La gloria está a más de 7.000 kilómetros de casa. El joven técnico grancanario Miguel Ángel Ramírez (Las Palmas de Gran Canaria, 1984) está a un paso de hacer historia con el Independiente del Valle, el equipo ecuatoriano que dirige desde el pasado mes de mayo y que este sábado disputa por primera vez en su historia la final de la Copa Sudamericana, la segunda competición internacional de fútbol más prestigiosa de América del Sur tras la Libertadores. La cita es en la capital paraguaya, Asunción, en el Estadio General Pablo Rojas, también denominado La Nueva Olla, donde juega sus partidos de local el club Cerro Porteño. Su rival es el Colón de la provincia argentina de Santa Fe, que también busca su primer título internacional.
A sus recién cumplidos 35 años, Ramírez ya atesora una dilatada experiencia en los banquillos. Con la misma pasión y seriedad que desprendía de adolescente en las pachangas con amigos en la capitalina playa de Las Canteras, cuando corría de arriba abajo, sin descanso, esa banda derecha sin cal, este Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte ha ido escalando paso a paso, asimilando conceptos de algunas de las mejores escuelas del mundo, hasta llegar a su primera y exitosa experiencia en el fútbol profesional. Aterrizó en el banquillo del Independiente del Valle como interino en mayo, tras la marcha del anterior técnico, el también español Ismael Rescalvo, al Emelec, pero los buenos resultados y las buenas sensaciones han acabado por asentarle en este club de la ciudad de Sangolquí, en el centro-norte de Ecuador.
Los inicios de Ramírez como técnico se remontan a la temporada 2003-2004, cuando ingresa en la cadena de filiales de la Unión Deportiva Las Palmas de la mano de un histórico del fútbol en las islas, Paco Lemes, que lo reclutó del club en el que dio sus primeros pasos, el Claret, el equipo del colegio en el que estudió y al que tiene presente a diario a través de una pulsera atada a su muñeca derecha. En la cantera amarilla contribuyó a moldear a numerosos futbolistas en la etapa juvenil. Entre otros, a Jonathan Viera, la figura actual del primer equipo.
Durante este periodo, Ramírez aprovechó para formarse, para empaparse de los métodos de trabajo de diversos clubes del mundo, desde el Liverpool, donde participó en un proyecto de expansión del histórico club de Merseyside en Canarias, hasta los tres principales clubes de Grecia (Olympiakos, Panathinaikos y AEK de Atenas). En el país heleno trabajó, entre otros, junto al actual técnico del FC Barcelona, Ernesto Valverde. También pasó por Bérgamo para conocer el trabajo de una de las canteras más prolíficas de Italia, la del Atalanta.
En el año 2012, el técnico grancanario compaginó sus estudios de doctorado en Ciencias de la Actividad Física en Vitoria con una corta experiencia en el cadete del Alavés, su última parada antes de ingresar en el prestigioso Centro de Alto Rendimiento Aspire, en Qatar, donde permaneció seis años. Al país árabe llegó de la mano de Roberto Olabe, quien fuera portero, entre otros, de la Real Sociedad. Ramírez fue asistente de la selección sub-19 de Qatar y principal de la sub-17 en una intensa etapa plagada de competiciones internacionales y experiencias.
Su actual club, el Independiente del Valle, tiene un convenio de colaboración con la academia Aspire y ha adoptado sus métodos de entrenamiento y su modelo de juego. La oportunidad de cruzar el charco le llegó a Ramírez, precisamente, a partir de la salida de Olabe del club ecuatoriano, en junio de 2018. El hasta entonces jefe de estrategia deportiva de los Rayados del Valle abandonó el proyecto tres meses después de enrolarse en él, tras recibir una llamada de la Real Sociedad para convertirse en su nuevo director deportivo. La vacante dejada por Olabe fue cubierta por el entrenador isleño tras una reunión con representantes del Independiente en España. Hasta esa fecha, nunca había desempeñado cargos directivos, por lo que la idea de liderar el trabajo de formación de los futbolistas de la cantera le atrajo.
En ese puesto se mantuvo durante casi un año. A principios de mayo, el entonces entrenador de Independiente del Valle, el español Ismael Rescalvo, anunció su marcha al Emelec. Los dirigentes del club pidieron entonces a Ramírez que asumiera esa función, en principio de manera interina, pero posteriormente con atribuciones plenas y libertad para formar su propio cuerpo técnico.
Desde la llegada del entrenador grancanario al banquillo del equipo ecuatoriano, el Independiente ha eliminado en la Copa Sudamericana Conmebol a la Universidad Católica de Chile, al Caracas de Venezuela, al Independiente de Avellaneda argentino y a un histórico del fútbol brasileño, el Corinthians, el Timao, uno de los clubes más laureados del continente. El sábado tiene la oportunidad de coronar una temporada histórica ante el Colón de Santa Fe y conseguir el primer título internacional para un club al que se le escapó la gloria de la Libertadores en 2016 tras perder la final ante el Atlético Nacional de Colombia. Haber llegado a la última parada de esta competición ya es una gesta para un club modesto en una ciudad de algo más de 75.000 habitantes. Una gesta con impronta canaria.