Iván Romero abre la puerta al triunfo del Tenerife más coral

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —
17 de octubre de 2022 01:10 h

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El Tenerife se premió con un triunfo más tranquilo de lo esperable gracias al trabajo colectivo y dos detalles espléndidos de Iván Romero, antes del descanso para fabricar un gol inverosímil que lo puso en ventaja y tras la pausa asistiendo a Mo Dauda en la acción que provocó el penalti –transformado por Enric Gallego– que cerró el marcador. Aplicado en los detalles y sobresaliente en el esfuerzo, el grupo de Ramis golpeó cuando pudo al Granada para provocar la desconexión de los nazaríes con el 2-0.

Cierran los blanquiazules la primera semana del curso con tres partidos de la mejor manera. Otra puerta a cero, tan cerca de la promoción como del descenso y con la impresión de que sin experimentos en el once –simplemente jugando los que mejor están– es más sólido. Este domingo se desgastaron los titulares en una labor sobresaliente y casi sin mácula de atención a las marcas y los duelos. Y cuando apareció la fatiga mantuvo el tono con los que tienen cuando menos para media hora de intensidad.

Apareció, sería mejor decir que nunca desapareció, este Iván Romero cedido desde Nervión. Tiene el chico gol, pero más que eso una habilidad infrecuente en el campeonato para ganar pugnas que se adivinan imposibles con centrales que le sacan media cabeza. No tanto para Romero, que en la acción del 1-0 juntó cuatro gestos que fueron mejorando al anterior.

Mediado un tercio del partido, Soriano –Soriano, sí– pegó una patada a seguir de sesenta metros que luego se comprobaría bien pensada. En lo que el balón volaba por delante de Tribuna, Romero ya corría para ganar la espalda a Cabaco –al que, como medio Granada, malamente le llega al hombro–, justo antes de pincharla para orientarse el control, aguantar la pugna con el central y pegarle al palo largo de Raúl cuando se cruzaba Víctor Díaz para corregir. Lo que viene siendo en gol en cuatro actos.

Siendo bueno, lo que luce en el gol de Romero no es tanto el remate como la suma de los pasos dados. Eligió todo bien, lo hizo todo bien y cambió el escenario de un partido que hasta ese momento caminaba más cómodo para el Granada –dueño del juego posicional, a gusto achicando el campo al Tenerife para obligarlo a un balón largo como fórmula para arrancar sus ataques– que para los locales. Habían entrado con tino en el intercambio de duelos sin remates, pero sin conducción salvo algún pase filtrado de Javi Alonso –tapados Teto y Dauda en los costados–, al Tenerife no le dio más que para evitarse el drama de un gol temprano en contra.

El 1-0 fue un bálsamo y la confirmación de que sin vueltas con las que coger al rival –porque tras las recuperaciones en la presión no tiene automatismos para armarse un ataque de combinaciones–, el Tenerife puede ser letal cuando saca ventaja del juego directo. La asistencia de Soriano y el gol de Romero son la quintaesencia de este patrón.

El gol minó, también, el ánimo del Granada. Obligado a responder, se le hizo en nada el descanso y a la vuelta se le fue poniendo cara del recién descendido a Segunda que confía en que la superioridad técnica terminará por imponerse. Como tantos otras veces, el Granada se vio obligado a proponer y se topó con un Tenerife rearmado por el gol y empeñado en no cometer errores gruesos. Seguro Soriano por arriba y abrochado el grupo a ensuciar el juego donde fuera preciso, se encontraron los de Ramis más cercanos que nunca a la versión hormigonada de la temporada del playoff, fiados a que el rival se iría alargando, como fue.

Ramis metió oxígeno más pronto de su rutina. Aprovechó la ventana del minuto 57 para relevar a Carlos Ruiz (lesionado) y abrió la llave del aire con José Ángel. En dos minutos respondió Karanka con un triple movimiento de piezas al cabo insustancial. Bryan solo ganó el duelo que le enfrentó a Dauda, Melendo no fue el Melendo del Espanyol y Callejón… Callejón estuvo en el campo del 57 al 94.

Sin tiempo a tomarle el pulso al partido los relevos visitantes, el Tenerife sacó petróleo de una pelota al espacio. Andando el 63, Iván Romero ganó otro balón dividido, lo puso a la carrera de Mo Dauda y encarado con Raúl Fernández, este portero sobreactuado consumó la tragedia. Hizo un penalti innecesario –porque parecía que Mo no llegaba al final de la conducción con ángulo para rematar­– y Enric Gallego hizo el resto marcando su segunda pena máxima del curso. Podría parecer lo único bueno que hizo, si no fuera que Gallego fija tanto aquí y allá que los llamados intangibles que suma a la bolsa de méritos explican la nota alta con la que sale casi de cada examen.

Al Granada le sobró media hora de partido más alargado que fiable, perdido el fondo físico y desabrochadas las líneas. Y por eso, y porque no perdió el Tenerife la querencia de caer por al área, pudo sufrir más daño en forma de goles, primero (m.73) con un mano a mano de Gallego que resolvió bien Raúl y luego con un rechace (m.78) que recogió Sipcic para rematar cruzado sin que el tiro cogiera puerta.

(2) CD TENERIFE: Soriano; Mellot, Sipcic, Carlos Ruiz (José León, m.58), Nacho; Teto, Aitor Sanz (Larrea, m.81), Javi Alonso (José Ángel, m.58), Mo Dauda (Elady, m.75); Iván Romero (Borja Garcés, m.75) y Enric Gallego.

(0) GRANADA CF: Raúl Fernández; Ricard (Bryan, m.60), Víctor Díaz, Cabaco, Quini; Puertas, Bodiger, Meseguer, Uzuni (Arezo, m.75); Soro (Melendo, m.60) y Molina (Callejón, m.60).

GOLES: 1-0, m.31: Iván Romero. 2-0, m.64: Enric Gallego, de penalti.

ÁRBITRO: Saúl Ais Reig (Comité Territorial Valenciano). Amonestó a Aitor Sanz (m.73), José Ángel (m.79) y Borja Garcés (m.89) y a los visitantes Ricard (m.50), Cabaco (m.71), Quini (m.83) y Bodiger (m.89).

INCIDENCIAS: Partido de la undécima jornada de LaLiga SmartBank 22-23 disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 11.482 espectadores.