El nuevo entrenador de la UD Las Palmas, Paco Herrera, ha manifestado este lunes en su presentación que necesita “tiempo” para que el equipo amarillo vuelva a ser “un equipo reconocible”, con lo que espera que la afición acuda en mayor número al estadio de Gran Canaria.
El técnico catalán, sustituto de Manolo Jiménez, emprende una segunda etapa en el club isleño, al que devolvió a Primera División en 2015 después de más de una década fuera de la elite, y del que también fue despedido a las ocho jornadas de competición en la máxima categoría.
Tras dejar el Aris de Salónica de Grecia “por decisión propia”, según ha aclarado ante los periodistas, Herrera no pensaba entrenar en España, pero cuando recibió la “grata sorpresa” de la llamada del presidente isleño, Miguel Ángel Ramírez, aceptó el “reto” de intentar repetir el ascenso con el conjunto grancanario.
“El presidente me preguntó que si tenía fuerzas para intentarlo, y le contesté que tengo más fuerzas, ambición e ilusión que nunca. La suma de todo lo que viví aquí, lo bueno y lo malo, era tan positiva, que le dije que sí con los ojos cerrados, ni siquiera hablamos de cuestiones económicas”, ha reconocido.
Herrera considera que vuelve a la Unión Deportiva “más maduro” como entrenador, porque ha aprendido muchas cosas fuera que le van a venir “bien”, pero sí ha subrayado que su principal hándicap será que no dispondrá de una pretemporada, y que necesita un rendimiento casi inmediato.
“No tengo tiempo. Necesito empezar de cero, decidir una idea táctica, la que más me guste, y trabajarla. Espero que en dos o tres semanas podamos ver a un equipo reconocible, ese es el primer paso”, ha asegurado.
Además, ha dicho que intentar cumplir el objetivo que se ha marcado el club esta temporada -el ascenso directo, evitando el play-off- no le supone presión, sino que le exige “trabajo”, para lo cual tiene que “convencer a los jugadores” de que están “preparados”, y de no son peores que nadie.
Por otro lado, también ha hecho especial hincapié en que le sorprendió mucho que en el último partido en casa, el pasado viernes ante el Granada (2-2), que llegaba como líder de LaLiga 1/2/3, el estadio estuviese “medio vacío”, con poco más de 12.000 espectadores sobre un aforo de casi 32.000.
“Es algo que no me cuadra con este club y con esta afición, necesitamos de ella. El ascenso de 2015 lo conseguimos entre todos, la afición fue vital, no cabía un alma en el último partido y nos empujaron hacia la victoria. Lo primero que hay que recuperar es a nuestra gente, lo otro ya vendrá”, ha defendido.
Preguntado por el dicho que reza “segundas partes nunca fueron buenas”, ha contestado que es solo “un tópico, una frase hecha”, y que, en cualquier caso, no va a permitir que se cumpla en esta nueva etapa con la Unión Deportiva: “Por trabajo no va a quedar”, ha asegurado.