase o en la rapidez de los gestos— capaz de cuestionar el resultado.
En esa propuesta descarada de los locales, la entrada de Zarfino les dio contundencia protegiendo por delante a los medios y el cambio de Moore permitió descubrir el talento de Kakabadze para sacarse un cambio de juego en diagonal de treinta metros (m. 81) para que le cayera al pie de Pomares, que firmó la mejor oportunidad del Tenerife para el 1-0, con un control perfecto y un remate al que solo le faltó más ángulo para que Rulli no lo desviara con una acción de pies, tan argentina y tan efectiva.
Nadó y nadó el Tenerife buscando antes la definición y luego la prórroga, pero no contaba con la letalidad del Villarreal antes de pisar la arena, paciente casi en su último ataque del partido para madurar de flanco a flanco —cuatro amarillos en el área de un rival obligado a defenderse en veinte metros— hasta que Rubén Peña la metió en la olla, donde prolongó de cabeza Gerard Moreno para que Fer Niño hiciera el gol imposible. Un taconazo, de espaldas a la puerta, en lo que Aitor Sanz trataba de quitársela.
Una genialidad en el último minuto que solo empaña el resultado, pese a que Zarfino tuvo a la vuelta del 0-1, a bocajarro en el área chica, una opción que tapó bien Rulli. A compromiso, solvencia y capacidad de remate, el Tenerife —solo falto de acierto— mereció al menos media hora de prórroga, por más que despeja de obligaciones la temporada para centrarse en su único objetivo del curso.
(0) CD TENERIFE: Dani Hernández; Moore (Kakabadze, m.73), Carlos Ruiz, Bruno Wilson, Pomares; Bermejo (Álex Muñoz, m.67), Aitor Sanz, Javi Alonso, Vada (Suso, m.87); Apeh (Zarfino, m.67) y Fran Sol (Jorge Padilla, m.87).
(1) VILLARREAL CF: Rulli; Jaume Costa (Rubén Peña, m.61), Foyth, Funes Mori, Estupiñán; Manu Trigueros, Coquelin (Capoue, m.84); Yéremi Pino, Raba (Dani Parejo, m.61), Baena (Gerard Moreno, m.61); y Bacca (Fer Niño, m.75).
ÁRBITRO: César Soto Grado (Comité riojano). Amonestó a Vada (m.31) y Zarfino (m.86).
GOL: 0-1, Fer Niño (m.90).
INCIDENCIAS: Partido de la 3ª eliminatoria de la Copa del Rey, jugado a puerta cerrada en el estadio Heliodoro Rodríguez López. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Vicente Cantatore, entrenador del CD Tenerife en la temporada 94/95.